Barcelona consiguió su decimoséptima victoria luego de vencer al Athletic.
Un Barcelona menos brillante de lo habitual y que jugó sólo a ráfagas encadenó su decimoséptima victoria, duodécima en Liga, al ganar al Athletic (2-1), lo que le permite cerrar la mejor primera vuelta de su historia, con siete puntos de ventaja respecto al segundo clasificado, el Osasuna, que el sábado perdió contra el Valencia en Mestalla.
El partido empezó trabado, tal como lo había planteado el técnico visitante, Javier Clemente, quien dispuso una defensa con cinco hombres bien pertrechados atrás y dos mediocentros como Orbaiz y Gurpegi haciéndoles la cobertura para no dejar ni un sólo espacio a la delantera azulgrana.
El Barca cayó en esa tela de araña y en el ritmo lento y cansino del conjunto vizcaíno, que encima logró adelantarse al cuarto de hora de juego en el primer remate a puerta del partido: un cabezazo en plancha de Llorente a centro de Yeste (0-1).
El guión del encuentro empezaba a escribirse tal como había soñado el Athletic: con Ronaldinho desaparecido, Eto'o desasistido y la medular azulgrana ahogada en una maraña de jugadores vizcaínos que impedían la circulación rápida del balón.
Eto'o, en su primera aparición del partido, puso prueba a Lafuente a los veinte minutos de juego, y Etxeberria a punto estuvo hacer el segundo del Athletic, poco después, en un disparo cruzado que obligó a lucirse a Valdés.
Tuvo que pasar media hora de juego para ver la primer combinación de mérito del conjunto azulgrana: un pared entre Deco y Messi que acabó con un remate alto de Eto'o desde la frontal.
Esa jugada despertó al público, que comenzó a animar a los suyos, e hizo reaccionar al equipo de Frank Rijkaard, que empezó a acelerar su juego en busca de un gol que le permitiese igualar el marcador antes del descanso.
Y el tanto llegó de penal, ocho minutos antes del final de la primera mitad y después de que el árbitro sancionara con falta una mano inocente de Amorebieta dentro del área.
En el lanzamiento, Ronaldinho engañó a Lafuente y el Barca empató el partido (1-1), pero no amedrentó al Athletic que, lejos de venirse abajo, a punto estuvo de sorprender de nuevo a su rival en un cabezazo de Llorente, a la salida de un córner, que se marchó alto por poco.
En la segunda parte, el Barca salió a por el partido desde el primer minuto, consciente de que sólo podría desarbolar al Athletic si ponía más velocidad en la combinación y empezaba a aprovechar las bandas.
El equipo de Rijkaard entró al campo como un vendaval e inició un monólogo ofensivo de acoso y derribo a su rival, que apenas aguantó cinco minutos.
Primero fue Márquez quien estuvo a punto de marcar de falta, luego Messi avisó en una acción personal y, por fin, el propio Messi marcó el 2-1 al aprovechar un rechace de Lafuente a disparo de Van Bommel.
Van Bommel, muy activo en la segunda mitad, podría haber ampliado la cuenta en otros dos disparos con su pierna derecha, pero el primero pegó en la cruceta y el segundo chocó en el cuerpo de Lafuente.
Clemente quitó a Lacruz, que tenía una tarjeta y empezaba a sufrir más de la cuenta en su duelo con Ronaldinho, y puso a Iraola: un defensa por un medio para que el equipo no se echara tan atrás y tuviese algo más de presencia en la medular.
El Barca quitó el pie del acelerador para darse un respiro y el partido entró en una fase anodina en la que no hubieron oportunidades, pese a que se mantenía el domingo local.
Con el 2-1 en el marcador y a falta de diez minutos para el final, el Athletic se dio cuenta de que había aguantado las acometidas del rival sin haberse ido a la lona y que todavía no estaba todo perdido.
El equipo bilbaíno se fue hacia arriba con más cabeza que corazón, con varios balones largo hacia los puntas y un par de centros que no inquietaron a Valdés, y los locales encontraron algunos espacios para sentenciar a la contra.
Ronaldinho pudo hacerlo en una jugada individual, pero se volvió a encontrar de nuevo con Lafuente, y Eto'o, muy gris durante todo el encuentro, tampoco pudo controlar un par de balones en la frontal que le hubiesen permitido plantarse sólo ante el meta visitante.
Ahí se acabó todo el fútbol, pues al final del encuentro el juego se endureció, hasta el punto que Deco acabó expulsado con roja directa tras un rifi-rafe con Gurpegi, a quien golpeó tras recibir una falta que el árbitro no señaló.