¿Qué fue de Jhonnier Montaño?
¿Qué fue de Jhonnier Montaño? La pregunta no es baladí porque no sólo se refiere a un jugador en concreto, también habla de esperanzas y de decepciones, de apariciones fulgurantes y de inexplicables ausencias.
Montaño se convirtió en 1999, con 16 años, 5 meses y 147 días en el futbolista más joven de la historia de la Copa América al debutar, en la media hora final, en el partido que Colombia le ganó a Uruguay por 1-0. Mostró un fútbol vertical y de gran potencia.
En el segundo partido, Montaño salió al campo a los 54 minutos en sustitución del centrocampista Arley Betancourt y media hora después protagonizó una jugada que persuadió a los cronistas de que estaba naciendo un nuevo niño prodigio del fútbol mundial.
Un balón recuperado en el centro del campo le permitió con un disparo lejano pero potente batir a Germán "Mono" Burgos y cerrar la victoria sobre Argentina por 3-0, en la noche más aciaga de Martín Palermo, que falló tres penaltis, lo nunca visto.
El deslumbrante debut de Montaño trajo recuerdos, salvando las obligadas distancias, de estrenos impactantes, como el de Pelé, Di Stéfano, Maradona o Ronaldo, jugadores que, como el colombiano, sorprendieron al mundo con un fútbol propio de los consagrados.
Pelé lo hizo en el Mundial de Suecia de 1958, con sólo 18 años de edad, y en la Copa América de 1959; Maradona en la edición de 1979 con 19; Di Stéfano, con 21, en la de 1947, el único de los tres grandes que ganó el torneo, al que se unió Ronaldo, campeón en la de 1997 con 20 años.
Fueron "niños prodigio" que confirmaron luego todas las expectativas.
Pero no siempre los jóvenes talentos logran soportar el peso de la presión, de la exigencia permanente de que lo haga bien siempre; jóvenes que llegan con toda su inexperiencia a cuestas a equipos que les contratan para ganar títulos.
Le ocurrió a Montaño. Asombró en la Copa América de 1999 y ya no regresó al torneo.
"Me siento con fuerzas para todo, incluso para aguantar la presión que puede caer sobre un joven de mi edad en una situación como la mía. No tengo miedo", dijo Montaño después de anotar el gol a Argentina.
Montaño, entonces en el Quilmes argentino, de la segunda división argentina, "a pesar de su corta edad, tiene experiencia, una buena visión del campo, tiene potencia en la pegada y un excelente cambio de ritmo", sostuvo el seleccionador Javier Alvarez para justificar la convocatoria del prodigio en ciernes.
Antes de Quilmes, el Ajax holandés se había fijado en Montaño pero no lo contrató. El salto a Europa que suele suceder a los jugadores latinoamericanos que destacan en la Copa América o en el Mundial le llevó a Parma, Verona y Piacenza, donde conoció el suplicio que supone calentar el banquillo para alguien que sueña con ser una estrella.
Perdió la disciplina, el espíritu de sacrificio y no forjó un temperamento sereno. Pudo recuperarse en el Preolímpico de 2004, pero terminó en el banco divorciado del talento que lo llevó a la selección absoluta en 1999.
El futbolista colombiano, con 24 años de edad ahora, se ha consolidado esta temporada como una de las figuras del Sport Boys peruano y confiaban en volver a la selección en la Copa América que comienza mañana en Venezuela.
No ha podido ser y hoy Montaño debería de ser para los jóvenes talentos que esperan triunfar en el torneo un ejemplo de que se requiere algo más que un fugaz brillo en un torneo internacional para asumir el relevo de los grandes.
Montaño se convirtió en 1999, con 16 años, 5 meses y 147 días en el futbolista más joven de la historia de la Copa América al debutar, en la media hora final, en el partido que Colombia le ganó a Uruguay por 1-0. Mostró un fútbol vertical y de gran potencia.
En el segundo partido, Montaño salió al campo a los 54 minutos en sustitución del centrocampista Arley Betancourt y media hora después protagonizó una jugada que persuadió a los cronistas de que estaba naciendo un nuevo niño prodigio del fútbol mundial.
Un balón recuperado en el centro del campo le permitió con un disparo lejano pero potente batir a Germán "Mono" Burgos y cerrar la victoria sobre Argentina por 3-0, en la noche más aciaga de Martín Palermo, que falló tres penaltis, lo nunca visto.
El deslumbrante debut de Montaño trajo recuerdos, salvando las obligadas distancias, de estrenos impactantes, como el de Pelé, Di Stéfano, Maradona o Ronaldo, jugadores que, como el colombiano, sorprendieron al mundo con un fútbol propio de los consagrados.
Pelé lo hizo en el Mundial de Suecia de 1958, con sólo 18 años de edad, y en la Copa América de 1959; Maradona en la edición de 1979 con 19; Di Stéfano, con 21, en la de 1947, el único de los tres grandes que ganó el torneo, al que se unió Ronaldo, campeón en la de 1997 con 20 años.
Fueron "niños prodigio" que confirmaron luego todas las expectativas.
Pero no siempre los jóvenes talentos logran soportar el peso de la presión, de la exigencia permanente de que lo haga bien siempre; jóvenes que llegan con toda su inexperiencia a cuestas a equipos que les contratan para ganar títulos.
Le ocurrió a Montaño. Asombró en la Copa América de 1999 y ya no regresó al torneo.
"Me siento con fuerzas para todo, incluso para aguantar la presión que puede caer sobre un joven de mi edad en una situación como la mía. No tengo miedo", dijo Montaño después de anotar el gol a Argentina.
Montaño, entonces en el Quilmes argentino, de la segunda división argentina, "a pesar de su corta edad, tiene experiencia, una buena visión del campo, tiene potencia en la pegada y un excelente cambio de ritmo", sostuvo el seleccionador Javier Alvarez para justificar la convocatoria del prodigio en ciernes.
Antes de Quilmes, el Ajax holandés se había fijado en Montaño pero no lo contrató. El salto a Europa que suele suceder a los jugadores latinoamericanos que destacan en la Copa América o en el Mundial le llevó a Parma, Verona y Piacenza, donde conoció el suplicio que supone calentar el banquillo para alguien que sueña con ser una estrella.
Perdió la disciplina, el espíritu de sacrificio y no forjó un temperamento sereno. Pudo recuperarse en el Preolímpico de 2004, pero terminó en el banco divorciado del talento que lo llevó a la selección absoluta en 1999.
El futbolista colombiano, con 24 años de edad ahora, se ha consolidado esta temporada como una de las figuras del Sport Boys peruano y confiaban en volver a la selección en la Copa América que comienza mañana en Venezuela.
No ha podido ser y hoy Montaño debería de ser para los jóvenes talentos que esperan triunfar en el torneo un ejemplo de que se requiere algo más que un fugaz brillo en un torneo internacional para asumir el relevo de los grandes.