¿Inteligencia o estupidez ?
En las eliminatorias no hay concesiones. Si el
equipo está preparado para la victoria, llegan las goleadas a través de un despliegue
físico-técnico sobrio y talentoso, de jugadores que no tiemblan y se agrandan
cuando la mano les viene cambiada, que utilizan el invento para deslumbrar al
mundo y aplacar al rival, en la clásica guerra sicológica de " mostrar
ilusiones a través de la magia y arabescos sutiles y de fantasía (llámense
caños, túneles, bicicletas y rabonas)", de lo contrario, vienen las derrotas y humillaciones
y las lágrimas de arrepentimiento propias de los débiles, mediocres y
perdedores, buscan un rayo de luz en el territorio de las pesadillas. Las
disculpas no tienen asidero, porque en la cancha se mostró debilidad, ofuscación
y limitaciones mentales, las que analizadas en frío, resultan aberrantes.
Los viejos fantasmas del pasado decidieron volver
para estremecernos y lesionarnos de gravedad en nuestras almas y mentes. Nos recordaron que en el fútbol hay que ser humildes,
inteligentes, competitivos y recios, para sembrar respeto y mantenerlo a través
de las generaciones venideras, que sueñan con emular las hazañas de los grandes
y sabihondos. No vivir del recuerdo de las sabrosas y frágiles mistelas, porque
las mismas, con el paso de los años se convierten en pesadas y dolorosas cruces,
útiles solo para el sufrimiento y rechazo de jóvenes y niños, viejos y grandes,
que después de probar lo dulce de la miel, ahora vomitan frustración y bronca,
no sin antes desparramar insultos xenófobos e hirientes calificativos, donde la
cobardía tiene su clímax total.
Ante
la cruel adversidad, amiga inseparable del fracaso, la que ha puesto un
atractivo precio por la cabeza de todos
los que hacen la selección ecuatoriana de fútbol, incluyendo sus dirigentes, a
quienes les culpan de evitar el recambio después del monumental fracaso de
Sabemos
que no es tarde para llegar al objetivo Sudáfrica 2010. Por eso, hay que saber
detectar las debilidades del enemigo y exterminarlo, sin piedad ni
contemplación. Al momento de atacarlo no debemos olvidar nuestras metas
originales, no debemos abandonar el camino o la estrategia base la que nos impusimos
desde el comienzo, porque obtener cien victorias en cien batallas no es el
colmo de la habilidad. "Someter al enemigo estratégicamente, es el colmo de la
habilidad".
Actuar
de forma sigilosa e inteligente, es una alternativa, siempre y cuando se cuente
con el grupo humano de élite, en el que la competencia no es más que un fin
para llegar al éxito. Sino es así, hay que definirse por un sistema férreo y
eficaz, aunque no sea brillante ni guste a sus seguidores.
"Arremeter donde menos se lo esperen, estudiar las
partes débiles y atacarlas debe ser un fin, convirtiéndolas en fortalezas de la
puja, sin importar el tiempo que se necesite, pues si a ello abonamos paciencia
y solidaridad, el fin será exitoso, como la propuesta que se fraguó en el
camerino.
Hay que volver al momento del análisis. Hay que
saber como está el rival, no mirarlo por debajo del hombro. Si pretendes dirigir
una guerra ofensiva es preciso conocer a los hombres empleados por el enemigo. ¿Son inteligentes o estúpidos, sagaces o
torpes? .Es muy importante conocer la trayectoria de las personas que
dirigen las selecciones en competencia, saber donde se formaron, que ideas
tienen, de donde obtienen la información También es preciso conocer si dentro
de la "Tri" hay desacuerdos sobre la estrategia impuesta, la que ha herido de
gravedad los sentimientos de miles de ecuatorianos, que impávidos, se niegan a
aceptar la nueva realidad de nuestro fútbol.
Hay que saber determinar los planes del enemigo de
esa forma se puede saber cual es la estrategia mas apropiada a ser utilizada. El
enemigo debe ignorar dónde nos proponemos librar la batalla, porque si lo
ignora deberá estar preparado en muchos lugares; y cuando se prepara en muchos
sitios, sólo tendremos que combatir a unos cuantos hombres en zonas
establecidas y estratégicas.
"Por
eso en nuestra casa debemos ser veloces y contundentes. Nuestros rivales saben
que el gol ha quedado en el cofre de los recuerdos. Entonces, el retorno del
mágico elemento del alma y sentimiento del fútbol, debe ser una prioridad y
buscarlo es una obligación.
Detectado el problema, la estrategia es razonada. Sin
entrar en desesperación tomando las medidas adecuadas (cambio de jugadores) y lo decimos con nombres: Daniel Viteri y Cristian Mora, goleros; Ulises
de
La reforma a
tiempo, sin necesidad de entrar en desesperación por tomar medidas sin el
tiempo necesario, le quita la posibilidad al fracaso, convirtiéndola en el
golpe de timón decisivo para intentar la hazaña del tercer mundial. Sino ocurre
esto, los vientos eliminatorios serán asfixiantes y tortuosos. Atacar los
planes del enemigo en el tercer partido
(ante Paraguay) es una meta. Debemos lanzar una campaña, que aparte de ser
física sea también psicológica, disminuyendo las fortalezas y moral del rival.
Atacar en el momento oportuno, es eficacia e inteligencia.