Cañas agradece al destino haberse encontrado con Federer.
Guillermo Cañas necesitaba encontrarse con el número uno del mundo, Roger Federer, y ganarle dos veces en dos semanas para fortalecerse en su lucha por recuperar un lugar en el tenis que parecía perdido definitivamente.
Estuvo 15 meses parado por dopaje, bajó del décimo puesto de la ATP (antes había llegado al octavo) al 500, volvió al circuito hace seis meses en torneos "challenger", pasó el filtro de la "qualy" en Indian Wells (por la baja del belga Xavier Malisse) y en Miami, en ambos torneos superó al mejor y ha vuelto a tocar el cielo con las manos catapultado desde el sótano.
Tras la victoria del martes por 7-6 (4), 2-6 y 7-6 (5) miró a alguien en los graderíos, mostró a la multitud un puño apretado pero apenas ensayó una sonrisa tensa. Cuando llegó a los vestuarios dijo que ese triunfo era "como un sueño" y que está viviendo "una situación muy grata que poca gente puede vivir".
Su entrenador, Gastón Etlis, dijo emocionado que "lo que a él le ha pasado no es deseable para nadie en el mundo. La luchó a morir y esto que le ocurre ahora lo tiene que disfrutar. Y seguir sacrificándose más que antes para seguir subiendo".
Hace tres semanas fue consultado junto con otros jugadores argentinos por la cadena de televisión ESPN sobre cuál ha sido el mejor jugador de todos los tiempos. Algunos dudaron porque no vieron a Laver, Connors, Borg y tantos otros. Cañas dijo sin titubear: "es Federer. Tiene que ser el mejor. Es difícil pensar que haya habido otro".
Guillermo Cañas, de 28 años, parece acostumbrado a remar contra la corriente, porque desde que debutó como profesional en 1995 estuvo, en tres etapas, 23 meses inactivo, las primeras dos por lesiones y la última por haber tomado un diurético en el torneo de Acapulco de 2005.
La ATP lo había castigado con dos años de inhabilitación, pero tras casi uno de recursos el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) redujo la sanción a un año y tres meses, al considerar que hubo un error de un médico del torneo mexicano y calificar como "imprudente" la ingesta de esa sustancia (hydrochlorothiazide) por parte del deportista.
Desde que regresó al circuito en septiembre de 2006, disputó ocho "challengers" y se proclamó campeón en cinco; compitió en dos torneos de ATP y ganó uno; participó en la serie de la Copa Davis ante Austria y ganó los dos encuentros individuales que jugó.
En una reciente entrevista publicada en Buenos Aires Cañas dijo que apenas se produjo lo de Acapulco emprendió con retraso "una lucha por buscar la verdad" al enterarse de lo que había pasado siete meses después.
"Creo que esa fue mi primera motivación. Se trataba de probar qué pasó. Había que buscar mucha gente. Creo que lo que más me motivó fue el apoyo de la gente. El hecho de pasar un momento muy difícil y salir a la calle y sentirme apoyado fue importantísimo. La gente me decía que no decayera, que siguiera igual", comentó.
"Fueron meses muy duros. Fueron momentos complicado, los peores 15 meses de mi vida deportiva y personal", añadió.
Según Cañas, "los tenistas a veces se deprimen, como le pasa a Gastón Gaudio; pierden la confianza o tienen ataques de pánico, como tuvo Guillermo Coria. La competencia no es fácil de manejar".
No obstante, el tenista argentino, convocado para la serie de la Copa Davis de Argentina con Suecia, asegura que no toma su presente "como una revancha", sino que lo disfruta como el resultado del esfuerzo, algo que es una constante en su vida deportiva y personal.
Estuvo 15 meses parado por dopaje, bajó del décimo puesto de la ATP (antes había llegado al octavo) al 500, volvió al circuito hace seis meses en torneos "challenger", pasó el filtro de la "qualy" en Indian Wells (por la baja del belga Xavier Malisse) y en Miami, en ambos torneos superó al mejor y ha vuelto a tocar el cielo con las manos catapultado desde el sótano.
Tras la victoria del martes por 7-6 (4), 2-6 y 7-6 (5) miró a alguien en los graderíos, mostró a la multitud un puño apretado pero apenas ensayó una sonrisa tensa. Cuando llegó a los vestuarios dijo que ese triunfo era "como un sueño" y que está viviendo "una situación muy grata que poca gente puede vivir".
Su entrenador, Gastón Etlis, dijo emocionado que "lo que a él le ha pasado no es deseable para nadie en el mundo. La luchó a morir y esto que le ocurre ahora lo tiene que disfrutar. Y seguir sacrificándose más que antes para seguir subiendo".
Hace tres semanas fue consultado junto con otros jugadores argentinos por la cadena de televisión ESPN sobre cuál ha sido el mejor jugador de todos los tiempos. Algunos dudaron porque no vieron a Laver, Connors, Borg y tantos otros. Cañas dijo sin titubear: "es Federer. Tiene que ser el mejor. Es difícil pensar que haya habido otro".
Guillermo Cañas, de 28 años, parece acostumbrado a remar contra la corriente, porque desde que debutó como profesional en 1995 estuvo, en tres etapas, 23 meses inactivo, las primeras dos por lesiones y la última por haber tomado un diurético en el torneo de Acapulco de 2005.
La ATP lo había castigado con dos años de inhabilitación, pero tras casi uno de recursos el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) redujo la sanción a un año y tres meses, al considerar que hubo un error de un médico del torneo mexicano y calificar como "imprudente" la ingesta de esa sustancia (hydrochlorothiazide) por parte del deportista.
Desde que regresó al circuito en septiembre de 2006, disputó ocho "challengers" y se proclamó campeón en cinco; compitió en dos torneos de ATP y ganó uno; participó en la serie de la Copa Davis ante Austria y ganó los dos encuentros individuales que jugó.
En una reciente entrevista publicada en Buenos Aires Cañas dijo que apenas se produjo lo de Acapulco emprendió con retraso "una lucha por buscar la verdad" al enterarse de lo que había pasado siete meses después.
"Creo que esa fue mi primera motivación. Se trataba de probar qué pasó. Había que buscar mucha gente. Creo que lo que más me motivó fue el apoyo de la gente. El hecho de pasar un momento muy difícil y salir a la calle y sentirme apoyado fue importantísimo. La gente me decía que no decayera, que siguiera igual", comentó.
"Fueron meses muy duros. Fueron momentos complicado, los peores 15 meses de mi vida deportiva y personal", añadió.
Según Cañas, "los tenistas a veces se deprimen, como le pasa a Gastón Gaudio; pierden la confianza o tienen ataques de pánico, como tuvo Guillermo Coria. La competencia no es fácil de manejar".
No obstante, el tenista argentino, convocado para la serie de la Copa Davis de Argentina con Suecia, asegura que no toma su presente "como una revancha", sino que lo disfruta como el resultado del esfuerzo, algo que es una constante en su vida deportiva y personal.