Brasileños dejan Puerto La Cruz rumbo a Puerto Ordaz para enfrentarse México
La selección de Brasil realiza hoy su quinta y última práctica en el caribeño Puerto La Cruz, al que llegó el pasado jueves a instalar su cuartel general de cara a la defensa de su título en la Copa América, y viajará mañana al fluvial Puerto Ordaz, donde el miércoles debutará ante México.
Los integrantes del conjunto "canarinho" han tenido una tranquila rutina "de la casa al trabajo y del trabajo a la casa" en Puerto La Cruz -noreste venezolano, donde también se encuentra el fluvial Puerto Ordaz, en el interior del mismo estado Anzoátegui-, y tanto en el hotel como en el estadio donde entrenan han estado alejados de todo lo que ha caracterizado sus otras tumultuosas concentraciones.
Con poco público, y éste alejado por los militares, se "trabaja mejor, pero no fue decisión de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), sino de la seguridad local, aunque se agradece", confesó a EFE el jefe de prensa de la instancia rectora del balompié de ese país, Rodrigo Paiva. "En el pasado hemos tenido problemas con 4.000 personas todos los días, por las mañanas y por las tardes".
"La CBF ha llegado a la conclusión de que eso no era bueno para nosotros. Tenemos una relación muy abierta con el público, con la prensa, pero hay que pensar también que tenemos que ganar partidos" y para eso se necesita un máximo de concentración en los entrenamientos, lo que se logra con menos gente alrededor, agregó.
La selección ha cubierto el trayecto de pocos kilómetros que separan el hotel del estadio en dos autobuses escoltados siempre por una numerosa caravana de agentes policiales y militares que así recorren fácilmente las calles, decoradas éstas con banderas de Brasil, Chile, Ecuador y México, las cuatro selecciones que integran el Grupo B de la primera fase del torneo con sede en Anzoátegui.
Son muy pocas las personas que han llegado al hotel y al estadio para intentar ver a los brasileños, por lo general familias con niños y algunas adolescentes, como Martha, de 17 años, quien asistió los primeros días para hablar con Kaká y Ronaldinho y abandonó el empeño al enterarse de que éstos y otros se auto-excluyeron.
También Rento Mora, de 32 años, dijo a EFE haber ido al estadio con su esposa y sus dos niños, "a ver a Kaká y a Ronaldinho, a pedirles un autógrafo y tomarnos fotos con ellos", según remarcó.
Advertido de que estos jugadores no están en el equipo, Mora añadió: "Bueno, entonces a Roberto Carlos o a Dida; ojalá que el técnico Luxemburgo los deje venir a saludar", agregó sin lograr dar al menos con un nombre de los actuales convocados por el técnico, Carlos Dunda.
"Es que en Venezuela somos más aficionados al béisbol -se justificó-, aunque de donde nosotros somos, del estado Táchira (fronterizo con Colombia, al otro lado del país), hay bastantes aficionados al fútbol y sabemos algo más de este deporte", agregó.
Liliana, de 25 años, dijo a su vez que quería ver "en especial a Roberto Carlos", otro ausente de la actual selección, de quien dijo, sin explicar por qué, que le recordaba a Bebeto y al Rey Pelé.
"Esos dos a mí me fascinan", dijo y agregó sobre Pelé: "Díganle que yo lo ayudo a pasar mejor su vejez, con todo mi amor".
Al lado suyo, Carlitos, de 8 años, remarcó: "A mi me gusta Kaká y Ronaldinho, pero dicen que no están aquí. Vale, pero también más me gusta es el que hace goles en Venezuela y que se llama Arango".
Estos aficionados y algunos pocos más fueron autorizados por los militares a seguir las incidencias del entrenamiento dominical junto a los periodistas, luego de que se desató una torrencial lluvia que los empapó en los graderíos altos, lo que al menos logró reducir en algo el promedio de la temperatura de 39 grados en la zona.
"Por seguridad no se puede filmar desde allí", desde los graderíos altos, había expresado poco antes a EFE uno de los soldados, empuñando un moderno fusil.
"Para nosotros esto es un poco diferente, porque en Brasil la seguridad es privada y no tenemos mucho contacto con el Ejército y sus armas; es mucho más discreto y no tan intimidador, pero tenemos que adaptarnos a la realidad de cada país", agregó Paiva al respecto.
Los jugadores también han apelado al calificativo "intimidador" para aludir a "tantas armas cerca".
