El oro de Moscú impide que Barcelona complete su currículum deportivo.
La ciudad de Barcelona vio frustrado hoy su sueño de completar su amplio currículum de organización de acontecimientos deportivos con la celebración del Mundial de atletismo, concedido por la Federación Internacional (IAAF) a Moscú tras la sesión de votación en Mombasa (Kenia) que también sirvió para confirmar a Daegu (Corea del Sur) como escenario del Mundial de 2011.
Tras una intensa mañana de presentaciones de los cuatro proyectos en liza -Brisbane, Moscú, Daegu y Barcelona, en este último caso tan sólo para 2013- ante los 24 consejeros de la IAAF, las votaciones de los dirigentes premiaron al 'oro de Moscú' y al potencial financiero de Corea.
Barcelona y Brisbane, dos candidaturas 'mediterráneas' y entusiastas, esforzadas en acercarse tanto al atleta como al ciudadano en un entorno cálido y cercano, se resignaron a la derrota ante el poder económico de sus rivales.
La ciudad española tendrá que esperar algunos años más para completar su círculo deportivo: Juegos Olímpicos (1992), Mundial de fútbol (1982), Mundial de natación (2003), Eurobasket (1997), Mundial de atletismo en pista cubierta (1995), Europeos de atletismo (2010), final a cuatro de la Euroliga o finales de la Liga de Campeones de fútbol. Todo, menos el Mundial de atletismo. Al menos, de momento.
La IAAF sólo necesitó dos votaciones para elegir ambas sedes. Primero la de 2011, otorgada a Daegu, cuya representación en la calurosa y extremadamente húmeda Mombasa superó ampliamente a las del resto. Los coreanos, muy detallistas en todos los aspectos de su presentación, estallaron en un grito de alegría cuando el senegalés Lamine Diack, presidente de la IAAF, confirmó que organizarán el Mundial de 2011. Fue el premio a la entrega absoluta de una ciudad, volcada con el proyecto atlético de 2011 y cuya representación en Kenia fue la más numerosa.
Confirmada Daegu para el año 2011, la pelea dejaba a Barcelona y Moscú como rivales para 2013 por una cuestión geográfica, pero vital: es impensable que la IAAF organice dos Mundiales fuera de Europa. Los derechos televisivos de la European Broadcasting Union (EBU) son demasiado importantes como para olvidar al viejo continente. Brisbane y su candidatura, sobria pero elegante, quedaban automáticamente descartados.
"Es que vosotros organizáis siempre todo". La frase, pronunciada por varios miembros del consejo de la IAAF a José María Odriozola, presidente de la Española, resume el sentir de algunos miembros de la delegación barcelonesa. La ciudad disfruta de un prestigio organizativo fuera de toda duda, pero la cantidad de acontecimientos deportivos celebrados en España en los últimos años pesó en contra de Barcelona a la hora de votar pese a los esforzados intentos de Odriozola de convencer a sus colegas de consejo.
El proyecto era sólido, los apoyos oficiales estaban asegurados y la presentación ante la IAAF estuvo a la altura. Pero el poder financiero de Moscú fue más potente. "Algunos me decían; pobrecitos los rusos, que no han organizado nada en los últimos años", desvelaba Odriozola. Algunas fuentes de la delegación apuntaban también al presidente de la IAAF, Lamine Diack, como gran responsable de la elección de Moscú, una apuesta casi personal del máximo mandatario del atletismo internacional.
La capital rusa, con el impresionante estadio Luzhniki (84.745 espectadores) como bandera de su proyecto, ganó la batalla de los incentivos adicionales, una medida de última hora destinada a ganar votos de los consejeros de la IAAF votos 'in extremis'.
En su presentación, Moscú ofreció un patrocinio de un banco ruso -VTB- de 30 millones de dólares en cuatro años, extensible a 70 millones, además de una serie de detalles que acabaron por cautivar a la IAAF: la construcción de un nuevo estadio de 24.000 espectadores, el estreno del Mundial en la plaza Roja, un campamento de atletas antes del torneo, una día dedicado a los deportistas discapacitados y la extensión del campeonato a sus ciudades hermanas, entre otras medidas.
Barcelona también ofreció 12 millones de dólares a la IAAF, repartidos en tres años, y algunos consejeros de la federación internacional aseguraron en los comentarios entre pasillos, donde se cuecen muchos votos, que preferían el dinero en efectivo de Barcelona que los patrocinios de Moscú.
Pese a ello, los rusos cantaron victoria. Con una expresión agridulce, muy alejada de la explosión de júbilo de los coreanos, porque su gran apuesta se refería a 2011. "Espero retirarme en Moscú en 2011", había explicado ante la IAAF la rusa Yelena Isinbayeva, plusmarquista mundial de salto con pértiga que deberá retrasar dos años su adiós a la competición si quiere participar en 'su' Mundial.
Pese a la decepción de la derrota, Barcelona no abandonará su sueño de organizar el tercer acontecimiento deportivo más importante del mundo. El presidente de la Federación Española se encargó de recordárselo a los representantes del Ayuntamiento presentes en el salón de un hotel de Mombasa, escenario de la decisión de la IAAF. "Contad conmigo para lo que queráis".
