Un día con El Conde: Cristhian Mora

¿Cuántas veces esperando la luz verde de un semáforo el retrovisor nos advierte la presencia de alguien conocido en el auto de atrás? Por lo general, el espejo solo revela a algún conocido, familiar o amigo. En nuestro caso, el espejo reveló la imagen de un mundialista.
Así fue el primer contacto del equipo de NECdeportes.com con Cristhian Mora. Nos reconoce, saluda y a entrenar.
En el vestuario, nuestro invitado era de los primeros en llegar; busca su número, el 12, entre las canastas que guardan los implementos de entrenamiento. Cristhian viste un buzo azul y un pantalón negro, su espigada figura proyecta una larga sombra sobre el campo de entrenamiento.

Mientras todos se preparaban para la práctica, dijo que nació en Vinces, pero vivió desde los cuatro años en San Miguel, provincia de Bolívar.
Habla del mundial, sobre Beckham. "Es más chiquito que yo", comenta entre risas. Se refiere a aquel tiro libre fatídico; "la toqué, pensé que la había sacado", lo dice con un cierto tono de bronca retenida.
También recuerda el urinario en el partido contra Alemania. Sé lo que pensarán nuestros lectores, en un mundial ¿recordar un urinario? Pues cuando a ese urinario se le suma la imagen de Oliver Kahn, la cosa cambia; Mora compartió el doping con el alemán: "es imponente", resalta. Para todos aquellos malpensados, el calificativo de imponente no pretende plantear un doble sentido.
Cristhian nos sorprende con su dominio de balón. La pelota rebotaba cómodamente en su pie, su habilidad no pedía ningún favor a los Salas, Saritamas o Mansos. El flaco confesó que jugaba de delantero en la selección de su provincia; por una lesión de su portero, Mora tomó el lugar... benditas casualidades.
Después de la práctica comienza el tiempo para la prensa. Cristhian es atento. Es llamado por los productores de un programa dedicado a los hinchas del rojo. Le piden un mensaje para que la gente de El Nacional llene el Atahualpa. El primer plano parece sentarle incómodo; digamos que los dotes de presentador de TV no es una de las características de Cristhian, está claro que prefiere el perfil bajo. La grabación requirió de tres tomas.
A la salida, algo apurada de Cristian, se escucha un grito amigable
-¡Morita! Falta un guante - era Manuel, el loco Cortez, el utilero.
-Ahí mismo está – replica el portero a lo lejos mientras revisa su bolso–. Aquí está, aquí está –admite con un gesto de incredulidad en su rostro.
Presentación de Meteoro, sus gustos y disgustos
Cristhian se embarca en su Mazda. Allí me llevé una primera gran impresión. En algún momento del día, ya sobre el final del mismo, el Conde confesó que era seguidor de la vieja caricatura de Meteoro; digamos que, en el trayecto desde El Nacional a su domicilio, entendí por qué. Volaba, repito, volaba. No puedo dejar de admitir que, durante una milésima de segundo, sentí un ligero arrepentimiento y hasta temor. La primera maniobra de adelantamiento incrementó mis nervios pero también me revelaba a un tipo que le encanta la velocidad y a un piloto con habilidades.
Durante el traslado, con radio Disney de fondo, Mora dijo ser un romántico, de aquellos líricos que envían flores, regalos y dedican canciones. Confesó que Bárbara, su novia, fue víctima de esos detalles, aunque no pudo precisar qué canciones le dedicó.

