Entrenadores y médicos brasileños aplauden prohibición de la FIFA
La decisión de la FIFA de impedir partidos internacionales a más de 2.500 metros de altura sobre el nivel del mar ha merecido el respaldo unánime en Brasil de médicos y entrenadores con experiencia en la selección "canarinho".
Para Antonio Lopes, técnico que condujo al Corinthians y el Vasco da Gama a los títulos brasileños de 2005 y 1997, respectivamente, la FIFA se quedó corta en su prohibición.
"Para mí, la altitud mínima para jugar debería ser de 2.000 metros. De ahí en adelante queda comprometida el rendimiento físico de los jugadores y el desempeño técnico de los equipos", dijo Lopes en entrevista con Efe.
El coordinador técnico de la selección brasileña en la victoriosa campaña de Luiz Felipe Scolari afirmó que hasta el anuncio del Comité Ejecutivo de la FIFA, el 28 de mayo pasado, "era inhumano poner a jugar a un equipo en la altitud. Ahora la entidad hizo lo que debía hacer".
Lopes, quien ya dirigió selecciones en Kuwait, Emiratos Árabes, Arabia Saudí, dijo recordar las "escenas dramáticas de jugadores del Flamengo pidiendo oxígeno al borde de la cancha durante el partido de la Copa Libertadores contra el Potosí".
"También vi el desespero de mis jugadores jugando en la altitud, con hemorragias nasales, mareos, dolores de cabeza, calambres", manifestó el hombre que condujo al Vasco da Gama a la conquista de la Copa Libertadores de 1998.
El médico deportivo Nivaldo Baldo afirmó que "no es natural" que se juegue un partido a 2.500 metros, "una altura para el vuelo de los aviones", manifestó a Efe.
"La FIFA ha legislado sobre una cuestión de salud. No se puede hacer sacrificios con los dueños del espectáculo como se hacía en la Roma antigua con los gladiadores. Es ridículo. La decisión es muy acertada", expresó el ex médico de la selección brasileña.
"El deporte preconiza igualdad, transparencia y lealtad. Con la altura, sufren muchos jugadores que no están habituados a esas condiciones. La medida, a todas luces es justa", dijo a Efe el seleccionador de Brasil en el Mundial de Italia 90, Sebastiao Lazaroni.
"Acierta, y mucho, la FIFA al preocuparse con la salud de los futbolistas y con el rendimiento de los equipos", añadió.
La decisión del Comité Ejecutivo de la FIFA anunciada el domingo durante la reunión preparatoria de su congreso 57, en Zúrich, "fue una victoria del ser humano", a juicio del vicepresidente del Flamengo, Kléber Leite.
Los directivos de la entidad de Río de Janeiro se quejaron en febrero pasado por el sufrimiento de sus jugadores en los 4.000 metros de la ciudad boliviana de Potosí.
Los jugadores del Flamengo se repusieron al drama de la falta de aire el 14 de febrero pasado para sustraer un empate 2-2 del fortín del Potosí en partido correspondiente a la primera jornada del Grupo 5 de la Copa Libertadores.
Lopes se refirió hoy a las recientes declaraciones del ex seleccionador argentino Carlos Bilardo en relación con las medidas adoptadas por Brasil para contrarrestar los efectos de la altura.
"Bilardo ve las cosas a la distancia. No convivió con jugadores de Brasil. Evidentemente acostumbramos a llegar horas antes del partido, correr menos que el balón, viajar después del compromiso, pero él no sabe lo mal que la pasan nuestros jugadores", dijo.
El doctor Baldo advirtió que a pesar de los exámenes que todo club y selección debe realizar a sus jugadores antes de jugar en ciudades como La Paz, Quito, Ciudad de México o Bogotá. "los resultados pueden estar bien, pero también pueden dejar escapar alguna cosa que puede resultar fatal".
Lazaroni insistió en que "hay que buscar condiciones ideales para que garantizar un espectáculo bueno, no sólo para los jugadores y los conjuntos como para el hincha. Cuanto mejor el espectáculo mejor para todos", puntualizó.
