Roland Garros presenta a 4 franceses en octavos, la mejor participación local en los últimos años
Hecho inédito en Roland Garros, Francia es el país con más octavofinalistas de la presente edición, la misma en la que los galos celebran los 80 años del torneo y añoran los 25 de su último triunfo final, el de Yannick Noah.
Gael Monfils y Julien Benneteau se han sumado hoy a Paul-Henri Mathieu, Michael Llodra y Jérémy Chardy, lo que convierte a Francia, con cinco tenistas en la nación mejor representada en el cuadro masculino, por delante de los cuatro españoles.
Con esta marca, Francia iguala su récord de octavofinalistas, que data de 1971 y los chicos toman la delantera de las mujeres, habituadas en las últimas ediciones a aguantar el estandarte francés en las rondas finales.
Frente al orgullo masculino, el tenis francés constata el desierto femenino, puesto que ninguna gala ha escrito su nombre en los octavos de final, algo que no sucedía desde hace doce años.
Pocos auguraban un escenario como éste. Las bajas de Jo-Wilfried Tsonga y de Richard Gasquet justo antes del inicio del torneo dejó al tenis francés sin sus dos bazas a priori más seguras.
Matthieu, Llodra, Chardy, Benneteau y Monfils han tomado el relevo de las dos estrellas francesas y siguen adelante en la competición.
Mathieu pasa ahora por ser el mejor francés de la competición y ha demostrado una solidez mental que le aleja del inestable y frío muchacho incapaz de cerrar duelos aparentemente fáciles.
Una tendencia que apuntala su evolución en los últimos años, puesto que Mathieu ha alcanzado los octavos de final en tres de los cuatro últimos torneos de Grand Slam.
Tendrá que poner todo su talento para afrontar en octavos al serbio Novak Djokovic, tercero mejor del mundo.
Llodra se pasea por la tierra batida de París como un tenista diferente, uno de los últimos baluartes del tenis ofensivo de saque y volea, una táctica que por el momento le ha dado resultados en larguísimos encuentros en los que, entre otros, ha dejado en la estacada al checo Thomas Berdych, favorito 13.
En su segunda visita a los octavos de final de París, su tenis se verá puesto a prueba por el talento de un joven de 19 años, el letón Ernests Gulbis, una de las revelaciones del torneo.
Inesperada es la presencia en octavos de Chardy, 145 del mundo, un joven extrovertido dentro y fuera del campo que ha avanzado a base de coraje y audacia, recetas con las que el veinteañero ha superado a David Nalbandian o Dmitri Tursunov y que volverá a poner en práctica frente al español Nicolás Almagro, 20 mundial.
Tampoco se esperaba a Monfils, quien sin embargo repetirá, por segunda vez en sus cuatro participaciones en París, los cuartos de final, tras haber mostrado también una particular aversión a la derrota ante su público y haber levantado partidos que parecían comprometidos.
El joven galo debe ahora poner a prueba su fe en la victoria frente al croata Ivan Ljubicic, trigésimo favorito.
Benneteau fue el último en acceder a la ronda y lo hizo, como en anteriores ocasiones, en un largo partido a cinco sets frente al sueco Robin Soderling, que acabó hastiado del francés.
Con su estilo de brega y poco ortodoxo, el francés puede soñar con igualar los cuartos de final que disputó en 2006, a condición de que esté dispuesto a toparse con la realidad de que su próximo rival es el número uno del mundo, el suizo Roger Federer.
Por el momento, los cinco mosqueteros franceses han hecho ya olvidar la decepción que supusieron para los galos las bajas de última hora de Tsonga y Gasquet.
El primero, finalista del pasado Abierto de Australia, había generado ilusión entre la legión que, día a día, abarrota el estadio de la Puerta de Auteil.
Pero sus problemas físicos le han dejado jugar poco desde que en Melbourne barriera a Rafel Nadal en semifinales antes de caer en el último escalón del primer Grand Slam contra el serbio Novak Djokovic.
A pocos días del inicio de la competición decidió operarse y dejar pasar esta edición de Roland Garros, un torneo que le aguarda impaciente.
