Bares de la petrolera Maturín listos para recibir a triunfadores y perdedores

Enviado por bielo el Dom, 01/07/2007 - 12:18
Los bares y los restaurantes de la ciudad de Maturín, capital del estado de Monagas y centro petrolero del oriente venezolano, están listos para recibir esta noche a los aficionados seguidores de los partidos Brasil-Chile y Ecuador-México, tanto triunfadores como perdedores de la jornada.

Buena parte de estos establecimientos anuncian que extenderán hasta las primeras del lunes su jornada laboral a fin de atender a los espectadores una vez que abandonen el flamante estadio Monumental con aforo para 52.000 espectadores, y también a quienes sigan los encuentros por televisión.

Pantallas gigantes y grupos de música tradicional de los cuatro países, más las muy animadas canciones propias del país anfitrión de la Copa América'07, han sido contratados con anticipación.

Adicionalmente, la Federación Bolivariana de Transporte Público de Monagas dispondrá de 400 autobuses para trasladar al y desde el estadio a los aficionados, la mayoría venezolanos, dado que no es especialmente evidente la presencia de hinchas de otros países que hayan viajado expresamente para el torneo.

Más bien se trata de venezolanos identificados con el fútbol de unos u otros países, que lo hacen patente con el uso de sombreros, camisetas, banderas y cintillos de cada uno de ellos que exhiben como vestimenta propia o en sus vehículos, casi siempre junto a la bandera de Venezuela y al muñeco "Guaky", la mascota del torneo, diminutivo de las coloridas guacamayas (papagayos) que abundan en el país.

Monagas fue un estado muy pobre hasta que en 1928 empezó la explotación del petróleo. Hoy es uno de los más prósperos, sobre todo después de que en la década de los 80 se descubrió el yacimiento del Furrial.

Fundada en 1760, la ciudad de Maturín, de 404.000 habitantes y que debe su nombre al cacique muerto a orillas del río Guarapiche, también es conocida como la Sultana de Guarapiche.

Tiene una temperatura media en julio con máxima de hasta 36 grados, aunque la sensación térmica hace que parezca mayor, un horno húmedo, a lo que ha ayudado las torrenciales lluvias registradas en los últimos días.