"Pero han comprendido que acá es así, y la verdad que los militares han tenido muy buena voluntad al estar siempre a nuestro lado y hasta ahora no se les ha escapado ningún tiro, gracias a Dios, y ojalá nunca", remató Paiva.
Los integrantes del conjunto "canarinho" han tenido una tranquila rutina "de la casa al trabajo y del trabajo a la casa" en Puerto La Cruz -noreste venezolano, donde también se encuentra el fluvial Puerto Ordaz, en el interior del mismo estado Anzoátegui-, y tanto en el hotel como en el estadio donde entrenan han estado alejados de todo lo que ha caracterizado sus otras tumultuosas concentraciones.
Con poco público, y éste alejado por los militares, se "trabaja mejor, pero no fue decisión de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), sino de la seguridad local, aunque se agradece", confesó a EFE el jefe de prensa de la instancia rectora del balompié de ese país, Rodrigo Paiva. "En el pasado hemos tenido problemas con 4.000 personas todos los días, por las mañanas y por las tardes".
"La CBF ha llegado a la conclusión de que eso no era bueno para nosotros. Tenemos una relación muy abierta con el público, con la prensa, pero hay que pensar también que tenemos que ganar partidos" y para eso se necesita un máximo de concentración en los entrenamientos, lo que se logra con menos gente alrededor, agregó.
La selección ha cubierto el trayecto de pocos kilómetros que separan el hotel del estadio en dos autobuses escoltados siempre por una numerosa caravana de agentes policiales y militares que así recorren fácilmente las calles, decoradas éstas con banderas de Brasil, Chile, Ecuador y México, las cuatro selecciones que integran el Grupo B de la primera fase del torneo con sede en Anzoátegui.
Son muy pocas las personas que han llegado al hotel y al estadio para intentar ver a los brasileños, por lo general familias con niños y algunas adolescentes, como Martha, de 17 años, quien asistió los primeros días para hablar con Kaká y Ronaldinho y abandonó el empeño al enterarse de que éstos y otros se auto-excluyeron.
También Rento Mora, de 32 años, dijo a EFE haber ido al estadio con su esposa y sus dos niños, "a ver a Kaká y a Ronaldinho, a pedirles un autógrafo y tomarnos fotos con ellos", según remarcó.
Advertido de que estos jugadores no están en el equipo, Mora añadió: "Bueno, entonces a Roberto Carlos o a Dida; ojalá que el técnico Luxemburgo los deje venir a saludar", agregó sin lograr dar al menos con un nombre de los actuales convocados por el técnico, Carlos Dunda.
"Es que en Venezuela somos más aficionados al béisbol -se justificó-, aunque de donde nosotros somos, del estado Táchira (fronterizo con Colombia, al otro lado del país), hay bastantes aficionados al fútbol y sabemos algo más de este deporte", agregó.
Liliana, de 25 años, dijo a su vez que quería ver "en especial a Roberto Carlos", otro ausente de la actual selección, de quien dijo, sin explicar por qué, que le recordaba a Bebeto y al Rey Pelé.
"Esos dos a mí me fascinan", dijo y agregó sobre Pelé: "Díganle que yo lo ayudo a pasar mejor su vejez, con todo mi amor".
Al lado suyo, Carlitos, de 8 años, remarcó: "A mi me gusta Kaká y Ronaldinho, pero dicen que no están aquí. Vale, pero también más me gusta es el que hace goles en Venezuela y que se llama Arango".
Estos aficionados y algunos pocos más fueron autorizados por los militares a seguir las incidencias del entrenamiento dominical junto a los periodistas, luego de que se desató una torrencial lluvia que los empapó en los graderíos altos, lo que al menos logró reducir en algo el promedio de la temperatura de 39 grados en la zona.
"Por seguridad no se puede filmar desde allí", desde los graderíos altos, había expresado poco antes a EFE uno de los soldados, empuñando un moderno fusil.
"Para nosotros esto es un poco diferente, porque en Brasil la seguridad es privada y no tenemos mucho contacto con el Ejército y sus armas; es mucho más discreto y no tan intimidador, pero tenemos que adaptarnos a la realidad de cada país", agregó Paiva al respecto.
Los jugadores también han apelado al calificativo "intimidador" para aludir a "tantas armas cerca".
"Pero han comprendido que acá es así, y la verdad que los militares han tenido muy buena voluntad al estar siempre a nuestro lado y hasta ahora no se les ha escapado ningún tiro, gracias a Dios, y ojalá nunca", remató Paiva.