FIFA espera que se entienda efecto negativo de libre circulación jugadores
La FIFA considera que el nuevo Tratado de Reforma de la Unión Europea otorga al deporte "una base legal más fuerte que antes" y espera que se escuche su reclamación sobre "la consecuencia negativa que la libre circulación tiene en las selecciones nacionales y en los clubes".
Así lo explicó Jerome Champagne, delegado para Asuntos Especiales del presidente Joseph Blatter, en una entrevista concedida a EFE en la que afirmó que la FIFA "respeta el derecho positivo de los Estados y el comunitario" aunque debe intervenir cuando "su aplicación ciega daña la integridad de competiciones o derechos fundamentales del deporte".
"Por la ausencia de la palabra deporte en los tratados europeos desde hace más de 30 años la Unión Europea atendió los problemas del deporte sólo por la lupa económica y comercial. Ahora se ha dado un paso histórico. Por primera vez la palabra deporte está en un tratado y se tiene en cuenta su naturaleza específica y sus estructuras", explicó.
Champagne recordó los avances hechos desde la Declaración de Niza del año 2000, en la que "sin fuerza legal" se hacía referencia al deporte y al contenido del anterior Tratado, rechazado por varios países como Francia, cuya esencia, en lo relativo a deporte (artículo 282), se mantiene en el artículo 124 del aprobado la semana pasada en Lisboa.
"En las últimas semanas el presidente del COI, Jacques Rogge, envió una carta a los jefes de Estado y Gobierno para ver si se podía añadir la palabra autonomía o regulación propia, pero nos dijeron que era demasiado complicado y recibimos muchas declaraciones en el sentido de que el respeto a la estructura incluye la noción de autonomía, que es un principio fundamental del movimiento olímpico. Pero lo importante es que a esencia del artículo 282 está en el 124", explicó.
Pese a esto el portavoz de FIFA reconoció que libertad de movimiento tiene una consecuencia negativa en las selecciones nacionales y en el fútbol de clubes, problema que afecta a todo el mundo y no sólo de Europa, aunque "el promedio general en la UE es del 7 o el 8 por ciento y en el fútbol profesional es del 50 por ciento o el 60 en algunas ligas".
"Claramente hay una distorsión del mercado de trabajo de jugadores profesionales. Los clubes ricos tienen el poder, compran los mejores jugadores y con esto el resultado de las competiciones y así cobran los premios. Estamos en un círculo vicioso", afirmó Champagne, que lamentó que cada vez que han planteado esto les critican y les acusan de "xenófobos".
En su opinión hoy se "puede demostrar que la libertad de movimiento tiene una consecuencia negativa sobre los equipos nacionales pero también en el fútbol de clubes, porque los ricos compran y no tienen canteras fuertes". "Cuando se puede demostrar que la implementación puede ser peligrosa para la actividad fundamental tenemos que ser escuchados", añadió.
El directivo de FIFA recordó que hay equipos que sólo juegan con dos nacionales y aludió a la pretensión del presidente Jospeh Blatter de establecer una cuota máxima de cinco jugadores no seleccionables por club, en base a "un tema deportivo como es la elegibilidad del equipo nacional y no a una segregación por nacionalidad".
"La especificidad del deporte no tiene nada que ver con la restricción del derecho laboral de los jugadores. En 2006 firmamos un convenio con FIFPro y definimos lo que consideramos específico como la venta centralizada, la prohibición de transferencia de menores, la necesidad de obtener la liberación de jugadores para partidos internacionales, la vigilancia de los presupuestos de los clubes o la lucha contra el dopaje", agregó.
Champagne, que recordó problemas como el del Granada 74 o el de las apuestas ilegales detectado en Bélgica -no resuelto aún por la justicia- insistió en que FIFA "respeta el derecho positivo de los estados y el comunitario" y que no pide "una exención, ni un reconocimiento para construir paredes alrededor del fútbol y aislarlo".
