A 138 días de la muerte de Emanuel Ortega, Sebastián Gigliotti sufrió un accidente similar en un partido de la Primera C. El delantero de Midland, hermano del ex Boca, quedó en observación por 24 horas.
La secuencia es recurrente, ya parece una costumbre que forma parte de la imprevisibilidad, la precariedad y el incumplimiento de las medidas reglamentarias de seguridad en las canchas del fútbol del ascenso. Un susto grande, que acaso por un guiño del destino, no terminó en otra tragedia. El delantero de Midland, Sebastián Gigliotti, golpeó su cabeza contra uno de los paredones perimetrales de la cancha de Argentino de Quilmes y tendido en el piso quedó inconsciente durante tres minutos. Tras ser atendido rápidamente respondió a los estímulos médicos, se le colocó un collar de Filadelfia (un aparato ortopédico que impide mover la cabeza y el cuello) y fue trasladado al hospital Isidoro Iriarte de Quilmes donde se le practicó una tomografía para su control. Más tarde fue derivado al Sanatorio de la Trinidad Mitre, donde quedará en observación por 24 horas. Sus compañeros, conmovidos por lo sucedido, se negaron a continuar jugando y el árbitro Leandro Rey Hilfer suspendió el partido.
Todo ocurrió a los 31 minutos del primer tiempo del duelo por la 32ª fecha del torneo de la Primera C, que ganaba Argentino de Quilmes por 1-0, con el cabezazo de Sergio Valenti. Apareado con un defensor, Sebastián Gigliotti -de 24 años, usa la camiseta número 9 y es hermano de Emmanuel, ex delantero de San Lorenzo y Boca- llegó exigido a la línea final, entre el córner y el área grande, e intentó lanzar el centro con la zurda. Por el envión y al no poder apoyarse bien, impactó su cabeza contra el paredón, distante a un 1,5 metro de la línea.
“Quedó inconsciente por el golpe y nos asustamos mucho. Todos fueron solidarios y ayudaron a su traslado al hospital. Siente dolor en la cabeza pero ya está contenido por sus familiares”, señaló Guillermo Almada Flores. El volante y compañero de Gigliotti apuntó luego contra las pésimas condiciones de los estadios: “Es lamentable, son los riesgos que siempre corremos. Casi todas las canchas de Primera B y C tienen esta problemática y no vemos las mejoras que tanto se prometieron. Es grave, no hay que minimizarlo. Podríamos juntarnos y hacer una medida de fuerza, pero la solución deben tomarla quienes tienen decisión y poder”.
“Fue una situación similar a la del chico Ortega, solo que esta vez no terminó en una desgracia. El golpe fue muy fuerte y por suerte reaccionó bien. No sabemos cómo, algo hay que hacer urgente con las canchas. En el ascenso no tenemos quién nos defienda”, se sinceró el DT de Midland, Gustavo Di Giuli.
“No recordaba dónde estaba y se largó a llorar. Fue un susto para todos, pensamos lo peor”, admitió César Sosa. El vicepresidente de Argentino de Quilmes también habló sobre los paredones: “El ascenso está de acuerdo en sacarlos, pero los organismos de seguridad no lo permiten. Es un tema muy profundo para trabajarlo entre los clubes, la AFA y Agremiados”.
A 138 días de la trágica muerte de Emanuel Ortega, de San Martín de Burzaco, otros futbolistas (Gonzalo Cendra de Sarmiento de Coronel Suárez el 31 de mayo, Javier Rossi de Barracas Central el 12 de julio, Pablo Legman de Atenas de Río Cuarto el 23 de agosto y Juan Capurro de Cipolletti el 24 de septiembre) también golpearon sus cabezas contra los muros perimetrales. El artículo 74 del Reglamento General de la AFA establece que deben estar a una distancia no menor a 2,50 metros. Las demoradas colchonetas de goma espuma (ya se colocaron en Colegiales y Barracas Central) aparecen apenas como un mero paliativo de prevención.
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Tomado: clarin.com