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D. Quito, un paciente crítico que se niega a morir (Audio)

Deportivo Quito ingresó ayer a terapia intensiva dentro del fútbol ecuatoriano, luego de la decisión de la directiva de no presentarse al encuentro frente a Emelec programado para este domingo por la fecha once de la segunda etapa.


Y es que esta parece la "crónica de una muerte anunciada", pues las deudas que mantiene el equipo “chulla” desbordaron los esfuerzos de los dirigentes que no se cansan de reiterar que son medidas necesarias para no continuar con un “modelo caduco de administración” que provocó esta crisis económica.


Santiago Ribadeneira, presidente de la “AKD” explicó la situación: “si hubiese puesto tres millones o veinte y siete mil dólares que se necesita para pagar a modo de préstamo, me hubiese convertido en otro acreedor”, ya que según el dirigente lo que se pretende es evitar que el equipo se siga endeudando.


Por lo que Ribadeneira es categórico en afirmar  que están implementando un modelo en el que quieren atraer a inversionistas a través de un proyecto inmobiliario y de un modelo deportivo, pues considera que “el fútbol es el mejor medio de comunicación al que el capital llega cuando el modelo de gestión es el correcto”, dijo citando el ejemplo de Atlético de Madrid el que recibió capital de un multimillonario.


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D. Quito a través del comunicado oficial de no presentación al partido envió un mensaje a sus acreedores, “esta no es la manera de recuperar su dinero”, esto según el presidente del equipo “chulla”, quien está dispuesto a asumir las consecuencias, tanto la económica como el peligro de perder la categoría.


Al concluir, Santiago Ribadeneira sentenció: “si los médicos no podemos curar a este paciente morirá la próxima semana”, dijo con nostalgia.


Al equipo de la Plaza del Teatro le queda una semana para seguir en la lucha por mantener la categoría, pero ahora la disputa no es en la cancha y frente a once jugadores, sino es fuera de ella y tendrá que enfrentarse a 25 acreedores y 27 millones de dólares aproximadamente, ya no cuenta con un guardameta que defienda su arco, sino pone por delante un proyecto inmobiliario que no logra convencer del todo a sus acreedores que semana a semana esperan su "platita".