Maradona de nuevo contra las cuerdas por el deterioro de su salud.

Enviado por bielo el Jue, 29/03/2007 - 09:07
Diego Maradona está desde anoche ingresado a una clínica, en jaque por un nuevo signo de deterioro de su salud, a causa de permanentes excesos que vuelven a dejarle contra las cuerdas, como ha ocurrido varias veces en los últimos siete años.

Alfredo Cahe, su médico, dijo que fue ingresado "contra su voluntad" tras "varios desajustes alimenticios" y que quedará "durante varios días en observación" en la clínica Güemes, de Buenos Aires.

Un agitado miércoles plagado de rumores alarmantes, que puso nuevamente en vilo a los argentinos, terminó con Maradona en la decimotercera planta del sanatorio, al que fue enviado por una descompensación física que algunos de sus allegados intentaron desmentir pero que confirmaron los médicos.

Llegó al centro asistencial en una unidad coronaria móvil que entró por una puerta lateral, mientras sus hijas Dalma y Gianinna distraían a una multitud de periodistas al hacerlo por el portal principal de la calle Córdoba, cerca del centro de la capital argentina.

Cuatro días antes, Cahe, que le sigue de cerca como Claudio Gentile en el Italia-Argentina del Mundial de España'82, había advertido de que el exceso de peso de Maradona imponía un inmediato tratamiento de recuperación en Suiza.

"Pelusa" engordó alrededor de cuatro kilos, según su médico, en las últimas semanas, aunque parece más, bastante más, lo cual significa una seria complicación para quien se ha sometido a un "by pass" gástrico para bajar de 128 kilos a 65, como ocurrió en 2005.

En cuanto a esto, Cahe ha dicho que "está hinchado debido a una fuerte retención de líquidos".

Un breve parte médico distribuido por la dirección de la clínica, en el que se ha dejado constancia de su descompensación, indicó que el problema del ex futbolista no está relacionado de modo alguno "con la adicción a drogas peligrosas".

Más tarde, su médico precisó que Maradona "estaba llevando un régimen de vida no muy coherente, Con excesos en las comidas, las bebidas y el consumo de cigarros", aunque aclaró que "su vida no corre peligro".

Maradona, de 46 años, adicto a las drogas desde los años ochenta en los que triunfaba en Europa, afrontó su primer problema serio de salud a principios de 2000 al padecer una crisis cardíaca que lo tuvo al borde de la muerte.

El 2004, después de varios años de una presunta etapa de recuperación en Cuba, fue el peor año de su vida. Volvió a trastabillar por una grave insuficiencia coronaria y estuvo varios días ingresado en la clínica Suizo-Argentina, cuyos alrededores se convirtieron en una especie de santuario

Sus seguidores ponían flores frente a sus fotografías en el portal del sanatorio en el que las multitudes lloraban y rezaban mientras los médicos controlaban, dentro, el respirador artificial que lo ayudaba a seguir en carrera.

De la clínica, con el corazón a un 40 por ciento de su capacidad, se fue una noche en la camioneta de un amigo y se alojó en una finca de los alrededores de Buenos Aires. Sus familiares estaban desesperados y acudieron a la justicia para que lo internaran en un hospital neuropsiquiátrico.

Allí compartió interminables días con enfermos que creyeron que era un mentiroso cuando se identificada como Diego Armando Maradona.

Excedido de peso de manera asombrosa -estado técnicamente descrito como de "obesidad mórbida de grado tres"-, incoherente y agresivo, Maradona iba a toda velocidad por una cornisa y era una caricatura patética de un ex deportista en la ruina.

Su historia clínica era alarmante: hipertensión, problemas respiratorios, apnea del sueño, miocardiopatía dilatada, diabetes y función renal alterada.

Pero en 2005 volvió a escena como si poco de malo hubiera pasado en los oscuros tiempos de consumo de estupefacientes, de autodestrucción sistemática y de desquicio estético.

Se sometió a un "by pass" gástrico, bajó de peso y anunció: "Estoy bien. Me pongo en marcha; hay muchas cosas que tengo que recuperar. Es ahora o nunca".

Fue el presentador de un exitoso programa de televisión, volvió a jugar al fútbol con un formato reducido denominado "show ball" e hizo giras por varios países. Todo indicaba que hacía una vida normal, arropado por sus padres y sus hijas.

En sus últimas apariciones públicas, especialmente en su palco VIP del estadio "La Bombonera" del Boca Juniors, se lo vio fuera de línea. Otra vez excedido de peso. El corolario de esta nueva situación ha sido su ingreso en una clínica.