Mi papá, maestro y amigo.
Mi papá, maestro y amigo.
Roberto Omar Machado
De su mano y con su ejemplo crecí y todo lo que hoy soy como ser humano y profesional se lo debo a él. Crecí admirando su forma de ser, su amor, y dedicación al trabajo, el respeto y amor al micrófono y a la Bendita Pelota de fútbol.
Mis recuerdos se remontan a la época en que compartía su pasión por el fútbol. Su trabajo como profesor en la Escuela Alfonso del Hierro, donde yo tambíen asistía, con apenas tres años y obviamente sin matrícula, me daba la calidad de ser su “asistente”. De su mano, los domigos madrugaba para acompañarlo al programa que hacía en Radio Tarqui. Imposible olvidar los desayunos de los viejos cafés de la calle Benalcázar, ya que desde ahí volábamos al estadio Atahualpa para las triples o dobles transmisiones de fútbol, que fueron conquistando el corazón de miles y miles de aficionados. Me sentía privilegiado al sentir toda la emoción, estilo y pasión del fútbol, y yo junto al mejor del Ecuador.
Así fue mi niñez, fui creciendo y admirando a todos los que formaron en sus diversas épocas el equipo “Mundo Deportivo” con Carlos Efraín Machado a la cabeza. Recuerdo a Alfredo Rodríguez Coll, Eduardo Flor, Eduardo Vásconez, el “Flaco” Mosquera, Jimmy Porras, Rodrigo Ruiz, entre otros. Luego llegaron: Lucho “Baby” Paredes, Gonzalo Melo Ruiz, Salvador Landeta, Fernando Cisneros y Jacinto Bonilla, profesionales y grandes amigos con los cuales tuve ya la oportunidad de compartir.
Fue en el año 1973, recuerdo que LDU y Aucas estaban en la segunda categoría, y por insinuación de Darío Miranda tomé un micrófono por primerz vez. Apenas di las formaciones de los equipos, fue el puntapié inicial, de ahí para adelante sentí como una transfusión en mis venas, lo que sin darme cuenta empezaba a heredar: la pasión por la radio y el periodismo.
Quiero agradecerle a mi padre, porque desde el primer momento supo guiarme, sin concesiones, sin prebendas, ni ventajas. Empecé como muchos, desde abajo, buscando y ganándome un espacio, conociendo y valorando cada oportunidad. Como no agradecerle a Dios por haberme dado la oportunidad de compartir junto a mi papá la transmisión de la final del Mundial Francia 1998.
Si Carlos Efraín diariamente le agradece al Todopoderoso por lo bondadoso que ha sido con él, to quiero agraderle por haberme dado un padre que con su ejemplo, me ha marcado el sendero del trabajo, respeto, honestidad y sobre todo el amor a nuestra profesión.
Gracias Dios, por mi padre, mi maestro y mi amigo.