El GP de Malasia es el más duro del mundial para máquinas y pilotos, por las elevadas temperaturas que rondan de media los 36 grados centígrados en el aire y lo 56 en la pista, lo que pone a dura prueba la resistencia de todos los componentes.

Precisamente las condiciones extremas en las que se disputa este GP es uno de los factores determinantes para el motor del finlandés Kimi Raikkonen, vencedor del GP de Australia hace tres semanas. En Albert Park el propulsor del F-2007 sufrió una pequeña perdida de agua y después de la sesión de clasificación los técnicos decidirán si se cambia o no.

En caso de tener que utilizar un nuevo propulsor Raikkonen perdería diez puestos en la formación de salida, pero eso no sería un obstáculo insalvable para el piloto de Ferrari, ya que en Sepang se puede adelantar con relativa facilidad al ser la pista muy ancha.

Sin embargo, Raikkonen lógicamente tendrá por delante, en caso de cambio de motor, a su compañero Felipe Massa y a Fernando Alonso, a los que no les será fácil adelantar.

Por otra parte los Ferrari deberán pasar las verificaciones de los comisarios de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) sin el muelle delantero situado sobre el extremo delantero de fondo plano, tras la consulta realizada por el equipo Vodafone Mclaren Mercedes sobre ese elemento.

Todo parecía indicar que ese muelle permitía que la parte delantera del fondo plano se levantaba con el coche en marcha y permitía una mayor velocidad. De no poder utilizarlo este fin de semana, quizás un par de décimas que tenía el Ferrari de ventaja en Australia las pierdan.

El MP4/22, por su parte, presentará algunas novedades, pero seguramente no serán suficientes como para contrarrestar la enorme ventaja que Ferrari mostró en Australia y solo la fiabilidad juega de momento a favor de Fernando Alonso.