Roque Santa Cruz, una promesa eterna que al fin empieza brillar
El delantero paraguayo Roque Santa Cruz parece haber empezado al fin las expectativas que se depositaron en él prácticamente desde que era un niño al tener un debut mágico en la Copa América con tres goles marcados en la goleada de 5-0 ante Colombia.
Santa Cruz fue visto desde siempre como un jugador destinado a algo grande. El Bayern de Múnich lo fichó cuando tenía 17 de edad y tanto sus compañeros como el entrenador Otmar Hitzfeld elogiaron sus cualidades y le pronosticaron un gran futuro en el Bayern.
"Es un jugador que algún día será titular, no voy a decir cuando pero no tardará mucho", dijo Hitzfeld cuando Santa Cruz era un recién llegado a un Bayern que en ese momento tenía una dupla de ataque formada por Giovane Elber y Carsten Jancker.
Lothar Matthäus, por su parte, le pronosticó a Santa Cruz, tras su primer partido en el Bayern, un futuro de estrella y lo calificó de un "diamante en bruto" que el Bayern tenía que pulir.
Sin embargo, los años fueron pasando y Santa Cruz, a veces afectado por las lesiones, no lograba ganarse la titularidad en el Bayern.
De cuando en cuando jugaba, y a veces lo hacía bien, pero le faltaba continuidad.
El manager del Bayern, Uli Hönnes, se quejó en una ocasión de que a veces Santa Cruz parecía demasiado satisfecho con su condición de suplente y de que le faltaba entereza para ganarse la titularidad a la que parecía predestinado cuando lo ficharon.
Giovane Elber llegó a advertirle de que debía tener cuidado en no terminar convirtiéndose en una "promesa eterna".
El Bayern se fue renovando en su delantera. Jancker se marchó. Santa Cruz, sin embargo, no se impuso como titular sino ese puesto fue para un nuevo fichaje, el peruano Claudio Pizarro que venía de ser estrella en el Werder Bremen.
Luego fue Elber quien tuvo que dejar el Bayern cuando llegó el holandés Roy Makaay como gran apuesta bávara. Hitzfeld no creía que Elber y Makaay pudieran jugar juntos y temía que si el holandés tardaba en adaptarse la gente empezara a pedir a gritos al brasileño si éste estaba en el banquillo.
Makaay era el fichaje más caro de la historia del Bayern y la discusión era acerca de quien debía ser su compañero de ataque. el ex-internacional Paul Breitner se expresó abiertamente a favor de Santa Cruz y la puerta estuvo abierta pero al final Pizarro terminó imponiéndose.
La última posibilidad para Santa Cruz fue la marcha de Michael Ballack y Felix Magath se planteó que el paraguayo jugase en la media punta y llenase parte del vacío dejado por el capitán alemán.
El experimento sólo fue cosa de uno o dos partidos y no tuvo mayor éxito y, además, en la delantera había llegado, con Lukas Podolski, un nuevo competidor para Santa Cruz.
Ahora Makaay es el que va a marcharse pero con la llegada de Luca Toni y Miroslav Klose es claro que en el Bayern ya no hay espacio para el delantero paraguayo. El lo sabe y ha dicho varias veces que se quiere marchar y el Bayern no le quiere poner problemas.
Según Hönnes, hay ofertas sobre la mesa pero Santa Cruz no quiere hablar con los directivos del tema hasta que termine la Copa América a la que ha venido con intenciones de ganarla.
El comienzo, para él y para su equipo, no pudo haber sido mejor. Ante Colombia, Santa Cruz mostró que está en mejor forma que nunca, que ha ganado en velocidad y que sigue siendo un jugador de remate seguro cuando está ante la portería contraria.
Con sus 25 años, su experiencia ya larga al lado de jugadores importantes en el Bayern y su increíble manejo de balón para un jugador de 1,91 de estatura lo hacen un futbolista interesante para muchos equipos europeos.
Para él ha llegado tal vez el momento de cambiar de aires y está todavía a tiempo de reaccionar a la advertencia que le hizo Giovane Elber acerca del peligro de seguir siendo una promesa eterna.
El curso de adaptación al fútbol europeo ya lo ha hecho y el que lo fiche tendrá a un jugador que combina las ventajas de la juventud con las de la experiencia.
