El cielo de Quito también llora en despedida de Alex Aguinaga.
El cielo de Quito también lloró hoy, con
una pertinaz lluvia, antes y durante el encuentro de despedida de
las canchas de fútbol, del mítico centrocampista ecuatoriano Alex
Darío "El Güero" Aguinaga.
Es que se va del fútbol, uno de los más talentosos futbolistas ecuatorianos de todos los tiempos, que paseó su clase por las canchas de América, en el Mundial Interclubes del año 2000, en Europa, con el Necaxa mexicano.
Con la selección de Ecuador estuvo en ocho Copas América y luego jugó con ella en el primer Mundial en la historia de Ecuador, el de Corea del Sur y Japón 2002.
Las lágrimas rodaron hoy espontáneas, sinceras, incontenibles, no sólo por el rostro de "El Güero", de sus familiares, de amigos, sino también por las mejillas de centenas de aficionados orgullosos de su ídolo.
No podía faltar la inocencia y nobleza de los niños especiales, a los que apadrina Aguinaga, y que llegaron al homenaje para despedirse, porque aseguraron que "El Güero" no sólo fue bueno para el fútbol, sino para entenderlos y apoyarlos por sus limitaciones.
Las condecoraciones para Aguinaga, en la lluviosa y fría noche quiteña, llegaron, entre muchas, de la Asociación de Fútbol No Aficionado de Pichincha, del Municipio de Quito, de la Prefectura de la provincia de Pichincha y de Olimpiadas Especiales.
"Aquí en este estadio (Atahualpa) debuté en el profesionalismo. Aquí calificamos con la selección al primer Mundial de Fútbol (de Ecuador)", dijo Aguinaga con la voz entrecortada.
Luego añadió: "Gracias de corazón a ustedes, los del Deportivo Quito (su primer club), a los de Liga de Quito (club en el que se retiró profesionalmente en el 2005), gracias a todo el Ecuador, los quiero a todos".
"El Güero" Aguinaga no sólo recibió condecoraciones, pues también condecoró a los niños de Olimpiadas Especiales. "Este es un reconocimiento mío, de mi familia y de todos los ecuatorianos, porque ustedes son los verdaderos campeones. Gracias por dejarme ser parte de sus vidas y permitirme compartir sus triunfos", dijo.
Pero para cerrar su carrera futbolística, Aguinaga no podía retirarse de la cancha donde con sus goles o pases magistrales hizo delirar hasta el menos apasionado por el fútbol. Se fue hoy anotando un hermoso tanto, como en sus mejores tiempos.
Sin duda, la mayor alegría, en medio de la tristeza, la evidenció Aguinaga, cuando a dos minutos de la culminación del encuentro, se produjo una falta penalti en el arco contrario.
Todos esperaban el cobro del "Güero", que dejó la responsabilidad a su hijo mayor, que con la sutileza de su padre, disparó y anotó el gol del triunfo por 3-2 para el equipo de Los Amigos de Todo el Mundo, sobre Los Amigos ecuatorianos de Aguinaga.
La vuelta olímpica de Aguinaga se dio, acompañado por sus hijos, los amigos que llegaron desde varios países, también los locales, mientras las emisoras de radio y de televisión transmitieron en una mezcla de alegría y tristeza, el adiós del fútbol del eterno capitán de la selección ecuatoriana.
La vida de Aguinaga continuará en México, como directivo del Necaxa, y también para transmitir sus conocimientos a los niños de ese país, a través de una escuela de fútbol. EFE
Es que se va del fútbol, uno de los más talentosos futbolistas ecuatorianos de todos los tiempos, que paseó su clase por las canchas de América, en el Mundial Interclubes del año 2000, en Europa, con el Necaxa mexicano.
Con la selección de Ecuador estuvo en ocho Copas América y luego jugó con ella en el primer Mundial en la historia de Ecuador, el de Corea del Sur y Japón 2002.
Las lágrimas rodaron hoy espontáneas, sinceras, incontenibles, no sólo por el rostro de "El Güero", de sus familiares, de amigos, sino también por las mejillas de centenas de aficionados orgullosos de su ídolo.
No podía faltar la inocencia y nobleza de los niños especiales, a los que apadrina Aguinaga, y que llegaron al homenaje para despedirse, porque aseguraron que "El Güero" no sólo fue bueno para el fútbol, sino para entenderlos y apoyarlos por sus limitaciones.
Las condecoraciones para Aguinaga, en la lluviosa y fría noche quiteña, llegaron, entre muchas, de la Asociación de Fútbol No Aficionado de Pichincha, del Municipio de Quito, de la Prefectura de la provincia de Pichincha y de Olimpiadas Especiales.
"Aquí en este estadio (Atahualpa) debuté en el profesionalismo. Aquí calificamos con la selección al primer Mundial de Fútbol (de Ecuador)", dijo Aguinaga con la voz entrecortada.
Luego añadió: "Gracias de corazón a ustedes, los del Deportivo Quito (su primer club), a los de Liga de Quito (club en el que se retiró profesionalmente en el 2005), gracias a todo el Ecuador, los quiero a todos".
"El Güero" Aguinaga no sólo recibió condecoraciones, pues también condecoró a los niños de Olimpiadas Especiales. "Este es un reconocimiento mío, de mi familia y de todos los ecuatorianos, porque ustedes son los verdaderos campeones. Gracias por dejarme ser parte de sus vidas y permitirme compartir sus triunfos", dijo.
Pero para cerrar su carrera futbolística, Aguinaga no podía retirarse de la cancha donde con sus goles o pases magistrales hizo delirar hasta el menos apasionado por el fútbol. Se fue hoy anotando un hermoso tanto, como en sus mejores tiempos.
Sin duda, la mayor alegría, en medio de la tristeza, la evidenció Aguinaga, cuando a dos minutos de la culminación del encuentro, se produjo una falta penalti en el arco contrario.
Todos esperaban el cobro del "Güero", que dejó la responsabilidad a su hijo mayor, que con la sutileza de su padre, disparó y anotó el gol del triunfo por 3-2 para el equipo de Los Amigos de Todo el Mundo, sobre Los Amigos ecuatorianos de Aguinaga.
La vuelta olímpica de Aguinaga se dio, acompañado por sus hijos, los amigos que llegaron desde varios países, también los locales, mientras las emisoras de radio y de televisión transmitieron en una mezcla de alegría y tristeza, el adiós del fútbol del eterno capitán de la selección ecuatoriana.
La vida de Aguinaga continuará en México, como directivo del Necaxa, y también para transmitir sus conocimientos a los niños de ese país, a través de una escuela de fútbol. EFE