El Racing consiguió la victoria frente al Villarreal.
El Racing de Santander consiguió la victoria en casa que anhelaba desde hace meses en un partido en el que desbarató al contragolpe el juego del Villarreal, pero que se convirtió en un suplicio para sus jugadores cuando el equipo se quedó con nueve y acabó encerrado en su campo, sacudiéndose como podía a su rival.
El Villarreal comenzó imponiendo su ritmo al partido, siguiendo la pauta que marcaba su director de orquesta, Juan Román Riquelme.
De las botas del argentino partieron las primeras ocasiones del partido, en forma de pases al interior de área que Forlán, primero, y Sorín, después, no supieron aprovechar.
El ex-jugador de Boca Juniors dispuso de la siguiente ocasión del partido e, involuntariamente, activó el arma al que se iba a encomendar a partir de ese momento el Racing: el contraataque.
Riquelme decidió lanzar directamente a puerta una falta situada a unos 30 metros de la meta de Aouate, pero su disparo rebotó en la barrera, el rechace lo recogió Oriol, que sirvió para que Antoñito se plantara solo en el área del equipo visitante.
Viera desbarató la ocasión, pero la jugada fue un anticipo de lo que iba a ocurrir un minuto más tarde: el 1-0 de Racing. Melo robó un balón cuando el Villarreal se lanzaba de nuevo al ataque, lo pasó a la primera hacia la izquierda para Raúl, que centró hacia el área, alto, para que Matabuena culminara de cabeza el contragolpe.
El gol estableció un nuevo orden sobre el campo que el Racing de Santander aprovechó para presionar más a su rival y para procurar que, si Riquelme recibía la pelota, siempre fuese en su propio campo, muy lejos de donde su juego podía hacerle daño.
El Villarreal no dejó de inquietar a Aouate, pero Forlán no fue capaz de transformar las dos ocasiones de que dispuso.
El Racing pensaba ya en el descanso cuando Alfaro perdió un balón que, en principio, no tenía peligro y se vio obligado a derribar a Sorín en el área. Al central aragonés se le amargó su regreso a Santander y acabó expulsado antes de terminar la primera mitad.
Del penal se ocupó Riquelme, que lo lanzó raso y a la izquierda de Aouate. Sin embargo, el meta israelí se lo detuvo e hizo estallar de alivio a la hinchada de El Sardinero, que ya veía como a su equipo se le escapaba la primera victoria en casa en meses.
La expulsión de Alfaro obligó a Manuel Preciado rehacer los planes: quitó a Antoñito y sacó a otro defensa, Neru. Manuel Pellegrini respondió con el movimiento inverso: retiró a un defensa, Arruabarrena, y dio entrada un hombre de ataque, Guayre.
Pero ni Preciado ni Pellegrini se imaginaban la revolución que se avecinaba. A los pocos minutos de reanudarse el partido Pillinos fue expulsado por doble amarilla y dejó al Racing con nueve.
El Villarreal no supo sacar partido a su ventaja y ocho minutos más tarde fue su equipo el que perdió un hombre, Héctor Font.
Agotados todos los cambios, Racing y Villarreal jugaron a la desesperada, nueve contra diez, el primero, poniendo frente a la portería de Aouate a toda su artillería (Forlán, José Mari, Callejay Guayre), aunque sin éxito, y el Racing defendiéndose como podía.
Al final, El Sardinero tuvo la victoria que demandaba desde hace quince jornadas, aunque de una manera muy diferente a lo que prometía la primera mitad, en la que se vieron algunos de los mejores momentos de juego del Racing en lo que va de temporada.