Un año después del título mundial, el calcio sigue igual de polémico
Justo un año después de la conquista de la Copa del Mundo de Alemania 2006 por parte de la selección italiana, en la final ganada a Francia, en los lanzamientos de penalti, el "calcio" sigue sin superar sus grandes males, mantiene sus polémicas y dudas, aunque, eso sí, suma un campeón de Europa por clubes.
El 9 de julio de 2006, en un partido jugado en el nuevo estadio de Berlín, ante unos 69.000 espectadores, el capitán italiano Fabio Cannavaro, entonces en el Juventus Turín y ahora en el Real Madrid, alzó al cielo el preciado trofeo mundialista. Y, con ello, toda Italia, la futbolística y la que no lo es, explotó en fiesta.
Los jugadores y los aficionados lanzaron un grito desgarrador de alegría, pero que también sonaba a "venganza" y "revancha" por cuanto se había dicho y publicado en casi todo el mundo sobre la corrupción del "calcio" y, por ende, sobre los valores en Italia de un deporte que es "pasión, orgullo" y "santo y seña" en el país.
Se había llegado a Alemania'06 con el escándalo de fraude deportivo denominado "caso Moggi", donde la presunta cúpula dirigida por el entonces ex-director general del Juventus Turín había "manipulado" los últimos campeonatos con la supuesta ayuda de otros dirigentes, árbitros, jugadores e integrantes del estamento federativo.
Así como la presunta manipulación ejercida por una empresa de representación (GEA) cuyo máximo exponente era el hijo de Luciano Moggi.
Ello motivo la apertura del proceso deportivo conocido como "calciopolis", las primeras sentencias con la inhabilitación para dirigentes y árbitros, las sanciones deportivas a clubes, como el descenso del Juventus Turín, al que se le quitó el título liguero 2004-05 y no se le concedió el del 2005-06, las penalizaciones para el Milán, Fiorentina, Lazio, Reggina y otros.
Como también la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) quedó tocada, llegándose a nombrar un comisario extraordinario ante la dimisión, más o menos obligada, del entonces presidente federativo, Franco Carraro.
Al seno de la selección, que preparaba el Mundial 2006, también llegó la polémica y la sospecha: el hijo del seleccionador, Marcello Lippi, estaba implicado en el caso GEA, se dice sirviéndose de la fama de su padre; el capitán Fabio Cannavaro figuraba entre los investigados por el fraude; y el meta Gianluigi Buffon se veía implicado en un presunto caso de apuestas.
Desde varios sectores, entre ellos medios informativos, se llegó a pedir incluso la marcha de Lippi, de Cannavaro y de Buffon. El entonces comisario extraordinario federativo Guido Rossi confió en ellos, les ratificó la confianza y fueron a Alemania'06.
Allí, tras unas vísperas poco alentadoras, el equipo fue de menos a más y evidenció saber crecerse cuando la polémica está a sus espaldas. Se logró el título, especialmente gracias a la labor de los "sospechosos" Buffon y Cannavaro, y Lippi se doctoró como un gran técnico, capaz de conducir un grupo en la más alta tensión.
La conquista de la Copa devolvió el orgullo a Italia, borró en parte los ecos de "calciopolis", ya con el Juventus Turín en Segunda división y traspasando a gran parte de sus jugadores más importantes (Zambrotta, Thuram, Cannavaro, Vieira, Emerson, Ibrahimovic).
Pero su llegada a Italia ya pareció presagiar un cierto "mal augurio": se rompió una parte (zona del mapamundi) al caerse mientras la bajaba Cannavaro del avión y la cogieron los aficionados.
Lippi se fue de seleccionador dolido por las críticas recibidas antes del mundial y decidió tomarse un periodo sabático para ayudar a su hijo en el juicio.
Un años después, pese a las notables ofertas recibidas, Lippi sigue sin entrenar a la espera de cuanto acontezca con el juicio en curso de su hijo. Tampoco han vuelto, por deseo propio, al equipo nacional Francesco Totti y Alessandro Nesta.
La selección, ahora con Roberto Donadoni como técnico, empezó mal pero ha arreglado su caminar en la clasificación para la Eurocopa 2008, aunque tiene su polémica con las negativas de Nesta y Totti.