Su facilidad para los idiomas -además de alemán habla perfectamente inglés según testimonio de su ex-compañero Owen Hargreaves- puede facilitarle la vida en cualquier club que se interese por sus servicios.
Santa Cruz fue visto desde siempre como un jugador destinado a algo grande. El Bayern de Múnich lo fichó cuando tenía 17 de edad y tanto sus compañeros como el entrenador Otmar Hitzfeld elogiaron sus cualidades y le pronosticaron un gran futuro en el Bayern.
"Es un jugador que algún día será titular, no voy a decir cuando pero no tardará mucho", dijo Hitzfeld cuando Santa Cruz era un recién llegado a un Bayern que en ese momento tenía una dupla de ataque formada por Giovane Elber y Carsten Jancker.
Lothar Matthäus, por su parte, le pronosticó a Santa Cruz, tras su primer partido en el Bayern, un futuro de estrella y lo calificó de un "diamante en bruto" que el Bayern tenía que pulir.
Sin embargo, los años fueron pasando y Santa Cruz, a veces afectado por las lesiones, no lograba ganarse la titularidad en el Bayern.
De cuando en cuando jugaba, y a veces lo hacía bien, pero le faltaba continuidad.
El manager del Bayern, Uli Hönnes, se quejó en una ocasión de que a veces Santa Cruz parecía demasiado satisfecho con su condición de suplente y de que le faltaba entereza para ganarse la titularidad a la que parecía predestinado cuando lo ficharon.
Giovane Elber llegó a advertirle de que debía tener cuidado en no terminar convirtiéndose en una "promesa eterna".
El Bayern se fue renovando en su delantera. Jancker se marchó. Santa Cruz, sin embargo, no se impuso como titular sino ese puesto fue para un nuevo fichaje, el peruano Claudio Pizarro que venía de ser estrella en el Werder Bremen.
Luego fue Elber quien tuvo que dejar el Bayern cuando llegó el holandés Roy Makaay como gran apuesta bávara. Hitzfeld no creía que Elber y Makaay pudieran jugar juntos y temía que si el holandés tardaba en adaptarse la gente empezara a pedir a gritos al brasileño si éste estaba en el banquillo.
Makaay era el fichaje más caro de la historia del Bayern y la discusión era acerca de quien debía ser su compañero de ataque. el ex-internacional Paul Breitner se expresó abiertamente a favor de Santa Cruz y la puerta estuvo abierta pero al final Pizarro terminó imponiéndose.
La última posibilidad para Santa Cruz fue la marcha de Michael Ballack y Felix Magath se planteó que el paraguayo jugase en la media punta y llenase parte del vacío dejado por el capitán alemán.
El experimento sólo fue cosa de uno o dos partidos y no tuvo mayor éxito y, además, en la delantera había llegado, con Lukas Podolski, un nuevo competidor para Santa Cruz.
Ahora Makaay es el que va a marcharse pero con la llegada de Luca Toni y Miroslav Klose es claro que en el Bayern ya no hay espacio para el delantero paraguayo. El lo sabe y ha dicho varias veces que se quiere marchar y el Bayern no le quiere poner problemas.
Según Hönnes, hay ofertas sobre la mesa pero Santa Cruz no quiere hablar con los directivos del tema hasta que termine la Copa América a la que ha venido con intenciones de ganarla.
El comienzo, para él y para su equipo, no pudo haber sido mejor. Ante Colombia, Santa Cruz mostró que está en mejor forma que nunca, que ha ganado en velocidad y que sigue siendo un jugador de remate seguro cuando está ante la portería contraria.
Con sus 25 años, su experiencia ya larga al lado de jugadores importantes en el Bayern y su increíble manejo de balón para un jugador de 1,91 de estatura lo hacen un futbolista interesante para muchos equipos europeos.
Para él ha llegado tal vez el momento de cambiar de aires y está todavía a tiempo de reaccionar a la advertencia que le hizo Giovane Elber acerca del peligro de seguir siendo una promesa eterna.
El curso de adaptación al fútbol europeo ya lo ha hecho y el que lo fiche tendrá a un jugador que combina las ventajas de la juventud con las de la experiencia.
Su facilidad para los idiomas -además de alemán habla perfectamente inglés según testimonio de su ex-compañero Owen Hargreaves- puede facilitarle la vida en cualquier club que se interese por sus servicios.