Cabrero, de "hace tiempo que vengo al taller" a campeón de Liga con el Lanús

Enviado por bielo el Mar, 04/12/2007 - 09:36
"Hace tiempo que vengo al taller y no sé a qué vengo", cantaba Ramón Cabrero al llegar a los entrenamientos del Atlético de Madrid en la década de los 70, porque no era titular. Treinta y siete años después, Cabrero tocó el cielo como entrenador al hacer campeón del torneo apertura argentino al modesto Lanús.

La estrofa, que pertenece a la zarzuela "la del Manojo de Rosas", de Pablo Sorozábal, era contestada por sus compañeros rojiblancos en el vestuario: "Eso es muy alarmante, no lo comprendo"

Ramón Cabrero nació en Santander el 7 de noviembre de 1947 y su su familia se estableció en Lanús en 1952. Fue, con 19 años, el volante derecho de este equipo y en 1971 lo fichó Newell's.

Con 24 años fue traspasado al Atlético Madrid y formó parte de la plantilla que jugó la histórica final de la Copa de Europa, en 1974, ante el Bayern de Munich, en Bruselas.

En el Atlético que se proclamó subcampeón de Europa coincidió, entre otros, con Luis Aragonés, Rubén "Ratón" Ayala, Ramón "Cacho" Heredia, Rubén "Panadero" Díaz, Iselín Santos Ovejero, Javier Irureta, Ignacio Salcedo, Miguel Reina, Jose Eulogio Gárate y un largo etcétera de ilustres colchoneros.

El argentino formaba parte de un grupo al que algunos llamaban el "Arca de Noé" pues allí figuraban el propio Cabrero, Becerra, Ovejero e incluso el "Ratón" Ayala.

Cabrero, un centrocampista técnico y con una gran visión de juego, no tuvo suerte en el Atlético. El argentino, que tuvo siempre una gran competencia, no contó como titular con ninguno de los técnicos que le dirigieron. Marcel Domingo, Max Merkel y Juan Carlos Lorenzo lo relegaron a la suplencia.

Pero, paradojas de la vida, Cabrero es ahora un ídolo en Argentina. En su regreso a Lanús, se hizo cargo del equipo en noviembre 2005. Dos años después ha llevado al humilde conjunto a su primer título de liga en un siglo de historia. Anteriormente había ganado una copa CONMEBOL con Héctor Cúper como técnico.

Cabrero es recordado por sus camaradas de un histórico Atlético de Madrid como un buen jugador y una gran persona, con un magnífico sentido del humor. No pasó inadvertido durante su estancia en el club madrileño, donde dejó su simpático sello para el recuerdo.

Iselín Santos Ovejero, defensa central del Atlético en aquella época, recuerda con cariño a Cabrero. "Era una fenómeno como persona y como jugador. Era muy técnico, un buen organizador, pero le faltaba de vez en cuando pegar alguna patada", dijo el ex rojiblanco a EFE.

Ovejero lamentó la "falta de suerte" del técnico del actual campeón del Apertura argentino. "No sé por qué, pero no consiguió ser titular", dijo. "Pero siempre se lo tomó con un gran sentido del humor. Lo volví a ver en el Centenario del Atlético, en 2003, y sigue igual. Es un fenómeno".

Ovejero se alegra "muchísimo" por la gesta de su amigo. "Ha hecho campeón a un equipo de abajo, de una modesta barriada de Buenos Aires con unos 10.000 hinchas. Es la primera vez que lo hace campeón. Es impresionante. Ha hecho un trabajo cojonudo".

Javier Irureta también lo alude con satisfacción. "Era un medio centro muy participativo, pero tenía mucha competencia porque coincidió con Adelardo y con Luis en el centro del campo. Me alegro mucho por él, porque es el triunfo de un sufridor. Ha llevado al Lanús los genes del Atlético, los que hacen que se consiga algo que parece imposible. Desde aquí le doy mi enhorabuena".

Miguel Reina, el mítico portero rojiblanco del que muchos todavía recuerdan el tanto que le marcó el alemán Schwarzenbeck en la fatídica final de Bruselas, rememoró la anécdota de la zarzuela "La del Manojo de Rosas".

"Tenía un sentido del humor extraordinario. Llegaba siempre a los entrenamientos con esa estrofa y todos le contestábamos. Era una gran persona y se merece un triunfo como el que ha obtenido. Quiero transmitirle mi más sincera felicitación", dijo a EFE el ex cancerbero del Atlético.

Ignacio Salcedo, un brillante extremo rojiblanco de la época, no comprende "por qué no jugó más". "Quizá era un poco lento, pero era bueno. El caso es que no contaba como titular para los entrenadores".

Salcedo evocó el carácter optimista de Cabrero. "Tenía muchas cualidades. Era optimista, simpático, alegre, una gran persona", comentó a Efe el ex delantero el Atlético.

Salcedo se llevó una grata sorpresa cuando el domingo 2 de diciembre por la noche estaba viendo en su domicilio madrileño por televisión las imágenes de la proclamación del Lanús como campeón argentino después de empatar a uno con el Boca y conseguir el punto que necesitaba para hacerse con el título.

"No sabía que estaba de entrenador allí y cuando lo vi, con el pelo todo blanco, lo reconocí".

"¡Coño, es Cabrero!", exclamó Salcedo. "Me alegro mucho por él. Desde aquí mi felicitación".