Gasquet sigue siendo el primer francés de la clasificación pese a que esta temporada sus resultados dejan mucho que desear. EFE
Gael Monfils y Julien Benneteau se han sumado hoy a Paul-Henri Mathieu, Michael Llodra y Jérémy Chardy, lo que convierte a Francia, con cinco tenistas en la nación mejor representada en el cuadro masculino, por delante de los cuatro españoles.
Con esta marca, Francia iguala su récord de octavofinalistas, que data de 1971 y los chicos toman la delantera de las mujeres, habituadas en las últimas ediciones a aguantar el estandarte francés en las rondas finales.
Frente al orgullo masculino, el tenis francés constata el desierto femenino, puesto que ninguna gala ha escrito su nombre en los octavos de final, algo que no sucedía desde hace doce años.
Pocos auguraban un escenario como éste. Las bajas de Jo-Wilfried Tsonga y de Richard Gasquet justo antes del inicio del torneo dejó al tenis francés sin sus dos bazas a priori más seguras.
Matthieu, Llodra, Chardy, Benneteau y Monfils han tomado el relevo de las dos estrellas francesas y siguen adelante en la competición.
Mathieu pasa ahora por ser el mejor francés de la competición y ha demostrado una solidez mental que le aleja del inestable y frío muchacho incapaz de cerrar duelos aparentemente fáciles.
Una tendencia que apuntala su evolución en los últimos años, puesto que Mathieu ha alcanzado los octavos de final en tres de los cuatro últimos torneos de Grand Slam.
Tendrá que poner todo su talento para afrontar en octavos al serbio Novak Djokovic, tercero mejor del mundo.
Llodra se pasea por la tierra batida de París como un tenista diferente, uno de los últimos baluartes del tenis ofensivo de saque y volea, una táctica que por el momento le ha dado resultados en larguísimos encuentros en los que, entre otros, ha dejado en la estacada al checo Thomas Berdych, favorito 13.
En su segunda visita a los octavos de final de París, su tenis se verá puesto a prueba por el talento de un joven de 19 años, el letón Ernests Gulbis, una de las revelaciones del torneo.
Inesperada es la presencia en octavos de Chardy, 145 del mundo, un joven extrovertido dentro y fuera del campo que ha avanzado a base de coraje y audacia, recetas con las que el veinteañero ha superado a David Nalbandian o Dmitri Tursunov y que volverá a poner en práctica frente al español Nicolás Almagro, 20 mundial.
Tampoco se esperaba a Monfils, quien sin embargo repetirá, por segunda vez en sus cuatro participaciones en París, los cuartos de final, tras haber mostrado también una particular aversión a la derrota ante su público y haber levantado partidos que parecían comprometidos.
El joven galo debe ahora poner a prueba su fe en la victoria frente al croata Ivan Ljubicic, trigésimo favorito.
Benneteau fue el último en acceder a la ronda y lo hizo, como en anteriores ocasiones, en un largo partido a cinco sets frente al sueco Robin Soderling, que acabó hastiado del francés.
Con su estilo de brega y poco ortodoxo, el francés puede soñar con igualar los cuartos de final que disputó en 2006, a condición de que esté dispuesto a toparse con la realidad de que su próximo rival es el número uno del mundo, el suizo Roger Federer.
Por el momento, los cinco mosqueteros franceses han hecho ya olvidar la decepción que supusieron para los galos las bajas de última hora de Tsonga y Gasquet.
El primero, finalista del pasado Abierto de Australia, había generado ilusión entre la legión que, día a día, abarrota el estadio de la Puerta de Auteil.
Pero sus problemas físicos le han dejado jugar poco desde que en Melbourne barriera a Rafel Nadal en semifinales antes de caer en el último escalón del primer Grand Slam contra el serbio Novak Djokovic.
A pocos días del inicio de la competición decidió operarse y dejar pasar esta edición de Roland Garros, un torneo que le aguarda impaciente.
Gasquet sigue siendo el primer francés de la clasificación pese a que esta temporada sus resultados dejan mucho que desear. EFE