Las palabras de Odriozola supusieron el único consuelo para los atletas Fermín Cacho, Marta Domínguez, Berta Castells e incluso Judit Mascó, presentadora de la exposición matinal de Barcelona. También para las lágrimas de Bernat y Marta, dos jóvenes atletas, de 12 y 11 años, que habían viajado a Mombasa para explicar ante la IAAF que quieren competir en su ciudad dentro de unos cuantos años.
Tras una intensa mañana de presentaciones de los cuatro proyectos en liza -Brisbane, Moscú, Daegu y Barcelona, en este último caso tan sólo para 2013- ante los 24 consejeros de la IAAF, las votaciones de los dirigentes premiaron al 'oro de Moscú' y al potencial financiero de Corea.
Barcelona y Brisbane, dos candidaturas 'mediterráneas' y entusiastas, esforzadas en acercarse tanto al atleta como al ciudadano en un entorno cálido y cercano, se resignaron a la derrota ante el poder económico de sus rivales.
La ciudad española tendrá que esperar algunos años más para completar su círculo deportivo: Juegos Olímpicos (1992), Mundial de fútbol (1982), Mundial de natación (2003), Eurobasket (1997), Mundial de atletismo en pista cubierta (1995), Europeos de atletismo (2010), final a cuatro de la Euroliga o finales de la Liga de Campeones de fútbol. Todo, menos el Mundial de atletismo. Al menos, de momento.
La IAAF sólo necesitó dos votaciones para elegir ambas sedes. Primero la de 2011, otorgada a Daegu, cuya representación en la calurosa y extremadamente húmeda Mombasa superó ampliamente a las del resto. Los coreanos, muy detallistas en todos los aspectos de su presentación, estallaron en un grito de alegría cuando el senegalés Lamine Diack, presidente de la IAAF, confirmó que organizarán el Mundial de 2011. Fue el premio a la entrega absoluta de una ciudad, volcada con el proyecto atlético de 2011 y cuya representación en Kenia fue la más numerosa.
Confirmada Daegu para el año 2011, la pelea dejaba a Barcelona y Moscú como rivales para 2013 por una cuestión geográfica, pero vital: es impensable que la IAAF organice dos Mundiales fuera de Europa. Los derechos televisivos de la European Broadcasting Union (EBU) son demasiado importantes como para olvidar al viejo continente. Brisbane y su candidatura, sobria pero elegante, quedaban automáticamente descartados.
"Es que vosotros organizáis siempre todo". La frase, pronunciada por varios miembros del consejo de la IAAF a José María Odriozola, presidente de la Española, resume el sentir de algunos miembros de la delegación barcelonesa. La ciudad disfruta de un prestigio organizativo fuera de toda duda, pero la cantidad de acontecimientos deportivos celebrados en España en los últimos años pesó en contra de Barcelona a la hora de votar pese a los esforzados intentos de Odriozola de convencer a sus colegas de consejo.
El proyecto era sólido, los apoyos oficiales estaban asegurados y la presentación ante la IAAF estuvo a la altura. Pero el poder financiero de Moscú fue más potente. "Algunos me decían; pobrecitos los rusos, que no han organizado nada en los últimos años", desvelaba Odriozola. Algunas fuentes de la delegación apuntaban también al presidente de la IAAF, Lamine Diack, como gran responsable de la elección de Moscú, una apuesta casi personal del máximo mandatario del atletismo internacional.
La capital rusa, con el impresionante estadio Luzhniki (84.745 espectadores) como bandera de su proyecto, ganó la batalla de los incentivos adicionales, una medida de última hora destinada a ganar votos de los consejeros de la IAAF votos 'in extremis'.
En su presentación, Moscú ofreció un patrocinio de un banco ruso -VTB- de 30 millones de dólares en cuatro años, extensible a 70 millones, además de una serie de detalles que acabaron por cautivar a la IAAF: la construcción de un nuevo estadio de 24.000 espectadores, el estreno del Mundial en la plaza Roja, un campamento de atletas antes del torneo, una día dedicado a los deportistas discapacitados y la extensión del campeonato a sus ciudades hermanas, entre otras medidas.
Barcelona también ofreció 12 millones de dólares a la IAAF, repartidos en tres años, y algunos consejeros de la federación internacional aseguraron en los comentarios entre pasillos, donde se cuecen muchos votos, que preferían el dinero en efectivo de Barcelona que los patrocinios de Moscú.
Pese a ello, los rusos cantaron victoria. Con una expresión agridulce, muy alejada de la explosión de júbilo de los coreanos, porque su gran apuesta se refería a 2011. "Espero retirarme en Moscú en 2011", había explicado ante la IAAF la rusa Yelena Isinbayeva, plusmarquista mundial de salto con pértiga que deberá retrasar dos años su adiós a la competición si quiere participar en 'su' Mundial.
Pese a la decepción de la derrota, Barcelona no abandonará su sueño de organizar el tercer acontecimiento deportivo más importante del mundo. El presidente de la Federación Española se encargó de recordárselo a los representantes del Ayuntamiento presentes en el salón de un hotel de Mombasa, escenario de la decisión de la IAAF. "Contad conmigo para lo que queráis".
Las palabras de Odriozola supusieron el único consuelo para los atletas Fermín Cacho, Marta Domínguez, Berta Castells e incluso Judit Mascó, presentadora de la exposición matinal de Barcelona. También para las lágrimas de Bernat y Marta, dos jóvenes atletas, de 12 y 11 años, que habían viajado a Mombasa para explicar ante la IAAF que quieren competir en su ciudad dentro de unos cuantos años.