El Juventus Turín, como era previsible, ha logrado deportivamente el ascenso a la Primera división; el Inter, como también era fácil presagiar al reforzarse con jugadores de sus rivales y ver a sus oponente Milán partir con penalización, arrasó en el campeonato liguero; el Roma se ha adjudicado la Copa de Italia.
Y, quizás lo más sorprendente, el Milán se proclamó campeón de la Liga de Campeones con un final de temporada admirable "in crescendo" y tras una primera mitad nefasta.
De los campeones del mundo, pues, Marco Materazzi, Fabio Grosso y Fabio Cannavaro son campeones ligueros 2006-07 (los dos primeros con el Inter, el tercero con el Real Madrid), los romanistas Daniele De Rossi, Francesco Totti y Simone Perrota lo son de la Copa de Italia y los milanistas Alessandro Nesta, Massimo Oddo, Ivan Gennaro Gattuso, Andrea Pirlo, Alberto Gilardino y Filippo Inzaghi lo son de Europa.
Totti, asimismo, con 26 tantos ligueros, se ha proclamado Balón de Oro.
Pero los escándalos en el "calcio" no han desaparecido; incluso han aumentado. Han surgido nuevas interceptaciones telefónicas sobre el caso Moggi que abren la vía al proceso penal y, además, ha aflorado un nuevo escándalo: el de las plusvalías ficticias.
Un nuevo caso, de hace un par de temporadas, que ve implicados al Milán y al Inter, quienes no habrían cumplido los requisitos económicos en el periodo 2003-06 fijados para la inscripción en dichos campeonatos.
Curiosamente, el del 2004-05 se le otorgó por vía burocrática al teóricamente "limpio" Inter de Milán tras quitárselo al Juventus Turín por fraude deportivo.
El caso por presunta falsedad en los balances lo está investigando la Fiscalía de Milán, que estima que los dos clubes milaneses realizaron varios intercambios de jugadores no muy conocidos, cuyo valor según la Fiscalía habría sido "hinchado" para obtener plusvalías que aplicar para equilibrar los balances económicos de los clubes.
Se esperan novedades en las cuestiones "calciopolis" y "plusvalías". El "calcio" parece no poder vivir sin polémicas ni sobresaltos; no estaría en su salsa. Y eso que siguen los festejos por la conquista de una Copa del Mundo que es paseada por todo el país.
El 9 de julio de 2006, en un partido jugado en el nuevo estadio de Berlín, ante unos 69.000 espectadores, el capitán italiano Fabio Cannavaro, entonces en el Juventus Turín y ahora en el Real Madrid, alzó al cielo el preciado trofeo mundialista. Y, con ello, toda Italia, la futbolística y la que no lo es, explotó en fiesta.
Los jugadores y los aficionados lanzaron un grito desgarrador de alegría, pero que también sonaba a "venganza" y "revancha" por cuanto se había dicho y publicado en casi todo el mundo sobre la corrupción del "calcio" y, por ende, sobre los valores en Italia de un deporte que es "pasión, orgullo" y "santo y seña" en el país.
Se había llegado a Alemania'06 con el escándalo de fraude deportivo denominado "caso Moggi", donde la presunta cúpula dirigida por el entonces ex-director general del Juventus Turín había "manipulado" los últimos campeonatos con la supuesta ayuda de otros dirigentes, árbitros, jugadores e integrantes del estamento federativo.
Así como la presunta manipulación ejercida por una empresa de representación (GEA) cuyo máximo exponente era el hijo de Luciano Moggi.
Ello motivo la apertura del proceso deportivo conocido como "calciopolis", las primeras sentencias con la inhabilitación para dirigentes y árbitros, las sanciones deportivas a clubes, como el descenso del Juventus Turín, al que se le quitó el título liguero 2004-05 y no se le concedió el del 2005-06, las penalizaciones para el Milán, Fiorentina, Lazio, Reggina y otros.
Como también la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) quedó tocada, llegándose a nombrar un comisario extraordinario ante la dimisión, más o menos obligada, del entonces presidente federativo, Franco Carraro.
Al seno de la selección, que preparaba el Mundial 2006, también llegó la polémica y la sospecha: el hijo del seleccionador, Marcello Lippi, estaba implicado en el caso GEA, se dice sirviéndose de la fama de su padre; el capitán Fabio Cannavaro figuraba entre los investigados por el fraude; y el meta Gianluigi Buffon se veía implicado en un presunto caso de apuestas.
