No hubo fase de clasificación. Las trece selecciones participantes fueron invitadas por la organización. Se disputaron 18 partidos en 18 días de competición. El mítico estadio Centenario acogió más de la mitad. Y sobre todo, fue testigo de aquella primera final. Hace 85 años...
Las cifras oficiales hablan de 68.346 espectadores en la grada para ver cómo Uruguay y Argentina se disputaban aquel 30 de julio de 1930 el primer título de campeón del mundo.
Al descanso, los locales sufrían. Carlos Peucelle y Guillermo Stabile habían anulado la ventaja de Pablo Dorado. Podría haber sido incluso peor, porque la Albiceleste dispuso de más y mejores ocasiones. Pero se desinfló en la segunda mitad. Con algún lesionado (y en aquella época aún no se podían hacer cambios), los argentinos sucumbieron. Pedro Cea, Victoriano Iriarte y Héctor Castro sellaron la remontada.
“Es un trago amargo que jamás pude digerir. Íbamos ganando dos a uno, éramos mejores... Todavía hoy me cuesta creer el partido que perdimos”, recordaría Francisco Varallo, uno de los jugadores argentinos, en una entrevista con FIFA.com.
El capitán uruguayo, José Nasazzi, recibió de manos del Presidente de la FIFA, Jules Rimet, el trofeo de 30 cm de altura y 4 kg de peso, que se llamaba "Victoire aux Ailes d'Or". Se izó la bandera nacional en lo alto de la Torre de los Homenajes, en el sector de la Tribuna Olímpicos y jugadores y afición se emocionaron hasta las lágrimas. El día después se decretó fiesta nacional y los uruguayos celebraron todavía varias jornadas más.
UNA CARRERA DE OBSTÁCULOS
Poner en marcha el torneo no fue fácil. Se designó Uruguay como sede por su condición de campeona olímpica y sirvió para conmemorar el centenario de la independencia del país. Las selecciones europeas declinaron la invitación por el largo viaje por mar y los efectos de la dura crisis económica del momento.
A dos meses del torneo, ninguna había confirmado su participación. Sólo la intervención personal de Rimet, logró convencer a Bélgica, Francia, Rumanía y Yugoslavia. Completaron la nómina, además de los finalistas Uruguay y Argentina, México, Estados Unidos, Brasil, Perú, Bolivia, Chile y Paraguay.
Francia y México (4-1) inauguraron la competición, y Lucien Laurent fue el primer goleador mundialista. Se marcaron 70 goles, una media de 3.9 por partido y el máximo anotador fue el argentino Guillermo Stabile con 8 tantos. Estados Unidos acabó en el tercer escalón del podio.
A pesar de los complicados inicios, la final que coronó a Uruguay convenció a los más descreídos de que el mundo anhelaba esta competición. El resto, es historia.
CURIOSIDADES
Hay dos leyendas curiosas alrededor de este partido: una indica que se jugó el primer tiempo con una pelota puesta por Argentina y el segundo con una de Uruguay, y la otra, que en el entretiempo, cuando el visitante ganaba 2-1, hubo visitas extrañas en el vestuario. Finalmente, el dueño de casa se impuso 4-2.
Tomado: es.fifa.com