Las faltas directas dan a alegría a la Copa
Las faltas directas lanzadas hasta el momento en la Copa América contribuyen especialmente a dar alegría a la competición, que se ha convertido en una fiesta del gol puesto que se han marcado tantos de todo tipo y, por supuesto, no han faltado los conseguidos a pelota parada.
El tópico dice que el gol es la salsa del fútbol, pero no es lo mismo que llegue en una acción en propia meta, tras un rebote o como consecuencia del error de un defensor, a que se presente como consecuencia de una jugada con la plástica de las faltas directas que rebasan la barrera y entran sin dar opción al guardameta rival.
De los 43 tantos que acumula la Copa hasta el momento, cuatro han llegado en acciones a pelota detenida, en los que la ejecución ha sido perfecta y, además, han contribuido a premiar con la victoria al equipo del jugador que la ha lanzado, ya que este tipo de disparos han acompañado hasta ahora al equipo ganador.
Carlos Villanueva marcó de falta para Chile ante Ecuador, Ramón Morales lo hizo para México frente a Brasil y en la jornada del lunes, el paraguayo Salvador Cabañas anotó de esta forma ante Estados Unidos y Juan Román Riquelme lo consiguió con Argentina frente a Colombia.
Esta corta historia de goles de falta directa dio comienzo el pasado miércoles en la segunda jornada de competición, cuando Chile remontó ante Ecuador un partido que perdía al descanso por 2-1.
A falta de cinco minutos para el final y ya con empate a dos en el marcador, el joven del Audax Italiano, Carlos Villanueva, se encargó, a petición de los compañeros, de lanzar un libre directo que entró sin dar opción al portero en la meta ecuatoriano y supuso la victoria de su equipo.
Ramón Morales hizo el 2-0 definitivo ante México de la misma forma, aunque el balón tomó menos altura que en el lanzamiento de Villanueva ante Ecuador. El guardameta brasileño Doni hizo la estatua y el balón le pasó por al lado, en una acción en la que el portero debió hacer mucho más de lo que hizo para evitar el gol.
Los otros dos goles de falta directa quedaron reservados para la jornada del lunes. El primero lo obtuvo el paraguayo Salvador Cabañas en el último instante del encuentro Paraguay-Estados Unidos.
Paraguay ganaba por 2-1 y Cabañas clavó lejos del alcance del guardameta norteamericano Kasey Keller y por su izquierda un balón enviado con maestría, que supuso el 3-1.
La guinda la puso Juan Román Riquelme que colocó un balón en lanzamiento directo lejos del alcance de Miguel Calero en el Argentina-Colombia. Fue un disparo preciso y que entró por abajo para poner en el marcador el 3-1 a favor de su equipo, en un encuentro que acabó con victoria albiceleste por 4-2.
No sería justo limitar la belleza de los goles en esta Copa a los lanzamientos de falta directa, puesto que el peruano Juan Carlos Mariño logró un excelente gol en el partido que abrió la Copa con un remate lejano y Robinho hizo dos buenos goles con Brasil ante Chile.
La parte opuesta a los goles de bella factura pasa por los tantos conseguidos con infortunio como el marcado en propia meta por el venezolano Alejandro Cichero o el rebote en un defensor colombiano que supuso el 4-2 definitivo para Argentina, logrado por Diego Milito.
Todo ello sin olvidar el fallo más garrafal de la Copa hasta el momento, cuando una cesión de un defensor estadounidense a su portero Keller fue interceptada por el paraguayo Óscar Cardozo y acabó en el fondo de la porteria del equipo norteamericano.
Con independencia de la plasticidad de los goles, la Copa América suma en los doce primeros encuentros, lo que supone una respetable media de más de 3,5 por encuentro.
El tópico dice que el gol es la salsa del fútbol, pero no es lo mismo que llegue en una acción en propia meta, tras un rebote o como consecuencia del error de un defensor, a que se presente como consecuencia de una jugada con la plástica de las faltas directas que rebasan la barrera y entran sin dar opción al guardameta rival.
De los 43 tantos que acumula la Copa hasta el momento, cuatro han llegado en acciones a pelota detenida, en los que la ejecución ha sido perfecta y, además, han contribuido a premiar con la victoria al equipo del jugador que la ha lanzado, ya que este tipo de disparos han acompañado hasta ahora al equipo ganador.
Carlos Villanueva marcó de falta para Chile ante Ecuador, Ramón Morales lo hizo para México frente a Brasil y en la jornada del lunes, el paraguayo Salvador Cabañas anotó de esta forma ante Estados Unidos y Juan Román Riquelme lo consiguió con Argentina frente a Colombia.
Esta corta historia de goles de falta directa dio comienzo el pasado miércoles en la segunda jornada de competición, cuando Chile remontó ante Ecuador un partido que perdía al descanso por 2-1.
A falta de cinco minutos para el final y ya con empate a dos en el marcador, el joven del Audax Italiano, Carlos Villanueva, se encargó, a petición de los compañeros, de lanzar un libre directo que entró sin dar opción al portero en la meta ecuatoriano y supuso la victoria de su equipo.
Ramón Morales hizo el 2-0 definitivo ante México de la misma forma, aunque el balón tomó menos altura que en el lanzamiento de Villanueva ante Ecuador. El guardameta brasileño Doni hizo la estatua y el balón le pasó por al lado, en una acción en la que el portero debió hacer mucho más de lo que hizo para evitar el gol.
Los otros dos goles de falta directa quedaron reservados para la jornada del lunes. El primero lo obtuvo el paraguayo Salvador Cabañas en el último instante del encuentro Paraguay-Estados Unidos.
Paraguay ganaba por 2-1 y Cabañas clavó lejos del alcance del guardameta norteamericano Kasey Keller y por su izquierda un balón enviado con maestría, que supuso el 3-1.
La guinda la puso Juan Román Riquelme que colocó un balón en lanzamiento directo lejos del alcance de Miguel Calero en el Argentina-Colombia. Fue un disparo preciso y que entró por abajo para poner en el marcador el 3-1 a favor de su equipo, en un encuentro que acabó con victoria albiceleste por 4-2.
No sería justo limitar la belleza de los goles en esta Copa a los lanzamientos de falta directa, puesto que el peruano Juan Carlos Mariño logró un excelente gol en el partido que abrió la Copa con un remate lejano y Robinho hizo dos buenos goles con Brasil ante Chile.
La parte opuesta a los goles de bella factura pasa por los tantos conseguidos con infortunio como el marcado en propia meta por el venezolano Alejandro Cichero o el rebote en un defensor colombiano que supuso el 4-2 definitivo para Argentina, logrado por Diego Milito.
Todo ello sin olvidar el fallo más garrafal de la Copa hasta el momento, cuando una cesión de un defensor estadounidense a su portero Keller fue interceptada por el paraguayo Óscar Cardozo y acabó en el fondo de la porteria del equipo norteamericano.
Con independencia de la plasticidad de los goles, la Copa América suma en los doce primeros encuentros, lo que supone una respetable media de más de 3,5 por encuentro.