Nadal-González, una final inédita y de sabor hispano.
El español Rafael Nadal (2) y el chileno Fernando González (6), que se impusieron respectivamente al ruso Nikolay Davydenko (4) y al italiano Filippo Volandri, darán vida mañana a una final inédita no sólo del Masters Series de Roma, sino de cualquier torneo y que tendrá, sin duda, un sabor hispano.
Se tratará de la tercera final consecutiva para Nadal en Roma (ganador de las dos últimas ediciones), que podría ser el primer jugador en la historia del torneo en ganarlo en tres ocasiones consecutivamente. Para González será la primera.
Además, Nadal vivirá su décima final de un "Masters Series" y González la segunda (Madrid 2006).
Ambos no se han enfrentado en anterior final alguna, pero sí en cuatro ocasiones: curiosamente, tres de ellas han ido a favor de González (Sttutgart 2003, Miami 2004 y Australia 2007) y una para Nadal (Roma 2006). Es decir, el chileno es de los pocos jugadores que tiene ventaja en precedentes con el mallorquín.
Al partido de mañana Nadal y González llegaron de forma distinta por juego y dominio sobre el campo. Si hasta ahora en el devenir del torneo el español había arrollado, en las semifinales sufrió mientras que el chileno fue quien se paseó.
Sufrió, y dio la impresión de poder perder, Nadal ante un durísimo e incómodo rival como Davydenko, al que doblegó por 7-6 (3), 6-7 (8) y 6-4, después de tres horas y 38 minutos, cercano al partido más largo de la historia a tres sets, en Tel Aviv en 1994 (3 horas y 54 minutos).
Pero fue un partido intenso, emocionante, con un Davydenko "a lo Nadal" y un Nadal más defensivo y que corrió el riesgo de dejar en 75 su impresionante récord de partidos consecutivos ganados sobre la tierra batida.
Su pundonor y mentalidad, y su tenis pese a no rayar a la misma gran altura de días anteriores, le hicieron ganar pese a sufrir y ser, además, el jugador que, desde hoy, ostenta el récord de partidos seguidos ganados sobre una misma superficie. Lo eleva a 76 y se lo arrebata al ilustre John McEnroe (septiembre 1983-abril 1985), aunque éste las logró todas en sala, y bien sobre superficie dura o sintética.
Nadal, que no perdía sobre tierra batida un set desde la eliminatoria ante Italia de Copa Davis en Santander (septiembre 2006), precisó de tres duros parciales y de romper ocho veces el saque del rival (él cedió siete), de sufrir de lo lindo ante un Davydenko en su mejor día y que llevó el mando con sus golpes muy ajustados a las líneas.
El español, tras ganar el primer en el "juego decisivo", tuvo la ocasión en el segundo de servir (5-3) para hacerse con el partido. No lo consiguió y se fue al tercer set, precisando Davydenko de una sexta bola para ello.
Se iba al definitivo set con un Davydenko aparentemente más entero y centrado. No fue así, Nadal no se fue nunca del partidos, se mantuvo fuerte mentalmente y sacó sus mejores armas tenísticas a partir del séptimo juego; incluso recuperó el acierto con su saque.
Y, con 5-4, esta vez no falló sirviendo y se hizo con un durísimo y sufrido partido. Tanto que tras ver como la bola final de Davydenko se iba fuera se tiró al suelo de alegría. Era consciente de que había ganado un partido que tuvo cerca de perder.
Davydenko se fue triste sabiendo de la gran ocasión perdida, pero debe estar satisfecho del gran partido realizado y de que estuvo muy cerca de frenar al todopoderoso Nadal de los récords.
Ahora intentará frenarlo Fernando González, que jugó un partido perfecto y aniquiló sin piedad las ilusiones italianas puestas en Filippo Volandri, al que derrotó por un contundente 6-1 y 6-2, en 1 hora y 7 minutos de juego.
Un marcador que refleja justamente lo acontecido sobre la pista, donde sólo existió el juego del chileno, que con la potencia de sus golpes desarboló a un Volandri que no pudo coger más el ritmo. Bajó a la tierra al livornés (vencedor a sorpresa en octavos de Federer) y recordó al jugador que este año se plantó en la final del Abierto de Australia.
Ante los continuos ánimos del público a su representante italiano, González salió concentrado y dispuesto a imponer su ritmo y no conceder nada al rival; y lo hizo.
Cerró el primer set González con sólo dos errores no forzados y, en cambio, once puntos ganadores; además, de conseguir las dos ocasiones de rotura del saque del italiano de que dispuso (segundo y sexto juego). En cambio, superó las dos que cedió a su rival.
La segunda manga lo mismo: dominio total de González y penuria de un impotente Volandri, que sólo fue por delante 1-0 merced a su saque. Después, el chileno sumó seis juegos consecutivos que ya le dejaron el set, y el partido, en sus manos, por 6-2.
