Es obvio suponer que al término de un campeonato, no solamente tienen que haber ganadores, con títulos en las diferentes categorías del fútbol ecuatoriano, sino también, deben existir descensos. Qué amargo es hablar de este tema, más aún, cuando lo he vivido en carne propia con el equipo de mis amores, aquel del barrio América en la hermosa ciudad de Quito. Llegamos a ser vice campeones del país, en 1969, cuando Liga Deportiva Universitaria de Quito fue campeón; y, en 1971, cuando el título le correspondió a Barcelona; pero, además, cuando la Recopa Sudamericana que se jugaba con los equipos vice campeones de cada país sudamericano, también la conquistamos en una ocasión. Sin embargo, ha transcurrido el tiempo y, de la primera categoría, estamos a dos segmentos abajo al momento. Que pena ¿verdad? Pero, lamentablemente, así es el deporte.
Acabo de leer una noticia de este mismo portal deportivo, donde Iván Romero, Jefe de Planificación de la FEF dice: “que los documentos magnetofónicos de la sesión del congreso fueron tomados en cuenta para dictaminar el descenso en la Serie B, estos se apegan a que los peores en la tabla acumulada pierdan la categoría” (esto en relación a los equipos de las provincias de Imbabura y Tungurahua: Valle del Chota y Mushuc Runa, respectivamente). Y, si él lo dice, así debe ser, ya que, conozco a Iván desde hace muchos años y, él siempre fue una gran persona, un profesional bueno y honesto, un gran amigo y, algo que no todos son, un estudioso de las leyes y las reglas del fútbol.
Cuando uno llega a conocer estas situaciones ingratas, donde equipos de fútbol, formado por gente que desea difundir este deporte, coloca todo lo que tiene y conoce para formar algo propio y, en poco tiempo, se da cuenta que nada es fácil, sino por el contrario, requiere no solamente una buena planificación, canchas deportivas, buenos jugadores, un buen cuerpo técnico, sino que, lo fundamental, es el dinero. En el fútbol profesional, sin dinero, no se consigue nada pues, si este no existe, la competencia es totalmente desigual.
Por eso, considero que la FEF, con gente tan valiosa como Iván Romero, debe buscar una forma de campeonato pero, para que se utilice en todas sus categorías pues, la diferencia de ellas, convierten a varios de los torneos, en no muy justos pues, estos deberían dar igual posibilidad a cada uno de los planteles pero, durante todo el evento. Confiemos que esta pequeña sugerencia se tome en cuenta, para que no existan estos reclamos.