Santiago Rivadeneira, presidente de Deportivo Quito comenta la estrategia que se está implementando para lograr que el equipo “chulla” juegue este domingo la décimo primera fecha del torneo nacional frente a Emelec.
Para la causa se convocó a una reunión con la presencia de Antonio Ricaurte, presidente de la Comisión de Deportes del Municipio de Quito, la Agremiación de Futbolistas y acreedores para comentarles los avances del proyecto Carcelén, en el que se deposita las esperanzas de la “AKD” para salir de la pesadilla.
Y es que Rivadeneira cree que de no implementar un nuevo modelo de administración este será un cuento de nunca acabar ya que cada semana reciben demandas por deudas, “la duda que se mantiene es con más de 25 acreedores”, recalcó el dirigente.
Por ello la posición del D. Quito es clara: “lo que decimos es que no hay dinero, aparte de que no hay, pero si hubiera y pagáramos seguiríamos en el mismo esquema que no funciona, esta semana pagamos 270.000, la próxima 500.000 y la sub-siguiente 800.000 y la deuda seguiría aumentando”, explicó.
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El dirigente “chulla” mira el lado positivo de la situación, ya que espera que esta crisis provoque cambios estructurales en el fútbol ecuatoriano, como ya se le hizo en otros países del continente, “los equipos manejados por sociedades anónimas obliga a los dueños y accionistas a más de manejar con “fair play” los equipos a tener responsabilidades personales, porque el accionista invierte y es responsable de los resultados y pago a los jugadores.Este modelo no lo permite generar crisis económica”, explicó según la experiencia compartida por uno de los miembros de la FIFPRO, con quienes se trató la temática.
Para el D. Quito la lucha por no desaparecer está cuesta arriba ya que hasta el viernes tendrá que cancelar 270 mil dólares o llegar a un acuerdo con los acreedores, el que consiste en ofrecerles un derecho en el proyecto inmobiliario Carcelén que luego el fideicomiso podrá ser traducido en dinero o bienes como locales comerciales o departamentos.
Al culminar el presidente fue enfático en afirmar: “si no aceptan provocaran una crisis mayor”, se pronunció, además señaló: “estamos perseverando en un modelo distinto, por ello nuestra posición es de no pago”.