Robinho, contra el equipo que le vio nacer en España.

Enviado por roberto el Jue, 19/01/2006 - 12:53

Robinho, delantero brasileño del Real Madrid, volverá a tener enfrente, casi cinco meses después, al equipo al que se enfrentó en su debut con la camiseta del conjunto blanco, el Cádiz, y contra el que protagonizó su mejor encuentro en lo que va de temporada.

El brasileño apenas llevaba unos pocos días en España. Pero Vandederlei Luxemburgo, por entonces entrenador de los blancos, no se lo pensó pese a que llevaba casi un mes parado por su disputa con el Santos, se lo llevó a Cádiz y le hizo debutar en el mismo estadio que Emilio Butragueño, actual vicepresidente.

Y no defraudó. En 27 minutos que estuvo en el terreno de juego revolucionó el partido. Saltó con empate en el marcador (1-1) y destrozó al conjunto gaditano. En ese tiempo realizó nueve regates, catorce pases, un disparo a puerta, varias bicicletas y dio el pase a Raúl con el que el conjunto merengue se hizo con los tres puntos.

El sudamericano fue esa noche un vendaval. La defensa amarilla fue incapaz de parar a un delantero al que en España, al día siguiente, se le comparó rápidamente con Pelé y con la mejor versión de los galácticos; incluso con Dios vestido de futbolista.

El ruido mediático que levantó fue tal que todos los medios de comunicación brasileños y de casi todo el mundo se hicieron eco de las jugadas de Robinho. Tras eso, se marchó con su selección, pero la afición del Real Madrid, tras dos años en blanco (o en negro según se mire), se frotó los ojos ante un diamante en bruto que acababa de llegar a sus manos previo desembolso de casi 25 millones de euros. No en vano, el mismísimo Pelé llegó a declarar que era el futbolista que más le recordaba a él cuando era jugador de fútbol.

Sin embargo algunas voces críticas dejaron claro que Robinho necesitaría pasar un periodo normal de aclimatación a un nuevo club, un nuevo equipo, un nuevo país y una nueva Liga.

Y no anduvieron descaminados. Después de ese encuentro cuajó otra gran actuación contra el Celta pero poco a poco fue perdiendo peso en el ataque del equipo merengue, hasta tal punto que en varias ocasiones Vanderlei Luxemburgo lo sustituyó al descanso en encuentros disputados en el Santiago Bernabéu.

Ha sido, curiosamente, después de la marcha de Luxemburgo, quizá el técnico que mejor le ha conocido, cuando de la mano de Juan Ramón López Caro ha vuelto a mostrar su mejor cara. Con tres goles en la presente Liga, Robinho parece haber recuperado la sonrisa perdida desde septiembre a diciembre y da síntomas de ser ese jugador desequilibrante que enamoró al madridismo en el Ramón de Carranza un 28 de agosto de 2005.

Contra el Athletic Club en Copa la semana pasada anotó dos goles y desde su ubicación en la banda izquierda las bicicletas y desbordes están retornando a sus botas, como quedó demostrado en Liga contra el Sevilla el pasado domingo y contra el Betis en los cuartos de final de la Copa del Rey.

El sábado, a las diez de la noche, tendrá la oportunidad de nuevo de dejar su sello en el campo frente a un equipo que le vio nacer en España una calurosa noche de agosto en la Tacita de plata. Cerca del mar. Como en su Brasil natal.