Canchallena.com, prestigioso rotativo argentino, ha tenido acceso a lo más íntimo y cercano de lo que ha sido la vida de Lionel Messi y empieza a publicar notas con estos relatos. En esta ocasión nos presenta como empezó la carrera de la ´Pulga´.
El leer estas líneas sin duda te trasladan y te ponen a pensar en mucho sueños y relatos de barrio, acá te dejamos la nota a tu disposición:
Sus hermanos mayores defienden los colores del club de barrio, mientras Lionel, con apenas 4 años, junto a su abuela Doña Celia, espera con ansias cumplir su primer gran sueño. De repente, una tarde el viejo Salvador Aparicio, su entrenador, miró hacia la única tribuna y le avisó a la abuela: "Leo va a jugar, pero se lo pongo cerca de la raya, así cuando llora lo saca usted solita".
Cuenta la leyenda que la primera pelota que a este benjamín le llegó a su pierna derecha no la pudo detener. Sin embargo, la segunda que tocó, esta vez con la zurda, deslumbró a todos, pese a jugar con chicos mucho más grandes que él.
Canchallena.com recorrió el club Abanderado Grandoli, que se ubica en el predio municipal Centro de Educación Física (CEF) N°8, para reconstruir las primeras gambetas y picardías de Leo con la caprichosa número cinco.
Los monoblocks y algunas calles de tierra marcan el camino hacia este potrero mejorado del sur de la ciudad de Rosario, donde algunos colegios utilizan las instalaciones por la mañana. Por la tarde, ya en un club íntegro de fútbol, se reflotan las ilusiones de todos chicos por ser el nuevo Messi.
Sin el fallecido Salvador Aparicio, el club sigue su vida institucional con los dirigentes y entrenadores del barrio, que se juntan en el club Grandoli en la doble función recreativa y social de la institución.
"Era tan diferente al resto que se notaban sus condiciones, aun siendo tan chico. Para su edad, era muy raro encontrar un chico con tanta habilidad, aunque a veces se excedía y pasaba a cuatro o cinco jugadores", cuenta Mauricio, un viejo dirigente del club.
La segunda etapa como jugador, Lionel la vivió en la famosa Máquina del '87 en las inferiores de Newell's, donde Ernesto Vecchio fue su entrenador y conoció al joven crack desde los 7 años. "Antes de que llegara a Newell's, en todo Rosario ya se hablaba del talento de un chico que jugaba en Abanderado Grandoli", recuerda Vechio.
"Comencé a trabajar con él cuando pasó a cancha grande en el Polideportivo de Bella Vista. Allí, demostró que tenía una actitud, una habilidad y una técnica distinta a todos los demás", afirma su técnico de la infancia, que estuvo 28 años en las inferiores del club leproso.
Al tiempo de añorar los tiempos de Messi en las inferiores de Newell's, Vecchio recuerda una historia del jugador jovencito: "Una vez recibió la pelota de su propio arquero, empezó a eliminar rivales y, cuando superó al arquero rival, éste se golpea con su pierna y Lionel, en lugar de convertir, paró la pelota y le pidió al árbitro que lo atendiera".
Por último, y en tono melancólico, Vecchio rememora otra historia en la que se vistió con el mismo traje que años después se pondría, por ejemplo, Pep Guardiola: "Me acuerdo que en uno de sus últimos partidos en Newell's estaba enfermo, pero igual vino y lo dejamos en el banco. Cómo íbamos perdiendo 1-0, lo llamé y le pregunté si estaba para jugar, me respondió que sí y le dije 'entrá y ganame el partido' y así lo hizo convirtiendo un gol y dando una asistencia magnífica".
La historia futbolística de Messi en la Argentina terminó precozmente a los 12 años cuando emigró a Barcelona para transformarse, con el tiempo, en el mejor jugador del mundo.
En Newell's, sueñan y añoran que las palabras de Lionel, tras su tercer Balón de Oro, se hagan realidad y que el niño pródigo vuelva para retirarse con la camiseta rojinegra.