Nadal y González, bajo lo que se espera un fuerte calor, mañana darán una final hispana. Y, por lo visto hoy, con pronóstico incierto. EFE.
Se tratará de la tercera final consecutiva para Nadal en Roma (ganador de las dos últimas ediciones), que podría ser el primer jugador en la historia del torneo en ganarlo en tres ocasiones consecutivamente. Para González será la primera.
Además, Nadal vivirá su décima final de un "Masters Series" y González la segunda (Madrid 2006).
Ambos no se han enfrentado en anterior final alguna, pero sí en cuatro ocasiones: curiosamente, tres de ellas han ido a favor de González (Sttutgart 2003, Miami 2004 y Australia 2007) y una para Nadal (Roma 2006). Es decir, el chileno es de los pocos jugadores que tiene ventaja en precedentes con el mallorquín.
Al partido de mañana Nadal y González llegaron de forma distinta por juego y dominio sobre el campo. Si hasta ahora en el devenir del torneo el español había arrollado, en las semifinales sufrió mientras que el chileno fue quien se paseó.
Sufrió, y dio la impresión de poder perder, Nadal ante un durísimo e incómodo rival como Davydenko, al que doblegó por 7-6 (3), 6-7 (8) y 6-4, después de tres horas y 38 minutos, cercano al partido más largo de la historia a tres sets, en Tel Aviv en 1994 (3 horas y 54 minutos).
Pero fue un partido intenso, emocionante, con un Davydenko "a lo Nadal" y un Nadal más defensivo y que corrió el riesgo de dejar en 75 su impresionante récord de partidos consecutivos ganados sobre la tierra batida.
Su pundonor y mentalidad, y su tenis pese a no rayar a la misma gran altura de días anteriores, le hicieron ganar pese a sufrir y ser, además, el jugador que, desde hoy, ostenta el récord de partidos seguidos ganados sobre una misma superficie. Lo eleva a 76 y se lo arrebata al ilustre John McEnroe (septiembre 1983-abril 1985), aunque éste las logró todas en sala, y bien sobre superficie dura o sintética.
Nadal, que no perdía sobre tierra batida un set desde la eliminatoria ante Italia de Copa Davis en Santander (septiembre 2006), precisó de tres duros parciales y de romper ocho veces el saque del rival (él cedió siete), de sufrir de lo lindo ante un Davydenko en su mejor día y que llevó el mando con sus golpes muy ajustados a las líneas.
El español, tras ganar el primer en el "juego decisivo", tuvo la ocasión en el segundo de servir (5-3) para hacerse con el partido. No lo consiguió y se fue al tercer set, precisando Davydenko de una sexta bola para ello.
Se iba al definitivo set con un Davydenko aparentemente más entero y centrado. No fue así, Nadal no se fue nunca del partidos, se mantuvo fuerte mentalmente y sacó sus mejores armas tenísticas a partir del séptimo juego; incluso recuperó el acierto con su saque.
Y, con 5-4, esta vez no falló sirviendo y se hizo con un durísimo y sufrido partido. Tanto que tras ver como la bola final de Davydenko se iba fuera se tiró al suelo de alegría. Era consciente de que había ganado un partido que tuvo cerca de perder.
Davydenko se fue triste sabiendo de la gran ocasión perdida, pero debe estar satisfecho del gran partido realizado y de que estuvo muy cerca de frenar al todopoderoso Nadal de los récords.
Ahora intentará frenarlo Fernando González, que jugó un partido perfecto y aniquiló sin piedad las ilusiones italianas puestas en Filippo Volandri, al que derrotó por un contundente 6-1 y 6-2, en 1 hora y 7 minutos de juego.
Un marcador que refleja justamente lo acontecido sobre la pista, donde sólo existió el juego del chileno, que con la potencia de sus golpes desarboló a un Volandri que no pudo coger más el ritmo. Bajó a la tierra al livornés (vencedor a sorpresa en octavos de Federer) y recordó al jugador que este año se plantó en la final del Abierto de Australia.
Ante los continuos ánimos del público a su representante italiano, González salió concentrado y dispuesto a imponer su ritmo y no conceder nada al rival; y lo hizo.
Cerró el primer set González con sólo dos errores no forzados y, en cambio, once puntos ganadores; además, de conseguir las dos ocasiones de rotura del saque del italiano de que dispuso (segundo y sexto juego). En cambio, superó las dos que cedió a su rival.
La segunda manga lo mismo: dominio total de González y penuria de un impotente Volandri, que sólo fue por delante 1-0 merced a su saque. Después, el chileno sumó seis juegos consecutivos que ya le dejaron el set, y el partido, en sus manos, por 6-2.
Nadal y González, bajo lo que se espera un fuerte calor, mañana darán una final hispana. Y, por lo visto hoy, con pronóstico incierto. EFE.