Vinotinto en noche de goles

Enviado por carlosefrain el Lun, 09/04/2007 - 21:41
Fue un partido perfecto para Fernando De Ornelas con dos goles y también para los que regresaban a la selección nacional como Ricardo David Páez, quien tuvo una gran actuación junto a Juan Arango, para "Miku" Fedor al marcar su primer gol con la vinotinto, y para Rubén Yori y Roberto Rosales al estrenarse con la vinotinto. No se podía pedir más.

Para Nueva Zelanda la noche de ayer en el estadio Pachencho Romero fue un "déjà vu" de lo que les sucedió ante Costa Rica el sábado pasado, sólo que esta vez la goleada tuvo un tanto más (5-0) por autogol de Noah Hickey.

Como se presumía desde que se conoció al rival, fue fácil manejar el partido y salir airoso.

Nueva Zelanda también lo sabía y modificó su esquema para poner una línea de cuatro, apoyada en los dos gigantes que tienen como centrales: el capitán Danny Hay y Steven Old.

La estrategia poco sirvió para evitar el gol tempranero -apenas 8 minutos- con un tiro libre cobrado con maestría por Ricardo David Páez, quien volvió a la selección mostrando un gran nivel y dejando ver su entendimiento con Juan Arango.

Su gol fue un disparo con comba para clavarla en el ángulo izquierdo de la portería de Mark Paston, que sólo le faltó aplaudir para ser un espectador más.

Con una defensa vinotinto poco exigida, Venezuela se dedicó a manejar los hilos y el segundo tanto era cuestión de tiempo. Así fue como llegó el primero para De Ornelas (m. 30): un pase de Arango que culminó con disparo raso al borde del área.

El delantero también abrió el segundo tiempo con un gol de camerino (m. 49). Esta vez fue un pase largo de Ricardo David.

La segunda mitad tuvo a "Miku" buscando estrenar las redes con la vinotinto, pero nada le salía. Se desquitó al convertir un penal (m. 85). La falta en el área fue sobre él, pero el encargado de cobrar los penales era Arango. Con la tribuna gritando para que lo cobrara el maracayero, éste se lo cedió a Miku. La pelota entró para el 4-0.

El último gol, ya a segundos para el pitazo final, fue un desafortunado autogol de Hickey.

El choque sirvió a la medida de lo que se esperaba. El seleccionador, Richard Páez, pudo ver a un equipo ofensivo que manejó el balón. La sonrisa con la que salió de la cancha es el mejor termómetro para medirlo.