El paraguayo Juan Ángel Napout, presidente de la Conmebol, y el hondureño Alfredo Hawit, presidente interino de la Concacaf, fueron detenidos este jueves en Zúrich a pedido de Estados Unidos, confirmó la justicia suiza, precisando que ambos se han opuesto a ser extraditados al país norteamericano.
Napout, de 57 años, preside la Conmebol desde 2014 y Hawit, de 64, ocupa el cargo de presidente interino de la Concacaf desde mayo, desde la anterior ola de detenciones en Zúrich de altos cargos del fútbol, en la que fue arrestado el entonces presidente de la Concacaf, Jeffrey Webb.
Tanto Napout como Hawit fueron detenidos en su hotel de Zúrich, donde se encontraban para participar en las reuniones del Comité Ejecutivo de la FIFA, que debatió en los dos últimos días un amplio programa de reformas para restaurar la credibilidad de la organización, hundida por los recientes escándalos de corrupción.
El ministerio suizo de Justicia confirmó en un primer momento la detención de dos responsables sin facilitar su identidad. Precisó en su primer comunicado que "esos altos dirigentes habrían sido pagados a cambio de la venta de derechos de marketing relacionados con la difusión de torneos en América Latina y de las eliminatorias para el Mundial".
En un segundo comunicado se incluían ya los nombres de Napout y Hawit, señalando que se habían opuesto a ser extraditados.
La Oficina Federal de Justicia (OFJ) suiza pedirá a Estados Unidos que le haga llegar peticiones formales para una extradición dentro del plazo de 40 días previsto por el tratado de extradición en vigor entre los dos países.
Las personas afectadas pueden solicitar en cualquier momento del proceso ser extraditadas según un procedimiento simplificado, precisa la OFJ.
Siete responsables del fútbol mundial ya habían sido detenidos el 27 de mayo en Zúrich por sospechas de corrupción y de blanqueo de dinero.
Además de Webb, predecesor de Hawit en la presidencia de la Concacaf, también estuvo entre los detenidos en mayo el uruguayo Eugenio Figueredo, del que tomó el relevo Napout al frente de la Conmebol.
Aquella primera ola de detenciones llegó en vísperas del Congreso electivo de la FIFA, que reeligió pese al escándalo al presidente Joseph Blatter, pero el suizo anunció apenas cuatro días después su próxima marcha, que tiene pensado hacer efectiva el 26 de febrero, cuando se elija a su sucesor.
Ese escándalo de corrupción, bautizado como 'FIFAGate' por la prensa, tuvo un nuevo episodio este jueves con esta segunda oleada de detenciones.
Como en las detenciones de mayo, el New York Times avanzó la información antes de la confirmación oficial de la operación.
El periódico estadounidense ya adelantó desde el primer momento que entre los detenidos no estaba el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, que no participa en el Comité Ejecutivo de la organización al encontrarse suspendido durante 90 días por un controvertido pago de 1,8 millones de euros en 2011 al presidente de la UEFA, Michel Platini, presuntamente por unos trabajos de asesoría concluidos una década antes.
Platini, igualmente suspendido 90 días por el Comité de Ética de la FIFA, tampoco participaba en este Comité Ejecutivo de la FIFA, organismo del que es vicepresidente en calidad de máximo dirigente del fútbol europeo.
La reunión del Comité Ejecutivo de la FIFA, que comenzó el miércoles, continuó "como estaba previsto" pese a la noticia de las detenciones.
La FIFA anunció después en un comunicado la aprobación por parte de su Comité Ejecutivo de un programa de reformas, en el cual destaca la limitación a 12 años de los mandatos del presidente y de los miembros del Comité Ejecutivo.
Las reformas deben todavía ser sometidas al voto de las 209 federaciones nacionales en el Congreso extraordinario del 26 de febrero, fecha en la que se celebrarán también las elecciones presidenciales.
Platini, a la espera de saber si es autorizado a presentarse, es uno de los candidatos, en una lista de aspirantes que completan el suizo Gianni Infantino, el jeque de Bahréin Salman bin Ibrahim Al Jalifa, el sudafricano Tokyo Sexwale, el príncipe jordano Ali Bin Al Hussein y el francés Jérôme Champagne. (AFP)