Chilenos son los reyes del tatuaje
Varios de los futbolistas chilenos que participan en la Copa América de Venezuela 2007 no solo han llamado la atención de los aficionados por sus buenas condiciones técnicas sino también por los tatuajes que lucen en su piel y que, en algunos casos, les caracterizan desde hace tiempo.
El indiscutible abanderado en ese aspecto es el delantero del América de México, Reinaldo Navia, en cuyo cuerpo abundan las inscripciones, leyendas y dibujos indelebles.
Un rostro con la inscripción de una fecha adorna la pierna izquierda del goleador, una amplia cruz sobresale en el antebrazo derecho y una extraña figura de plumas con una inscripción aparentemente en japonés adornan la parte superior del mismo brazo.
La frutilla de la torta es una amplia figura humana, halada y desnuda que en posición simulada de crucifixión adorna toda la espalda del futbolista.
Frente a él otros compañeros quedan un poco por detrás, pero solo un poco. El también goleador Humberto Suazo, héroe de la jornada inaugural en la que marcó dos de los tres goles con los que su selección le ganó a Ecuador, luce la leyenda Andre en el brazo derecho y Gretel en la pierna del mismo lado, con letras góticas y de gran tamaño.
Arturo Sanhueza, centrocampista del Colo Colo, no oculta su faceta religiosa y en ambos antebrazos, pero del lado exterior, muestra las inscripciones San Expedito y San Sebastián, igualmente con letras que nada tienen de discretas.
El portero Claudio Bravo, de la Real Sociedad de San Sebastián, luce un tatuaje con el nombre Josefa en el brazo izquierdo es igualmente visible.
Algo más discreto es el caso del defensa Jorge Vargas, del Salzburgo de Austria, que tiene tatuada la bandera de Chile, con rayos solares y a todo color en la parte superior de su brazo derecho, y que va acompaña con una inscripción en números romanos.
El indiscutible abanderado en ese aspecto es el delantero del América de México, Reinaldo Navia, en cuyo cuerpo abundan las inscripciones, leyendas y dibujos indelebles.
Un rostro con la inscripción de una fecha adorna la pierna izquierda del goleador, una amplia cruz sobresale en el antebrazo derecho y una extraña figura de plumas con una inscripción aparentemente en japonés adornan la parte superior del mismo brazo.
La frutilla de la torta es una amplia figura humana, halada y desnuda que en posición simulada de crucifixión adorna toda la espalda del futbolista.
Frente a él otros compañeros quedan un poco por detrás, pero solo un poco. El también goleador Humberto Suazo, héroe de la jornada inaugural en la que marcó dos de los tres goles con los que su selección le ganó a Ecuador, luce la leyenda Andre en el brazo derecho y Gretel en la pierna del mismo lado, con letras góticas y de gran tamaño.
Arturo Sanhueza, centrocampista del Colo Colo, no oculta su faceta religiosa y en ambos antebrazos, pero del lado exterior, muestra las inscripciones San Expedito y San Sebastián, igualmente con letras que nada tienen de discretas.
El portero Claudio Bravo, de la Real Sociedad de San Sebastián, luce un tatuaje con el nombre Josefa en el brazo izquierdo es igualmente visible.
Algo más discreto es el caso del defensa Jorge Vargas, del Salzburgo de Austria, que tiene tatuada la bandera de Chile, con rayos solares y a todo color en la parte superior de su brazo derecho, y que va acompaña con una inscripción en números romanos.