Entendí que a la velocidad que viajábamos, tendríamos poco tiempo para conversar mano a mano. Le pregunté sobre sus gustos, sus actividades, como si le pidiera una definición suya. El flaco no tuvo problemas, respondió con seguridad; dice no comulgar con las prácticas citadinas. No es amigo de la televisión ni de los centros comerciales ni de las radios deportivas. Recuerda que en más de una ocasión se sintió inspeccionado por ojos curiosos en las calles; por miradas de extrañeza que lo hacen sentirse extraño. También admite haberse encontrado con más de un desubicado que confunde las calles con la popular y lo insulta de la nada.
Cristhian es un hombre de campo, se siente mejor entre animales y la naturaleza. Le gusta acampar, pescar. Aunque en etapas pasadas disfrutaba de la caza, ahora se llama, entre bromas, un ecologista.
Entonces se refirió a una de sus grandes pasiones, su hacienda en San Miguel. Dice que viaja con frecuencia hacia allá para trabajar. Piensa abrir una pasteurizadora. Advierte que el trabajo recién empieza; cuenta con la colaboración de su familia y con la de algunos trabajadores para quienes, dice, está construyendo una casa.
Sin embargo, sus viajes semanales a San Miguel no solo son laborales, también es para ver a Adahí, su hija de cuatro años, otra de sus pasiones. A ella le debemos el rostro pintado de Cristhian en Alemania, fue una promesa. Cuando habla de ella se emociona, por momentos noto una voz dolida. El flaco confiesa que, por el proceso de divorcio con la madre de la nena, se dificulta poder estar cerca de ella.
Preferí cambiar de tema, le pregunto por un amigo, uno que se le venga a la mente. "Ambrossi", escapó rápidamente de sus labios. Dice que en Liga hicieron muy buena amistad. Recalca que son los únicos oriundos de Bolívar en el fútbol profesional.
Llegamos a los buzos
En su departamento encuentro mucho orden; sofás rojos que contrastan con las paredes algo cremas de la sala; en un costado, observé nítidamente acomodadas unas cuantas revistas con el rostro de Cristhian en la tapa.

El orden es mérito de Bárbara, quien luce una magnífica barriga de 8 meses de embarazo. Cristiano será el nombre del hijo de Cristhian. Entonces, como un flashback, entiendo esos instintos paternales que observé en el flaco cuando, en un ejercicio de estiramiento en la práctica, jugueteaba y mimaba al pequeño hijo de la cuchara Caicedo.
Ingresamos con Cristhian a su dormitorio, observé una pequeña colección de películas.
-¿Qué películas te gustan?- pregunté
- Solo las de animales- recalca con una leve sonrisa.
Ya con el equipo de NECdeportes.com, paseamos por sus recuerdos futboleros. Con el propósito de realizar una sesión de fotografías, la cama de Mora se llenó de su colección de buzos. Robaron nuestra atención el del seleccionado inglés, el paraguayo, el buzo de Sessa cuando jugaba en Vélez, entre otros. También se encontraban los de la selección, sin embargo, no se hallaban los usados en el Mundial; la curiosidad nos llevó a preguntar por ellos.
-Están en San Miguel-. Responde mientras continuaba revisando los buzos. Tampoco encontramos los guantes mundialistas.
-Todo lo del mundial está en San Miguel- dice Mora, y lo dice con orgullo.
Mientras el flash de la cámara se posaba sobre el invitado, pregunto, quizá impertinentemente, sobre el contenido de su velador.
-Mi compu, mis cosas... porno- contesta Cristian entre pícaras carcajadas. Bárbara, con un movimiento de cabeza horizontal, desmiente la aseveración.
En el departamento de tres habitaciones, una de ellas ya está designada para Cristiano. Mora dijo que esperan aún la llegada de la cuna. Y con la llegada de la cuna, el vértigo con el que crecen los niños pronto les hará pensar en el primer juguete, la fiesta con payaso o sin payaso, si será de que tenga un hermanito, por eso de que no crezca egoísta, o si Cristiano será delantero o arquero o...
-¡Mujeriego!- interrumpió. Y soltó otra carcajada, estaba de buen ánimo. Esta vez, Bárbara no gesticuló.
De truchas a adoquines, con Podolski de por medio.
Con el tiempo apretado (Cristhian concentraba por la noche), nos embarcamos todos en su Mazda rumbo a la ciudad de Ibarra, donde atendería unos asuntos personales. Cristhian se acomodó nuevamente en el auto, rápidamente la imagen de Meteoro volvió a mi mente; y esta vez la sensación fue compartida por mis compañeros.
Bio del Conde
Nombre completo: Cristhian Rafael Mora Medrano
Fecha de nacimiento: 26 de agosto de 1979
Lugar de nacimiento: Vinces - Ecuador
Estatura: 1,85 mts.
Peso: 73 kgs.
Posición: arquero
Perfil: derecho
Club actual: Club Deportivo El Nacional
Debut profesional: 1999 - Espoli
Mundiales: Alemania 2006
El camino era largo, la charla fluyó y varios temas se toparon. Entre ellos, Mora exaltó un plato de truchas con camarones que se sirve en un pequeño lugar cerca de Cayambe. Está convencido que es uno de sus favoritos.
A pesar del apetito encendido por los comentarios de Cristhian, este habla de fútbol, de la selección. Cuando se refirió a Vizuete lo hizo con seguridad, con confianza: "Vamos a llegar a otro mundial con él".
Retrocedimos en el tiempo, Cristhian rememora el estadio de los Yankees, su debut, su partidazo. Curiosamente no pudo precisar el nombre del italiano al que le negó el grito de gol cuando, en su primer partido con la Tri, atajó el penal. Y pensándolo mejor, Luca Toni (ese era el italiano), es quien debe recordar el nombre de Cristhian Mora, posiblemente, en sus pesadillas.
Advierte que la selección es la máxima aspiración de todos los jugadores. Sobre Édison Méndez, manifestó sentir satisfacción con su regreso. "Es un gran tipo". La actitud del volante levantó algunas suspicacias, el tema era de rigor…
-Yo daría todo por la selección- dice Mora.
- ¿Jugarías, por la selección, incluso sin recibir sueldo?- qué pregunta, ¿no?
- Yo sí- tiró enseguida, seguro.
Cristhian es un hombre de bajo perfil, no le gusta exponerse demasiado a los medios. Digamos que lo necesario. Con cierta confianza ganada, cuenta que durante el mundial de Alemania, jugó con los meniscos rotos. Lo dice de paso, quizá sin querer darle demasiada importancia; lo cierto es que no es un detalle menor. El flaco fue figura, jugó los cuatro partidos en el mundial, fue parte de las dos victorias y solo recibió un gol, todo esto sin meniscos. Créame, querido amigo, los meniscos para un jugador y más para un arquero, son muy importantes.

