“De albañil en Ecuador a rival de Bolt en la final de 200 metros”, Marca se hace eco de la proeza del esmeraldeño

Todo el mundo se asombra con la sorpresiva clasificación de Alex Quiñónez a la final en los 200m planos en Londres 2012, por todo lo que significa. De esta manera el Diario español Marca, dedica una nota a esta histórica clasificación.

 

A continuación la nota completa a tu disposición.

 

"El sábado cumplo 23 años y es el mejor regalo que jamás hubiese imaginado", espetaba a los diarios El Comercio y MARCA tras acceder a la final de 200 metros. El atletismo es el deporte rey de los Juegos por historias como la de Álex Quiñónez (Esmeralda, 1989). El ecuatoriano acudió al tartán de Londres tras un año y siete meses de entrenamientos para saldar cuentas con la vida. De los 19 a los 21 tuvo que dejarlo todo para trabajar de albañil.

 

No quiere ahondar en exceso en aquella época, a Quiñónez no le gustan las lamentaciones. "Lo primero es mi familia y mi prioridad es conseguir dinero para ellos, sea donde sea", apunta. El atletismo engrandece los corazones, pero no tanto los bolsillos. El de Esmeralda no dudó a la hora de colgar los clavos para apuntalar otros. Aquella humildad forjó el espíritu de un ganador.

 

Quiñónez había accedido a la semifinal con el mejor tiempo de todos los participantes olímpicos, 20.28 segundos. Ni Blake ni Bolt rebajaron su registro. Muchos se hubiesen conformado con correr al lado de uno de ellos en semifinales y admirarlo desde la lejanía. El ecuatoriano sabía cuánto le había costado llegar hasta ahí y no iba a caer en la idolatría. "No vine aquí para hablar con Bolt, vine para hacer mi propia competencia y soñar", manifestaba todavía "en estado de shock".

 

A rebufo de Bolt

En la segunda serie de semifinales y junto al todopoderoso Usain Bolt, Quiñónez volvió a dejar boquiabierto al planeta. Con una progresión espectacular, terminó la carrera en 20.37 segundos, tercero tras Bolt y un sudafricano, Anaso Jobodwana . Si la carrera dura 20 metros más, la posición hubiese sido otra: "Lástima de salida, tuve a Bolt muy muy cerca”. El velocista abandonó el estadio y se fue a trotar, no quería presenciar la tercera manga. Al volver, vio que había pasado por tiempos a la final, como el francés Christophe Lemaitre. La emoción y los recuerdos de otra época le invadieron al instante.

 

En el segundo gran momento de la historia en el tartán londinense, el mundo se paralizará por la revancha entre los jamaicanos Usain Bolt y Yohan Blake. En un costado estará Quiñónez, como siempre, más allá de las cámaras. Nada le inmutará. Ni los iconos del deporte ni mucho menos la prensa, el público o la presión. La angustia por ayudar a una familia es superior a todo ello. El nombre de Álex Quiñónez sobrevivirá a muchas generaciones en Ecuador, en América y en todo el planeta. El atletismo es grande porque el alma de gente como Quiñónez también lo es.

 

Foto: EFE