Egipto recibe al Barcelona como el mayor evento deportivo en el país del año.
Egipto y el mundo árabe vibran ante la visita este martes del Barcelona en lo que muchos consideran sin ninguna duda como uno de los grandes acontecimientos del año, si no el mayor, en este país.
Resulta difícil exagerar la expectación que genera en las calles el partido que enfrentará al Barcelona y el club Al Ahly, que celebra de esta forma el centenario de su fundación por todo lo alto.
El Barcelona es uno de los equipos más famosos y queridos en Egipto y en el mundo árabe, y las calles de El Cairo ya están plagadas de vendedores ambulantes de banderas con los escudos de ambos equipos.
En cualquier rincón, en cualquier conversación, no resulta difícil distinguir la palabra "Barcelona" pronunciada a duras penas con un típico acento árabe.
Éste es un país que devora fútbol con una fiereza poco comparable, y que se arremolina en los cafés callejeros para, acompañados de un té y una "shisha" (pipa de agua), seguir todos los partidos, no sólo de su liga, sino también de la Liga de Campeones de Europa.
Por si acaso, las autoridades ya han avisado del auténtico colapso circulatorio que se prevé para mañana antes y después del partido, que se disputará en el Estadio Internacional de El Cairo, con capacidad oficial para 75.000 personas, aunque serán muchas más las que acudan a ver a Ronaldinho, Messi, Etoo y compañía.
Sin embargo, este grandioso recibimiento promete ser menos amable sobre el terreno de juego.
El Ahly es uno de los equipos con más solera del continente y, como ellos mismos se vanaglorian, pasa por ser el "mejor equipo africano de la historia".
Entre ellos y sus archirrivales del Zamalek se reparten cada año sistemáticamente la liga de su país y, en muchas ocasiones, los títulos de la Liga de Campeones africana, que ha caído en cinco ocasiones en manos del Ahly.
Además, el club cairota se alzó con el último trofeo liguero y con la última competición continental, y está a una victoria de revalidar el campeonato de su país.
El Barcelona, que no acude a la cita rebosante de moral tras su derrota frente al Villarreal en la Liga por 2-0, no tendrá un rival fácil, que además cuenta con el estímulo extra del prestigio que le supondría vencer al club español.
Los egipcios, por lo tradicional anárquicos en su juego pero no exentos de técnica, cuentan con la columna vertebral de la selección egipcia, a la cabeza de los cuales se encuentra el mediapunta Mohamed Abutrika, probablemente uno de los mejores jugadores africanos.
También hay que destacar al portero, Esam Al Hadary, y al delantero angoleño Flavio, en una plantilla en la que todos, salvo éste y un tunecino, son egipcios.
Para poner orden en la plantilla, el Ahly cuenta con el entrenador Manuel Jose, que goza de un gran respeto en Egipto por sus éxitos al frente del club.
Todavía resuenan en El Cairo los ecos del partido ante otro equipo español, el Real Madrid, que sucumbió el 4 de agosto de 2001 en un partido amistoso de pretemporada ante el mismo Ahly.
Entonces, un solitario gol de Sunday consiguió un triunfo que ahora todos los egipcios sueñan con repetir.
Aunque tal vez no todos, porque muchos aficionados del Zamalek confiesan sin rubor que apoyarán a los astros del Barcelona para que sus centenarios contrincantes doblen la rodilla y no puedan volver a sacar pecho.
Resulta difícil exagerar la expectación que genera en las calles el partido que enfrentará al Barcelona y el club Al Ahly, que celebra de esta forma el centenario de su fundación por todo lo alto.
El Barcelona es uno de los equipos más famosos y queridos en Egipto y en el mundo árabe, y las calles de El Cairo ya están plagadas de vendedores ambulantes de banderas con los escudos de ambos equipos.
En cualquier rincón, en cualquier conversación, no resulta difícil distinguir la palabra "Barcelona" pronunciada a duras penas con un típico acento árabe.
Éste es un país que devora fútbol con una fiereza poco comparable, y que se arremolina en los cafés callejeros para, acompañados de un té y una "shisha" (pipa de agua), seguir todos los partidos, no sólo de su liga, sino también de la Liga de Campeones de Europa.
Por si acaso, las autoridades ya han avisado del auténtico colapso circulatorio que se prevé para mañana antes y después del partido, que se disputará en el Estadio Internacional de El Cairo, con capacidad oficial para 75.000 personas, aunque serán muchas más las que acudan a ver a Ronaldinho, Messi, Etoo y compañía.
Sin embargo, este grandioso recibimiento promete ser menos amable sobre el terreno de juego.
El Ahly es uno de los equipos con más solera del continente y, como ellos mismos se vanaglorian, pasa por ser el "mejor equipo africano de la historia".
Entre ellos y sus archirrivales del Zamalek se reparten cada año sistemáticamente la liga de su país y, en muchas ocasiones, los títulos de la Liga de Campeones africana, que ha caído en cinco ocasiones en manos del Ahly.
Además, el club cairota se alzó con el último trofeo liguero y con la última competición continental, y está a una victoria de revalidar el campeonato de su país.
El Barcelona, que no acude a la cita rebosante de moral tras su derrota frente al Villarreal en la Liga por 2-0, no tendrá un rival fácil, que además cuenta con el estímulo extra del prestigio que le supondría vencer al club español.
Los egipcios, por lo tradicional anárquicos en su juego pero no exentos de técnica, cuentan con la columna vertebral de la selección egipcia, a la cabeza de los cuales se encuentra el mediapunta Mohamed Abutrika, probablemente uno de los mejores jugadores africanos.
También hay que destacar al portero, Esam Al Hadary, y al delantero angoleño Flavio, en una plantilla en la que todos, salvo éste y un tunecino, son egipcios.
Para poner orden en la plantilla, el Ahly cuenta con el entrenador Manuel Jose, que goza de un gran respeto en Egipto por sus éxitos al frente del club.
Todavía resuenan en El Cairo los ecos del partido ante otro equipo español, el Real Madrid, que sucumbió el 4 de agosto de 2001 en un partido amistoso de pretemporada ante el mismo Ahly.
Entonces, un solitario gol de Sunday consiguió un triunfo que ahora todos los egipcios sueñan con repetir.
Aunque tal vez no todos, porque muchos aficionados del Zamalek confiesan sin rubor que apoyarán a los astros del Barcelona para que sus centenarios contrincantes doblen la rodilla y no puedan volver a sacar pecho.