Hrbaty logró empatar final de la Copa Davis.

Enviado por roberto el Vie, 02/12/2005 - 15:19

Dominik Hrbaty, número uno de Eslovaquia, derrotó al croata Mario Ancic por 7-6 (7-4), 6-3, 6-7 (4-7) y 6-4, en el segundo encuentro de la final de la Copa Davis, que se disputa en el pabellón Sibamac Arena de Bratislava. Así, la serie está 1-1.

La victoria conseguida por Hrbaty mantiene vivas las opciones del conjunto eslovaco, que consiguió su primer punto en la lucha por el título y cerró la primera jornada con empate a un triunfo.

El croata Ivan Ljubicic, en el duelo de apertura, se impuso con claridad al experimentado pero muy irregular ahora Karol Kucera por 6-3, 6-4 y 6-3, sustituto a última hora de Karol Beck, inicialmente designado para disputar este partido y que argumentó una lesión en la rodilla para causar baja en el enfrentamiento.

El tercer punto de la final se disputará el sábado con el dobles. Ljubicic y Ancic son los inicialmente designados por su entrenador Niki Pilic. Y Michal Mertinak y Beck los nombrados por el capitán eslovaco Miloslav Mecir, aunque la ausencia del último en los individuales aventuran la inclusión de Hrbaty.

Por último, el domingo se definirá esta final. Se disputarán los partidos individuales de vuelta, con el siguiente programa: Dominik Hrbaty-Ivan Ljubicic y Karol Beck-Mario Ancic. Aunque Beck podría sustituido nuevamente por Kucera o bien por Mertinak.

NIVEL DE TOP-TEN

Ljubicic, Nº 9 del mundo y reciente participante en la Copa Masters de Shangai, le dio el primer punto a Croacia en la Copa Davis ante Eslovaquia. Aun como visitante, no tuvo problemas en superar en dos horas al semi retirado Kucera.

Beck estuvo involucrado esta semana en rumores que daban cuenta de un posible dóping positivo en la serie de semifinales ante la Argentina.

Ni el excesivo calor del público centroeuropeo, ni la peculiaridad de la superficie instalada en el Sibamac Arena de Bratislava, infranqueable hasta el momento, alteró el talante de Ljubicic, una de las raquetas más en forma del circuito en este tramo final del curso.

El croata de origen bosnio -es nativo de Banja Luka- se encontró de pronto con un rival al margen del cartel en las vísperas.

El veterano Kucera, ya de 31 años, envuelto en nostalgia para rememorar sus mejores momentos como jugador, enterrados desde 1998 cuando llegó a ser el sexto del mundo, afrontó el envite próximo a su retirada oficial, prevista para el próximo domingo por la tarde, una vez cerrada la final.

Fue un trámite para Ljubicic, que pasó por encima de Kucera, ahora perdido más allá de los 140 primeros del ránking y que ha disfrutado de una aparente jubilación anticipada en los dos últimos cursos, contemplando los seis títulos que tiene en su palmarés.

Ninguno cercano y ninguno excesivamente llamativo -Rosmalen (1995), Ostrava (1997), New Haven y Sydney (1998), Basilea (1999) y Copenhague (2003)-.

Sólo con el servicio el croata intimidó a su adversario. Llegó a servir a 233 kilómetros por hora. Impulso que alternó con un sólido juego desde el fondo de la pista, donde apenas fue inquietado por los arrebatos ofensivos del de Bratislava, que ejecutó tímidas subidas a la red en busca de una respuesta al dominio del balcánico.

Ljubicic, invicto en los siete partidos individuales y los tres de dobles que este año ha jugado en la Davis, se aproxima al récord de John McEnroe, que logró el título con Estados Unidos en 1982. Un año en que solventó de forma favorable los 12 compromisos que disputó. El croata está a dos de igualar aquél registro.

La magia del Sibamac Arena queda pendiente del resto de la eliminatoria. El escenario infranqueable donde España perdió su corona, donde cayó Holanda y después Argentina, está a expensas de que el número uno de Eslovaquia Dominik Hrbaty, triunfe frente a Mario Ancic en el segundo punto de la final.

PUSO TODO IGUAL

Las adversidades torcieron el optimismo de los eslovacos, miembros de un pequeño y joven país centroeuropeo apresurado por hacerse un hueco entre los meritorios del Viejo Continente estimulados por el aliento y la voluntad de sus integrantes.

La Copa Davis es un acontecimiento para presumir. Para engalanar cualquier currículo y dar brillo a un historial sin grosor por las limitaciones de un territorio que todavía asume su condición de independiente.

El azar y la permanente condición de local han impulsado al equipo eslovaco, capitaneado por Miloslav Mecir, una de las leyendas deportivas del país, al umbral de un gran triunfo. De un momento feliz. Hrbaty, un hombre de la casa, un vecino de Bratislava, ha rescatado el aliento de un equipo y de una afición invadida por cierto pesimismo. Víctima de las malas noticias que han abordado a sus componentes y por el autoritarismo con el que Croacia se apuntó el primer punto del duelo.

Pero Hrbaty, tan frío como aparenta y lleno de talento, devolvió las expectativas a todos los eslovacos. Cumplió su cometido al margen de la presión supuesta. No sin esfuerzo. Y batió a Mario Ancic, un joven y prometedor alumno de la escuela de Goran Ivanisevic que desechó una buena ocasión para empezar a convertirse, también él, en héroe nacional.

La raqueta de Split, de 21 años, estuvo desbordado por la responsabilidad. No le bastó su potente servicio. Un arma sin igual. Fue a contracorriente sometido por el aliento enervado de cuatro mil seguidores que poblaron el Sibamac Arena. Cuando cedió el primer 'tie break' no supo reaccionar. No rentabilizó sus veintinueve saques directos.

Ni las consecuencias extraídas de los cinco duelos previos que ya había disputado con Hrbaty, al que ganó en las tres más recientes. Perdió el partido aunque pareció reaccionar con la conquista del tercer set.

Hrbaty enderezó un día que nació torcido. Que amaneció con la baja de su número dos, Beck, oficialmente por una lesión de rodilla, y que alimentó las sospechas surgidas en la víspera ante un posible positivo de dopaje. El veterano Kucera, próximo a la retirada, asumió el reto del enfrentamiento de apertura frente a Ljubicic.