"No somos locos, ni xenófobos. El fútbol, por definición, sobrepasa las fronteras y para nosotros es muy peligroso tener un límite donde el dinero crearía nuevas fronteras que paso a paso el fútbol destruyó por su universalidad", concluyó. EFE
Así lo explicó Jerome Champagne, delegado para Asuntos Especiales del presidente Joseph Blatter, en una entrevista concedida a EFE en la que afirmó que la FIFA "respeta el derecho positivo de los Estados y el comunitario" aunque debe intervenir cuando "su aplicación ciega daña la integridad de competiciones o derechos fundamentales del deporte".
"Por la ausencia de la palabra deporte en los tratados europeos desde hace más de 30 años la Unión Europea atendió los problemas del deporte sólo por la lupa económica y comercial. Ahora se ha dado un paso histórico. Por primera vez la palabra deporte está en un tratado y se tiene en cuenta su naturaleza específica y sus estructuras", explicó.
Champagne recordó los avances hechos desde la Declaración de Niza del año 2000, en la que "sin fuerza legal" se hacía referencia al deporte y al contenido del anterior Tratado, rechazado por varios países como Francia, cuya esencia, en lo relativo a deporte (artículo 282), se mantiene en el artículo 124 del aprobado la semana pasada en Lisboa.
"En las últimas semanas el presidente del COI, Jacques Rogge, envió una carta a los jefes de Estado y Gobierno para ver si se podía añadir la palabra autonomía o regulación propia, pero nos dijeron que era demasiado complicado y recibimos muchas declaraciones en el sentido de que el respeto a la estructura incluye la noción de autonomía, que es un principio fundamental del movimiento olímpico. Pero lo importante es que a esencia del artículo 282 está en el 124", explicó.
Pese a esto el portavoz de FIFA reconoció que libertad de movimiento tiene una consecuencia negativa en las selecciones nacionales y en el fútbol de clubes, problema que afecta a todo el mundo y no sólo de Europa, aunque "el promedio general en la UE es del 7 o el 8 por ciento y en el fútbol profesional es del 50 por ciento o el 60 en algunas ligas".
"Claramente hay una distorsión del mercado de trabajo de jugadores profesionales. Los clubes ricos tienen el poder, compran los mejores jugadores y con esto el resultado de las competiciones y así cobran los premios. Estamos en un círculo vicioso", afirmó Champagne, que lamentó que cada vez que han planteado esto les critican y les acusan de "xenófobos".
En su opinión hoy se "puede demostrar que la libertad de movimiento tiene una consecuencia negativa sobre los equipos nacionales pero también en el fútbol de clubes, porque los ricos compran y no tienen canteras fuertes". "Cuando se puede demostrar que la implementación puede ser peligrosa para la actividad fundamental tenemos que ser escuchados", añadió.
El directivo de FIFA recordó que hay equipos que sólo juegan con dos nacionales y aludió a la pretensión del presidente Jospeh Blatter de establecer una cuota máxima de cinco jugadores no seleccionables por club, en base a "un tema deportivo como es la elegibilidad del equipo nacional y no a una segregación por nacionalidad".
"La especificidad del deporte no tiene nada que ver con la restricción del derecho laboral de los jugadores. En 2006 firmamos un convenio con FIFPro y definimos lo que consideramos específico como la venta centralizada, la prohibición de transferencia de menores, la necesidad de obtener la liberación de jugadores para partidos internacionales, la vigilancia de los presupuestos de los clubes o la lucha contra el dopaje", agregó.
Champagne, que recordó problemas como el del Granada 74 o el de las apuestas ilegales detectado en Bélgica -no resuelto aún por la justicia- insistió en que FIFA "respeta el derecho positivo de los estados y el comunitario" y que no pide "una exención, ni un reconocimiento para construir paredes alrededor del fútbol y aislarlo".
"No somos locos, ni xenófobos. El fútbol, por definición, sobrepasa las fronteras y para nosotros es muy peligroso tener un límite donde el dinero crearía nuevas fronteras que paso a paso el fútbol destruyó por su universalidad", concluyó. EFE