Nacional con estirpe de Campeón.
Ha concluido la temporada y con ella el Campeonato Clausura, Nacional, el equipo de los Puros Criollos, después de nueve años de larga y angustiosa espera ha conseguido, de manera justa y merecida, el título que lo consagra como el mejor equipo del fútbol ecuatoriano.
La última vuelta olímpica, los criollos la dieron en 1996 y hasta el Torneo Apertura de este año, no habían podido repetir, lo que hace algunas décadas atrás era casi una costumbre, cada fin de año y como regalo de Navidad, un título más; sin embargo en los últimos torneos, el cetro le era esquivo, por una u otra razón, por infortunio o no, en varias ocasiones el título se le escapó de las manos, y la hinchada empezó a desesperar y a abandonar al equipo, incluso en este Torneo Clausura, cuando cayó ante Liga en el Atahualpa, muchos pensaron que la historia se repetía como en los últimos nueve años.
Nacional gana el campeonato con jerarquía, con capacidad, con argumentos, no queda duda, que fueron individual y colectivamente los mejores.
Para conseguir un objetivo hay que sumar esfuerzos a través de una adecuada planificación y contar con un presupuesto que permita dictar las políticas que otorguen la tranquilidad para mirar con claridad el futuro.
El Directorio de Nacional mostró madurez y capacidad, trabajo incansablemente con la cuota de experiencia y con una gran dosis de amor y entrega. Supo elegir a quien encargar la responsabilidad de dirigir técnicamente al plantel, Ever Hugo Almeida, un ganador de raza, un triunfador en la vida y en el fútbol, como jugador y entrenador ha conseguido 28 títulos nada más y nada menos, se fusionó perfectamente con los charrúas Wilmar Cabrera y Lorenzo Carrabs y contó con todo el apoyo de excelentes profesionales ecuatorianos como César Benalcázar y el Pancho Reinoso.
El plantel de jugadores, supo asimilar su responsabilidad con la institución, con la hinchada y con la historia, esta vez no podían fallar, esta vez el título no se podía escapar, un equipo que mezcló experiencia con juventud, que priorizó lo colectivo sobre las individualidades, que luchó palmo a palmo en uno de los campeonatos más competitivos y apretados de los últimos años. No fue fácil, debió esperar hasta la última fecha, para llenar el estadio, no importó la lluvia ni el mal tiempo, se había esperado tanto, que esta vez la celebración tuvo otro sabor, no sé si mejor, pero sí diferente.
Al fin la hinchada pudo llenarse la boca y los pulmones con el grito de CAMPEÓN....La estrella número 12 en su rica historia que apenas empezó hace 41 años, Nacional con estirpe de Campeón.
Salud Campeones, el título está en las mejores manos.