Mientras Portugal está a un paso de clasificar, Francia y Suiza disputarán un partido a muerte en busca de la clasificación al mundial.
Mientras Ucrania es el único país europeo que ha atravesado con éxito la clasificación para la Copa Mundial de la FIFA Alemania 2006, las dos últimas jornadas de la competición preliminar (8 y 12 de octubre) se convertirán en una carrera final para todos los demás. Así pues, la lucha por las dos primeras plazas está al rojo vivo en todos los grupos; y el 3 y el 4 no son una excepción.
En el Grupo 3, Portugal, líder con cinco puntos de ventaja sobre Eslovaquia, el segundo, debería sellar en buena lógica su billete a Alemania el sábado, en Aveiro, con motivo de la visita de Liechtenstein.
Lejos de menospreciar al rival, los hombres de Luis Felipe Scolari pondrán todo su empeño en hacer olvidar el poco glorioso partido de la primera vuelta (2-2); un empate cedido por culpa de un exceso de relajación, ya que empezaron ganando por 2-0.
La clasificación permitiría cerrar definitivamente la página de la final perdida en su Campeonato Europeo de la UEFA. El brasileño Scolari ha sabido encontrar la fórmula para reanimar a una plantilla traumatizada por aquella derrota, pero también para hacer cuajar la mezcla entre jóvenes y veteranos. Además, el regreso de Luis Figo ha provocado un segundo efecto psicológico saludable, que ha permitido a Portugal una trayectoria impecable en la fase de clasificación, con 24 puntos en 10 jornadas (esto es, sólo 3 empates), con 30 goles a favor y sólo 4 en contra.
Eslovaquia, que recibirá a Estonia, y Rusia, que hará lo propio con Luxemburgo, no pueden dejar escapar ni un solo punto. Ambas selecciones saldarán después sus diferencias el 12 de octubre en Bratislava, en una especie de final que, a priori, decidirá qué equipo va a la repesca en este grupo.
En el Grupo 4, donde los tres primeros (Suiza, Francia e Israel) figuran invictos, la situación está más apretada. Israel solamente está a un punto de los dos líderes, pero cuenta con un partido más. De hecho, el encuentro del sábado en Berna, entre Suiza y Francia, viene a constituir una final por el primer puesto.
Tras unos comienzos difíciles, los campeones mundiales en 1998 se han recuperado, gracias sobre todo al espectacular regreso de tres de sus viejas glorias: Zinédine Zidane, Lilián Thuram y Claude Makelele. En este grupo, Francia es, hasta la fecha, la única selección del cuarteto de aspirantes que ha derrotado a uno de sus rivales directos; en este caso a la República de Irlanda y a domicilio (0-1), el pasado 7 de septiembre.
Desde esa victoria, no obstante, Raymond Domenech se esfuerza por frenar la euforia de los aficionados, incidiendo en el hecho de que Suiza parte con el factor cancha a su favor. Las ausencias por lesión de Thierry Henry y, sin duda, la de David Trezeguet, víctima el domingo con el Juventus de una elongación en el muslo izquierdo, han venido a echar un jarro de agua fría sobre este bonito despertar. Todo ello pese a que Zidane ha tenido un regreso destacado con el Real Madrid.
El ganador de este encuentro habrá dado un paso de gigante hacia la clasificación, dado que los Bleus recibirán a Chipre el 12 de octubre en su último partido, mientras que los helvéticos tendrán que acudir a Dublín para medirse a unos irlandeses que ya casi no creen en sus opciones. Un empate, en cambio, favorecería en principio a Suiza, que quedaría clasificada de ganar en Irlanda, con un total de 20 puntos.
Entretanto, Israel, que recibe a Islas Feroe, no podría pasar de los 18 puntos en el mejor de los casos.
Suiza, en pos de su primera victoria en casa contra uno de sus rivales directos, confía mucho en su delantero Alexander Frei, uno de los máximos artilleros de la liga francesa. Por último, si la lucha por la primera posición es incierta, más difícil aún resulta hacer cualquier pronóstico sobre el puesto en la repesca, al que todavía pueden aspirar los cuatro primeros del grupo.