La constructora OAS, que atraviesa por graves problemas económicos, puso a la venta de los estadios de las ciudades de Natal y Salvador, los mismos que fueron usados en el pasado Mundial de Brasil 2014.
La crisis que termina con la venta de estos dos estadios que fueron sedes de los partidos de la Copa del Mundo, inició a partir del caso de corrupción en Petrobras, en la que, según indican la policía local, participaron por lo menos 23 constructoras que son sospechosas de repartirse contratos con la petrolera e inflar los precios para conseguir sobornos millonarios, y entre ellas se encuentra OAS.
La constructora se acoge a la ley de protección de quiebras, anunciando la venta de varias empresas y activos, entre ellos el 50% del estadio Fonte Nova en Salvador, y el Arena das Dunas de Natal en su totalidad.
Estas ventas se suman a la crisis de varias sedes mundialistas de Brasil, pues los estadios han tenido muy duro el camino para poder financiarse ya que no tienen un calendario regular de partidos.
Entre esta crisis de los estadios destaca la dura situación del estadio de Brasilia, que por cierto fue el más caro para el Mundial, puesto que actualmente acoge las oficinas de tres secretarías del gobierno, su estacionamiento está destinado para acoger buses públicos y así mismo se celebran otros eventos que no tienen nada que ver en el fútbol, como bodas colectivas.