Daniel Passarella, Confía en que la segunda parte sea buena.
Daniel Passarella fue presentado el martes por la noche como nuevo entrenador de River Plate en reemplazo de Reinaldo Carlos Merlo y, entre lo más importante que dijo en conferencia de prensa, desanimó por completo el retorno de Ariel Ortega por impedimentos financieros y sentenció que pretende un plantel que, atento a su historia, vuelve a ser competitivo y poderoso.
Passarella desechó casi toda chance de que Ortega vuelva a River al manifestar, en línea con el pensamiento del presidente José María Aguilar, que el obstáculo económico derivado del reclamo de Newells Old Boys es insalvable.
Y se encargó de dejar muy en claro que encara esta nueva etapa en River por amor a la institución, porque rechacé varias propuestas que económicamente era muy superiores.
Llamativamente, no se refirió a la actitud de Marcelo Gallardo, quien habría determinado el martes, acaso culposamente, su alejamiento y su disposición a atender ofertas en lo económico muy tentadoras de entidades del exterior.
Sí hizo mención al tema el presidente José María Aguilar, quien compartió con el Kaiser la conferencia.
Passarella insistió en su decisión de aguardar al menos un par de días para responder con mayor reflexión y serenidad preguntas directas, algunas punzantes y razonablemente urgentes que le disparó casi un centenar de periodistas que concurrió al estadio Monumental.
Estos fueron algunos de los principales conceptos vertidos por Passarella en el Salón de Honor del club de Nuñez: Todavía no hablé con los jugadores. No conozco bien la situacion que se ha vivido. Lo que quiero aclarar es que antes de hablar con los dirigentes lo hice con Merlo con los hechos consumados.
No habrá demasiado tiempo para tomar decisiones por el apretado calendario. Hay muchas ofertas y tratativas que estamos evaluando con tranquilidad, tratando de equivocarnos lo menos posible.
No me asustaria tener que enfrentar lo que se viene con el plantel actual que tiene River. Pero siempre se tiende a perfeccionar y me gustaría eso.
Con Ortega tengo un apego muy especial y siempre sería bienvenido, pero soy consiciente de una situacion económica muy complicada y tengo que ser realista y acostumbrarme a ser austero.
La Copa Libertadores siempre será para mí una deuda pendiente. Quiero un equipo competitivo y poderoso, dinámico, que maneje varios conceptos, con personalidad y protagonismo, que tenga una convivencia normal, profesional, de respeto mutuo y con alegría, de espíritu sano y con una comptetencia interna respetuosa entre los compañeros.
Estoy emocionado y contento. La gente me deseó suerte por la calle. A partir del 98 siempre soñé con volver a River. Estuve cerca varias veces y me llevé una desilusion muy grande cuando no se hizo.
Asumo por un tema afectivo, porque he tenido ofertas más grandes. Les dije a los dirigentes que podrían encontrar otro técnico más capaz que yo, pero con las mismas ganas no.
UN CONOCIDO DE LA CASA
Vuelvo a la institución que me dio todo en mi carrera deportiva y espero poder cumplir con las exigencias que se presentarán, dijo Passarella durante una conferencia de prensa en la sede del club millonario, al que regresa luego de 12 años de su anterior paso como técnico.
Passarella, de 52 años, informó que tendrá como ayudantes de campo a Alejandro Sabella y Héctor Pitarch. Durante su anterior ciclo como técnico entre 1989 y 1993 Passarella apodado el Kaiser fue tres veces campeón con River, títulos que se sumaron a los siete que había obtenido como futbolista entre 1974 y 1981.
Luego de su paso por la Fiorentina y el Inter de Italia, entre 1982 y 1988, Passarella finalizó en River su carrera como defensor en 1989.
Pese a tantos títulos, el Kaiser no cuenta con la venia de los simpatizantes millonarios, que no le perdonan los acercamientos que tuvo con el eterno rival Boca Juniors, club del que intentó ser técnico.
Además, reconoció públicamente que antes de convertirse en uno de los jugadores más simbólicos de River fue hincha de Boca. Como técnico, Passarella fue campeón con el Monterrey de México y tuvo un olvidable paso por el brasileño Corinthians.
También es el único jugador argentino integrante en los dos planteles campeones del mundo en 1978 y 1986, dirigió la selección argentina en Francia 1998 donde el país perdió ante Holanda en cuartos de final y la selección de Uruguay durante las eliminatorias de 2002 para el Mundial de Corea y Japón.