También confesó que ni Klose, ni Rooney, ni Wanchope le provocaron temor; al único al que tenía pavor, esas fueron las palabras del Conde, era Oti, el enmascarado. "Me reventaba", acota Cristian, y lo dice con sinceridad.
Arribamos al comedor al que hacía referencia el portero. Cristhian ingresa con familiaridad, con la confianza propia que entregan la costumbre y los años. Casi no hubo necesidad de mirar el menú; con la venia del protagonista de este relato, todos, a excepción de Bárbara, pedimos la trucha con camarones. Después llegó Julio, un gran amigo de Mora, también ordenó la trucha.
Durante el almuerzo Cristhian anticipó que el equipo de NECdeportes.com, quizá en retribución a la sugerencia de las truchas con camarón que resultaron deliciosas, colaboraría en acomodar una carga de adoquines. Como no podía ser de otra manera, aceptamos enseguida.
Subimos entonces, por un camino de piedras y tierra, hasta el criadero de venados de Cristhian. Un proyecto que, junto con Julio y otro amigo, tiene pretensiones turísticas en el sector de Cayambe. Mientras andamos por aquel camino, Mora se emociona contándonos sus planes; un terreno de parqueos, una tarabita, una gran cantidad de fabulosos animales difíciles de encontrar. Con alma de visionario, Cristhian parecía proyectar todos sus anhelos mientras hablaba.
Llegamos a una acogedora casa, se respiraba tranquilidad. En el gran patio que la rodeaba habían varios personajes; unas cuantas gallinas, otros tantos gallos, un par de alpacas y Bambi: un venado, macho y joven, que al parecer disgusta de visitas extrañas; Cristhian nos advirtió que tuviéramos cuidado pues suele enojarse con los extranjeros. Bastó el tono de preocupación de Mora para que Bambi, que ironía su nombre, nos pusiera los pelos de punta.
Entre estos personajes, se encontraba Lukas Podolski. Sí, así es, Lukas Podolski, quien con emoción, lo digo por el movimiento de su cola, quería juguetear con quien se le cruzara en el camino. Tengo que admitir que Lukas, este coqueto perro cocker, trajo un poco de serenidad.
A la orden de Cristhian, empezamos a bajar los adoquines del auto de Julio; al mejor estilo de una gran obra de albañilería, el portero mundialista y sus sombras, formamos una cadena humana para trasportar el material. "A lo que les trajimos", dijo.
La ciudad blanca

