El Real Madrid tiene mucho que mejorar.

Enviado por roberto el Mar, 06/12/2005 - 17:32

Yaya Touré, un centrocampista nacido en Costa de Marfil repleto de fortaleza y físico envidiable, amargó el debut de Juan Ramón López Caro en el banquillo del Real Madrid, que se llevó un excesivo castigo en su puesta en escena en Europa.

En un partido que no debía tener excesiva historia, se vio una vez más la importancia de futbolistas de perfil africano, que inundan con éxito la demarcación de medios centro en los grandes clubes de Europa.

El Olympiakos, que no se jugaba nada ya en el grupo F, encontró su primera victoria en la competición, donde Real Madrid y Lyon ya estaban clasificados.

López Caro no pudo comenzar con buen pie en su nueva y arriesgada aventura. Y eso que su equipo firmó un primer tiempo notable. Con los chicos de la cantera en el césped, se fue al descanso con ventaja 0-1, y sin agobios.

Sin embargo, todo cambió en el segundo tramo. El Real Madrid sí tuvo el control del balón en el primer tiempo. Ante el Getafe, con Luxemburgo en el banquillo, fue un club grande que jugó como un equipo pequeño.

En Atenas, en cambio, de inicio se vio un Madrid valiente, con decisión. Con una posesión interesante. López Caro plantó su sistema habitual, su 4-2-3-1, con bandas abiertas Balboa y Robinho, con Soldado en punta.

No tuvo en el primer tiempo rival el Madrid con el Olympiakos, un colectivo donde Rivaldo pasa sus últimos ratos de fútbol. Nunca dio sensación de peligro, en parte porque a Djordevic, su jugador más potable, entró poco en juego. Por ahí anduvo con solvencia Diogo, un futbolista que se aplicó en labores defensivas.

Debutaba en la Liga de Campeones los jóvenes de la cantera. Balboa, De la Red y Soldado. Los tres cumplieron. De la Red, la verdad es que no tiene nada que envidiar a Gravesen o Pablo García, por ejemplo. Es más, tiene un punto más de criterio que los dos fichajes que han llegado al club de fuera.

A los 15 minutos, Baptista tuvo el segundo gol en sus botas. Mandó al balón al larguero. Y cinco después, Soldado, con la rodilla, rozó el premio en el portal de Nikopolidis. Por fin jugó un nueve auténtico en el Real Madrid. Soldado demostró actitud, pero le faltó gol. Tras el descanso, al Madrid le faltó fluidez.

Fue otra historia. Toda la alegría que tuvo el primer tiempo, se esfumó por completo. Entre otros argumentos, porque apareció Touré con un fuelle imparable para mandar en el centro del campo. Ni Gravesen ni De la Red pudieron con el ímpetu de Touré.

A los 50 minutos, Bulut hizo el empate tras una acción de Djordevic, la única del partido. La volea de Bulut, con su pierna mala, la mandó dentro del portal de Diego López. Fue el primer aviso. Porque ni Robinho ni Baptista, los futbolistas más profesionales de mitad de campo hacia arriba, fueron verticales.

López Caro dio entrada a Adrián Martín por Balboa. Adrián estuvo mejor que Balboa, un chico que está jugando bien en Segunda división en España, pero que hoy no tuvo un día afortunado. Adrián fue de lo mejor del Madrid.

El Madrid se fue arrugando, el Olympiakos fue creciendo en el campo al no mostrar autoridad el Madrid, y una vez más la condición física resultó determinante. En la recta final, aparecició Yaya Touré, sublime y magistral, para dar la victoria a su equipo. Touré puso el alma y Rivaldo, que está ya para partidos de escaso calado, culminó a placer el 2-1. Rivaldo puso el gol, pero el gran protagonista de la noche fue un internacional de Costa de Marfil: Touré.