Admitió que la medida provoca perjuicios a muchas ciudades latinoamericanas que están localizadas a más de 2.500 metros pero, a su juicio, cambiar los escenarios no disminuye en nada las posibilidades de esos equipos que jugaban en las alturas.
Para Antonio Lopes, técnico que condujo al Corinthians y el Vasco da Gama a los títulos brasileños de 2005 y 1997, respectivamente, la FIFA se quedó corta en su prohibición.
"Para mí, la altitud mínima para jugar debería ser de 2.000 metros. De ahí en adelante queda comprometida el rendimiento físico de los jugadores y el desempeño técnico de los equipos", dijo Lopes en entrevista con Efe.
El coordinador técnico de la selección brasileña en la victoriosa campaña de Luiz Felipe Scolari afirmó que hasta el anuncio del Comité Ejecutivo de la FIFA, el 28 de mayo pasado, "era inhumano poner a jugar a un equipo en la altitud. Ahora la entidad hizo lo que debía hacer".
Lopes, quien ya dirigió selecciones en Kuwait, Emiratos Árabes, Arabia Saudí, dijo recordar las "escenas dramáticas de jugadores del Flamengo pidiendo oxígeno al borde de la cancha durante el partido de la Copa Libertadores contra el Potosí".
"También vi el desespero de mis jugadores jugando en la altitud, con hemorragias nasales, mareos, dolores de cabeza, calambres", manifestó el hombre que condujo al Vasco da Gama a la conquista de la Copa Libertadores de 1998.
El médico deportivo Nivaldo Baldo afirmó que "no es natural" que se juegue un partido a 2.500 metros, "una altura para el vuelo de los aviones", manifestó a Efe.
"La FIFA ha legislado sobre una cuestión de salud. No se puede hacer sacrificios con los dueños del espectáculo como se hacía en la Roma antigua con los gladiadores. Es ridículo. La decisión es muy acertada", expresó el ex médico de la selección brasileña.
"El deporte preconiza igualdad, transparencia y lealtad. Con la altura, sufren muchos jugadores que no están habituados a esas condiciones. La medida, a todas luces es justa", dijo a Efe el seleccionador de Brasil en el Mundial de Italia 90, Sebastiao Lazaroni.
"Acierta, y mucho, la FIFA al preocuparse con la salud de los futbolistas y con el rendimiento de los equipos", añadió.
La decisión del Comité Ejecutivo de la FIFA anunciada el domingo durante la reunión preparatoria de su congreso 57, en Zúrich, "fue una victoria del ser humano", a juicio del vicepresidente del Flamengo, Kléber Leite.
Los directivos de la entidad de Río de Janeiro se quejaron en febrero pasado por el sufrimiento de sus jugadores en los 4.000 metros de la ciudad boliviana de Potosí.
Los jugadores del Flamengo se repusieron al drama de la falta de aire el 14 de febrero pasado para sustraer un empate 2-2 del fortín del Potosí en partido correspondiente a la primera jornada del Grupo 5 de la Copa Libertadores.
Lopes se refirió hoy a las recientes declaraciones del ex seleccionador argentino Carlos Bilardo en relación con las medidas adoptadas por Brasil para contrarrestar los efectos de la altura.
"Bilardo ve las cosas a la distancia. No convivió con jugadores de Brasil. Evidentemente acostumbramos a llegar horas antes del partido, correr menos que el balón, viajar después del compromiso, pero él no sabe lo mal que la pasan nuestros jugadores", dijo.
El doctor Baldo advirtió que a pesar de los exámenes que todo club y selección debe realizar a sus jugadores antes de jugar en ciudades como La Paz, Quito, Ciudad de México o Bogotá. "los resultados pueden estar bien, pero también pueden dejar escapar alguna cosa que puede resultar fatal".
Lazaroni insistió en que "hay que buscar condiciones ideales para que garantizar un espectáculo bueno, no sólo para los jugadores y los conjuntos como para el hincha. Cuanto mejor el espectáculo mejor para todos", puntualizó.
Admitió que la medida provoca perjuicios a muchas ciudades latinoamericanas que están localizadas a más de 2.500 metros pero, a su juicio, cambiar los escenarios no disminuye en nada las posibilidades de esos equipos que jugaban en las alturas.