Desde varios sectores, entre ellos medios informativos, se llegó a pedir incluso la marcha de Lippi, de Cannavaro y de Buffon. El entonces comisario extraordinario federativo Guido Rossi confió en ellos, les ratificó la confianza y fueron a Alemania'06.
Allí, tras unas vísperas poco alentadoras, el equipo fue de menos a más y evidenció saber crecerse cuando la polémica está a sus espaldas. Se logró el título, especialmente gracias a la labor de los "sospechosos" Buffon y Cannavaro, y Lippi se doctoró como un gran técnico, capaz de conducir un grupo en la más alta tensión.
La conquista de la Copa devolvió el orgullo a Italia, borró en parte los ecos de "calciopolis", ya con el Juventus Turín en Segunda división y traspasando a gran parte de sus jugadores más importantes (Zambrotta, Thuram, Cannavaro, Vieira, Emerson, Ibrahimovic).
Pero su llegada a Italia ya pareció presagiar un cierto "mal augurio": se rompió una parte (zona del mapamundi) al caerse mientras la bajaba Cannavaro del avión y la cogieron los aficionados.
Lippi se fue de seleccionador dolido por las críticas recibidas antes del mundial y decidió tomarse un periodo sabático para ayudar a su hijo en el juicio.
Un años después, pese a las notables ofertas recibidas, Lippi sigue sin entrenar a la espera de cuanto acontezca con el juicio en curso de su hijo. Tampoco han vuelto, por deseo propio, al equipo nacional Francesco Totti y Alessandro Nesta.
La selección, ahora con Roberto Donadoni como técnico, empezó mal pero ha arreglado su caminar en la clasificación para la Eurocopa 2008, aunque tiene su polémica con las negativas de Nesta y Totti.
El Juventus Turín, como era previsible, ha logrado deportivamente el ascenso a la Primera división; el Inter, como también era fácil presagiar al reforzarse con jugadores de sus rivales y ver a sus oponente Milán partir con penalización, arrasó en el campeonato liguero; el Roma se ha adjudicado la Copa de Italia.
Y, quizás lo más sorprendente, el Milán se proclamó campeón de la Liga de Campeones con un final de temporada admirable "in crescendo" y tras una primera mitad nefasta.
De los campeones del mundo, pues, Marco Materazzi, Fabio Grosso y Fabio Cannavaro son campeones ligueros 2006-07 (los dos primeros con el Inter, el tercero con el Real Madrid), los romanistas Daniele De Rossi, Francesco Totti y Simone Perrota lo son de la Copa de Italia y los milanistas Alessandro Nesta, Massimo Oddo, Ivan Gennaro Gattuso, Andrea Pirlo, Alberto Gilardino y Filippo Inzaghi lo son de Europa.
Totti, asimismo, con 26 tantos ligueros, se ha proclamado Balón de Oro.
Pero los escándalos en el "calcio" no han desaparecido; incluso han aumentado. Han surgido nuevas interceptaciones telefónicas sobre el caso Moggi que abren la vía al proceso penal y, además, ha aflorado un nuevo escándalo: el de las plusvalías ficticias.
Un nuevo caso, de hace un par de temporadas, que ve implicados al Milán y al Inter, quienes no habrían cumplido los requisitos económicos en el periodo 2003-06 fijados para la inscripción en dichos campeonatos.
Curiosamente, el del 2004-05 se le otorgó por vía burocrática al teóricamente "limpio" Inter de Milán tras quitárselo al Juventus Turín por fraude deportivo.
El caso por presunta falsedad en los balances lo está investigando la Fiscalía de Milán, que estima que los dos clubes milaneses realizaron varios intercambios de jugadores no muy conocidos, cuyo valor según la Fiscalía habría sido "hinchado" para obtener plusvalías que aplicar para equilibrar los balances económicos de los clubes.
Se esperan novedades en las cuestiones "calciopolis" y "plusvalías". El "calcio" parece no poder vivir sin polémicas ni sobresaltos; no estaría en su salsa. Y eso que siguen los festejos por la conquista de una Copa del Mundo que es paseada por todo el país.