Parece que el fútbol se ha empeñado en demostrar que es el deporte más apasionante del mundo. Últimamente hemos podido presenciar definiciones dramáticas en diferentes torneos a nivel mundial lo cual mantiene viva la expectativa cada vez que observamos un partido.
Títulos como el logrado por el Manchester City generan emociones indescriptibles en la afición futbolera. El equipo celeste perdía su compromiso ante el Queens Park Rangers hasta los minutos adicionales, con esto desperdiciaban la posibilidad de ser campeones. Pocos contaban con que Zenko y el ‘Kun’ Agüero se encargaran de dar vuelta al marcador y que los ciudadanos levantaran el trofeo después de 44 años.
Una situación que será recordada por muchos años fue la que sucedió en la disputa para salvar la categoría en la primera división de España. La atención se centraba en los partidos de Villarreal y de Rayo Vallecano. A falta de cinco minutos para que se terminen estos dos compromisos jugados en simultáneo los resultados eran empates sin goles. El gol de Tamudo en los 90’ dio la victoria a Rayo Vallecano y mandó a segunda categoría a Villarreal, un club que ha sido protagonista de los últimos años.
En México no se quedan atrás. La definición de la semifinal jugada entre Santos Laguna y Tigres dejó sin aliento a más de uno. Tigres ganaba el partido de vuelta en Torreón por dos a cero y con esto se adjudicaba el cupo a la final. En este caso el héroe fue Oribe Peralta que con un doblete en los últimos minutos (86’, 89’) le arrebató esa posibilidad a Tigres e hizo que Santos tenga la posibilidad de tomarse la revancha ante Monterrey.
Emelec ha sido el equipo encargado de poner la cuota de dramatismo en nuestro país consiguiendo una clasificación agónica a los octavos de final en la Copa Libertadores. Ante Flamengo dio vuelta al marcador al finalizar el partido. Y el momento cumbre fue el partido en Asunción donde parecía que quedaba fuera de la competición tras el empate de Olimpia al minuto noventa, pero J.L. Quiñónez anotó de cabeza al instante y puso a llorar al estadio Maracaná donde los brasileños soñaban con el pase a octavos.
Lamentos para unos, alegrías inolvidables para otros, pero al final, todos seguimos hipnotizados con este deporte que no para de sumar hechos históricos.