Con la satisfacción del deber cumplido, tomamos nuevamente el camino hacia Ibarra. Allí aguardaba la suegra de Mora. "Es una bestia para un negocio", confesaba el Conde, que buscaba el asesoramiento de la madre de Bárbara. Embarcados en el auto, ya acostumbrados a la velocidad, Cristhian nos contó de su obra social en el sector de Totoras, provincia de Bolívar. Nos comentó de gente agradecida, de gente humilde y de corazón abierto que, gracias al Conde, puede pasar una navidad más cómoda; personas que debido a su ayuda olvidan, aunque sea por unos momentos, sus pesares.
Faltaba poco para Ibarra, y a pesar de estar con estómago lleno, el tema de conversación seguía siendo la comida; esta vez, la ecuatoriana. Una parte del equipo de NECdeportes.com participaba del criterio de Bárbara sobre el cuy; son horribles (hubieran visto la cara de nuestro fotógrafo). Mora discrepó con el criterio; con espontaneidad, seguramente imaginándose el plato, lanzó un título de revista gastronómica: "Es un orgasmo en la lengua".
Al llegar a Ibarra, el arquero paró en una tienda de implementos de campamento. Requería algunos metros de tela para fabricarse una chompa de camuflaje que esté acorde a sus frecuentes salidas de campo.
Doña Ceci, a la cancha
Cecilia, más conocida como Doña Ceci, la costurera de confianza de la madre de Bárbara, fue la elegida para la realización de la chompa; la notamos algo recelosa por la presencia de nuestra cámara; se inquieta por su vestimenta, la preocupación pasó con el primer disparo de la cámara. Después de tomar las medidas del jugador, doña Ceci ofreció entregar la prenda el día jueves 22. Es decir, en esa fecha, Cristhian tendrá que darse una vuelta por Ibarra para recoger su chompa.
Entonces llegó el momento para que Mora cumpla con el objetivo principal de su viaje, el asesoramiento con su suegra. Los detalles de dicha conversación, queridos lectores, no podremos revelarlos. Incluso para quienes fuimos su sombra durante todo el día, existen limitaciones. Además, debemos admitirlo, era el tiempo de un descanso.

Con el tiempo encima, a la concentración
Caía el sol y Cristhian se despedía de Ibarra. Cuando notó la hora, se preocupó, faltaba poco para concentrar. Con el tiempo encima, Cristhian fue más Meteoro que nunca. En silencio, concentrado en el camino, conducía. Había que llegar a tiempo, no podía enojarse el profe.
Con todos más cansados, la charla fue off the record. Es aquí cuando comenzó, posiblemente motivados por la oscuridad, una conversación paranormal; el duende fue el invitado principal. Cristhian confesó habérselo topado durante un viaje de familia. También recordó sus experiencias sobrenaturales en San Miguel, en su infancia.
Sin embargo, los temas de conversación se volvieron menos densos sobre el final. En esta ocasión, los Simpsons, Thundercats y el Chavo, entre otros, fueron los recordados.
Llegamos a la concentración, Cristhian salió del auto apurado, tomó su maleta de entrenamiento e ingresó corriendo, se iba a reportar. Luego, una vez que el profe se cercioró de su arribo, tuvo tiempo para despedirse de Bárbara como corresponde. El beso fue registrado por la cámara. Con el equipo de NECdeportes.com correspondía un estrechón de manos y un abrazo. Nos despedimos y agradecimos los 250 km. de recorrido, las truchas y las anécdotas, las risas y las confesiones, a Podolski y a Bambi; y por supuesto, la oportunidad de pasar un día a día con quien, en algún momento fuera, las manos del Ecuador.


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Cristhian Mora compartió con el equipo NECdeportes.com fotografías de su archivo personal de su viaje a Alemania 2006. Ponemos a consideración de nuestros lectores esta excelente crónica gráfica.
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