Aucas, inaceptable y triste conformismo

Enviado por alexisg el Lun, 19/08/2013 - 11:07

¿Los tiempos de aquel equipo monotemático, solo capaz de quebrar a los rivales por su lucha indeclinable hacia la victoria, junto a cualidades de perseverancia ofensiva e insistencia creativa con auténticos conciertos dominicales, donde el maestro de la orquesta Willy Sánchez movía su varita mágica y convertía jugadas inolvidables en goles para el recuerdo, ¿ Han llegado a su fin, aunque  faltan todavía 15 partidos por delante y  45 puntos en disputa ?. Al parecer, si, con la congoja de miles de séquitos que todavía sueñan en el milagro de fin de año.

 

Es que han pasado cuatro varios partidos y la imagen del equipo desesperado, nervioso, desconcentrado, inconexo atrincherado en su propio terreno, cediendo iniciativa, ideas y pelota, nos ha dejado perplejos, sin reacción, convirtiéndose para los hinchas en una actuación triste, inaceptable y preocupante.

 

Entonces el fútbol de fantasía se convirtió en un sistema avaro, donde muchos se ha guardado esfuerzo, capacidad, creatividad y lo principal: cariño hacia la histórica divisa.

 

Y después, todo fue lo mismo. Los desacoples defensivos infernales de los 10 primeros minutos, las imprecisiones en el medio campo, la falta de inteligencia para imponer velocidad y sorpresa, fueron argumentos que han jugaron en beneficio del rival, que, después les tuteó y les ganó valiosos puntos ante la impotencia de los “ídolos” que casi siempre salieron con la cabeza gacha y los corazones a 10 km por hora.

 

PROFUNDA AUTOCRÍTICA

 

Aucas, desde hoy, sin perder la fe, sinónimo de lucha permanente hacia la realización de ambiciosos planes, deberá sumergirse en una profunda autocrítica.

 

El último mazazo de difícil absorción (derrota 0-1) ante el modesto Técnico Universitario, fecha séptima, segunda etapa, con gol de Wilfrido Vinces, minuto 93, cuando el árbitro buscaba el centro del campo para terminar la puja, se convirtió en el umbral traumático de un período de transición, que debe servir para que los corazones vuelvan a latir a 200 km por hora y la solidaridad de equipo, donde todos corran, marquen, anticipen y participen con honestidad y alegría, sea la que impere hasta el fin de este difícil y complicado año 2013.

 

Y de aquellas mañanas soleadas del Fortín del Sur, hemos pasado a los negros nubarrones de la insospechada oscuridad. La crisis golpea con extrema dureza, provocando dolor en los más pobres, en aquellos que a veces dejan de comer para ir a aplaudir a sus ídolos. 

El club se fracciona, dentro de una mueca de sufrimiento, que al igual que su historia ha caminado dentro del drama y la indolencia, con la cobardía de muchos y la sonrisa irónica de los francotiradores, que hoy más que nunca, festejan las caídas y malas presentaciones del equipo más querido de Quito.

 

Para muchos, la situación en este año es terminal, y tendrá  muy pronto el desenlace Aucas, es decir, cuando todo iba bien, aparecieron los gandules y pelafustanes que en forma desfachatada, irrumpieron causando daño a personas decentes y honestas, que hoy tienen dolor en su alma y heridas punzantes en su corazón.

 

Los únicos que deben ponerle el pecho a las balas son los jugadores y el cuerpo técnico. Por las deficiencias exhibidas en todas las líneas, hay la necesidad de REDOBLAR EL ESFUERZO. Si es que las circunstancias obligan a una doble jornada de trabajo, que  nadie frunza el ceño, mentalizándose así que mientras se ponga dedicación y empeño, todo mejorará.

 

Es decir la campana que se insinuaba para atraparlo todo (ascenso a la serie “A”) y que para muchos ha quedado definitivamente en la nada, tras soportar días turbulentos de campanas eleccionarias, en los que curiosamente el equipo ha ido de tumbo en tumbo, el termómetro de la excitación popular, marcó su pico.

 

¿En qué se debe pensar de aquí en adelante? En tener dignidad. Al vestuario deben llegar tres cosas: extenuación, cansancio y victorias.

 

¿Qué se debe imponer en todas las canchas del Ecuador? Hombría de bien, solidaridad, concentración, despliegue físico hasta el final, pasión, fuego interno, temple, talento y triunfos.

 

La historia y tradición de siempre. Los hinchas del barrio sencillo, aquellos que no distinguen raza, creencias o billeteras, están indignados, protestan, no por los resultados, gritan su desaprobación por la falta de entrega, por aquella pasión que tienen, que se siente cada vez que hay un golpe al corazón.

 

Los partidos memorables de la época de gloria, aquellos que le dieron el título de “Ídolo de Quito”, deben aflorar mañana, rindiendo homenaje a su historia y tradición. El que no piense así, debe dejar el equipo, porque los que suden la camiseta deberán jugar todos los domingos, el resto, mejor que se queden en sus casas.

 

Hay que tener dignidad y salir de la cancha con la lengua afuera. Hay que luchar hasta fin de año, dejando lo mejor de sí en todos los partidos, no hay que tirar la toalla antes de terminar la función, así solamente piensan los mediocres y cobardes.

 

Por: Gonzalo Melo Ruiz